El grupo Roggio recupera br¨ªo
El nuevo escenario econ¨®mico de Argentina y el acceso al cr¨¦dito alivia a uno de los mayores consorcios del pa¨ªs
El cambio de Gobierno de finales de 2015 en Argentina fue una bocanada de aire fresco para la Compa?¨ªa Latinoamericana de Infraestructura & Servicios (Clisa), uno de los mayores conglomerados del pa¨ªs, que emplea a unas 12.700 personas. Se trata del buque insignia del Grupo ?Roggio, que lleva m¨¢s de 100 a?os en el sector de la construcci¨®n y en las ¨²ltimas d¨¦cadas entr¨® en los negocios de la recolecci¨®n y el tratamiento de residuos, el transporte y el servicio de agua potable. La empresa familiar, fundada en C¨®rdoba (centro), sufri¨® las consecuencias de su elevada exposici¨®n a distintas entidades gubernamentales y registr¨® cuatro ejercicios seguidos de n¨²meros rojos. En el ¨²ltimo a?o, la mejora de las condiciones de acceso al cr¨¦dito en el pa¨ªs y el impulso que cobr¨® la obra p¨²blica han sido un b¨¢lsamo para la compa?¨ªa.
¡°La historia de la empresa es la historia de la familia¡±, afirm¨® en un discurso de 2012 Aldo ?Roggio, presidente de Clisa y nieto de Benito Roggio, quien inici¨® el negocio de la construcci¨®n en 1908. Los due?os, sin embargo, han mantenido siempre un bajo perfil. Y lo han logrado a pesar de que forman parte del d¨ªa a d¨ªa de millones de argentinos. Las subsidiarias Cliba y Tecsan se encargan de la recolecci¨®n y la disposici¨®n final de residuos de 1,5 millones de personas en las ciudades y cercan¨ªas de Buenos Aires, Santa Fe y Neuqu¨¦n. A trav¨¦s de Metrov¨ªas, operan desde 1994 el metro de la capital, que en 2016 transport¨® a 324 millones de pasajeros, a lo que se suma la concesi¨®n de una l¨ªnea ferroviaria. En C¨®rdoba, la segunda urbe m¨¢s poblada, su empresa Acsa se encarga del tratamiento y la distribuci¨®n del agua que consumen m¨¢s de un mill¨®n de personas.
El principal contratista de Clisa es la Administraci¨®n, algo que afect¨® al negocio en el ¨²ltimo lustro. La subsidiaria dedicada a la construcci¨®n, Benito Roggio e Hijos, tiene una cartera de obras de 538 millones de euros (a marzo de 2017) y un 50% son carreteras. A partir de 2013 comenzaron a producirse retrasos en los pagos por parte del Estado que no se solucionaron hasta mediados del a?o pasado. A los problemas en el negocio de infraestructuras (el 35% de su facturaci¨®n en 2016), Clisa sumaba otros en el transporte (14%) y en la recolecci¨®n y el tratamiento de residuos (42%) por las demoras en las actualizaciones de las tarifas que recibe por esos servicios, en un contexto de alta inflaci¨®n y subida de costes. ¡°La empresa ten¨ªa que incurrir en financiaci¨®n de corto plazo en pesos a tasas de entre el 25% y el 35%¡±, explica Francisco G¨®mez Comelli, analista de Standard & Poor¡¯s (S&P).
En 2014, poco despu¨¦s de que Argentina entrara en un default selectivo a ra¨ªz del conflicto con los llamados fondos buitre (acreedores que quedaron fuera de las reestructuraciones de la deuda tras la crisis de 2001), S&P advert¨ªa de que Clisa se enfrentaba a una posibilidad real de incumplir sus obligaciones. Al cierre de ese ejercicio, la carga de los intereses de la deuda de la empresa era de 24 millones, un 43% de su Ebitda. El total de sus costes financieros incluso superaba ese valor.
Los nubarrones en el horizonte de Clisa comenzaron a disiparse en 2016, con las primeras medidas econ¨®micas del Gobierno de Mauricio Macri. La liberalizaci¨®n de los controles de capitales y el acuerdo con los fondos buitre favorecieron las condiciones de la empresa para acceder al cr¨¦dito exterior. Entre julio de 2016 y febrero de 2017, el grupo emiti¨® obligaciones negociables por 300 millones de d¨®lares para refinanciar su deuda. Un informe de S&P de finales de julio afirma que esa transacci¨®n ha mejorado la flexibilidad financiera de la compa?¨ªa.
Recientes impulsos
La agencia de calificaci¨®n espera que la decisi¨®n del Gobierno de impulsar las obras civiles para dinamizar la econom¨ªa beneficie a Clisa en los pr¨®ximos a?os. ¡°En 2017 no tendr¨¢ un gran impacto en la empresa, pero es probable que lo tenga a partir del a?o que viene¡±, precisa G¨®mez Comelli, que prev¨¦ un resultado positivo al cierre del presente ejercicio.
Lorenzo Sigaut, economista de la consultora Ecolatina, se?ala que la obra p¨²blica de Argentina, donde est¨¢ el 90% de la cartera de proyectos de Cliba, tom¨® impulso a fines de 2016. ¡°En este a?o electoral (2017), algunos indicadores como la producci¨®n de asfalto no s¨®lo est¨¢n en niveles r¨¦cord, sino que duplicaron los valores del a?o pasado. La duda para el a?o que viene es si ese nivel se mantendr¨¢ ante las metas de reducci¨®n de d¨¦ficit que se puso Hacienda, ya que las opciones para bajarlo son un menor gasto en obra y la reducci¨®n de subsidios¡±, afirma. Es probable que el impulso se mantenga, matiza Sigaut, si funciona bien el esquema de participaci¨®n p¨²blico-privada (PPP) que fue aprobado por ley en febrero de 2017 y que permite al Estado impulsar proyectos de envergadura con un menor gasto.
Pero no todo son buenos augurios. A finales de a?o acaban los contratos por los que el grupo opera el metro de la ciudad de Buenos Aires y una l¨ªnea ferroviaria, que son clave para su negocio en el sector del transporte y tienen un futuro a¨²n incierto. Esa actividad represent¨® el 12,5% del ebitda del conglomerado en 2016. Otra amenaza tiene origen en la ciudad de C¨®rdoba, donde el grupo est¨¢ en riesgo de sufrir acciones legales por un posible caso de contaminaci¨®n. En marzo, una planta de tratamiento de residuos industriales se vio desbordada por una tormenta y la corriente avanz¨® hacia el canal que abastece una central potabilizadora. El incidente los afect¨® por partida doble, ya que tanto la planta como la central que suministra el agua a casi un tercio de la ciudad son empresas de Cliba.
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