Que no nos defrauden m¨¢s
Tras Alemania, Europa. Todos hablan de lo mismo pero dicen cosas diferentes
Todos hablan de lo mismo pero dicen cosas diferentes. No m¨¢s ret¨®ricas ni recovecos. Ya est¨¢: con las elecciones alemanas de ayer se terminan los obst¨¢culos pol¨ªticos pretextados una y otra vez para no abordar una nueva fase europea que indique a los ciudadanos si se avanza o se retrocede en la idea final de una uni¨®n pol¨ªtica. Se acaba un ciclo y comienza otro. Por fin ha quedado desnuda, delante del espejo de la opini¨®n p¨²blica, la voluntad pol¨ªtica para dar, o no, ese gran salto adelante.
En esta etapa previa se han definido, con mayor o menor concreci¨®n, al menos tres rutas por las que tirar: la del presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker; la del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron (que afinar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas); y la de ?ngela Merkel (que depender¨¢ en una parte del tipo de gobierno que se monte en Alemania). Directamente, o a trav¨¦s de sus equipos, han barajado conceptos como el del Fondo Monetario Europeo, un presupuesto antic¨ªclico para la eurozona, un superministro de Econom¨ªa y Hacienda, cerrar la uni¨®n bancaria, un pilar social que relegitime ante los europeos las sensaciones perdidas. Y en el caso del franc¨¦s, algo que se abre camino y que ya tiene ejemplos en los Estados Unidos de Trump: un mecanismo de supervisi¨®n de las inversiones extracomunitarias (por ejemplo, chinas) en sectores estrat¨¦gicos y de telecomunicaciones. No se le llama proteccionismo.
Pero la ambici¨®n es distinta en unos y otros. ?De cu¨¢nto se va a dotar ese presupuesto?; el Fondo Monetario Europeo ?es simplemente la reconversi¨®n del Mecanismo Europeo de Estabilidad, servir¨¢ para establecer otra pata a la altura del Banco Central Europeo, llevar¨¢ la supervisi¨®n de los presupuestos nacionales, arranc¨¢ndosela a la Comisi¨®n?, ?qu¨¦ pasa con la mutualizaci¨®n de la deuda, el fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos europeos, el seguro de paro europeo o el respaldo fiscal del fondo de resoluci¨®n de los bancos? Hasta ahora Merkel -y su fiel escudero Wolfgang Sch?uble- no han querido saber casi nada de estos asuntos.
Por eso es preciso que se redefina qu¨¦ es Europa, m¨¢s all¨¢ de la rimbombante ambig¨¹edad salpicada de trampas dial¨¦cticas. Inmersa todav¨ªa la UE en la crisis del euro, la llegada masiva de refugiados a sus pa¨ªses, el terrorismo de nuevo cu?o y, sobre todo, el Brexit (la primera vez que un pa¨ªs quiere salirse de la Uni¨®n y no entrar en ella), precisa dar se?ales de vida a sus gentes en los pr¨®ximos Consejos Europeos y convocar cuanto antes una convenci¨®n que d¨¦ salidas al atasco. Europa ha de acoger a sus ciudadanos con las ideas b¨¢sicas de sus padres fundadores: prosperidad econ¨®mica sin desigualdades obscenas y protecci¨®n de los m¨¢s d¨¦biles y de los que se quedan atr¨¢s (pa¨ªses y personas), seguridad ante las adversidades de todo cu?o, y democracia en sus instituciones.
Ya no hay excusas. Es la hora de la voluntad pol¨ªtica. Hace muchos a?os George Orwell escrib¨ªa (El poder y la palabra, editorial Debate) de la tendencia a utilizar y a aceptar t¨®picos, eufemismos y met¨¢foras muertas por pereza intelectual. ?Que no nos defrauden otra vez!
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