Menos de uno de cada 10 empleados temporales se convierte en fijo
Tener un contrato temporal en Espa?a se parece mucho a una trampa de la que es dif¨ªcil salir. Al menos, es bastante m¨¢s complicado que en el resto de pa¨ªses europeos. Menos de uno de cada 10 empleados temporales pasaron a tener un contrato indefinido en 2016, concretamente el 9,8%. Este dato es el m¨¢s bajo de la serie que recoge Eurostat desde que comenz¨® a elaborarla en 2006, cuando esta tasa se acerc¨® al 30%.
La alta temporalidad del mercado laboral en Espa?a no es mala solo por su dimensi¨®n, afecta a un 26% de los asalariados. La situaci¨®n se agrava cuando se analizan los datos detallados de ese colectivo. Por ejemplo, el 91,4% tiene un contrato eventual no por voluntad, sino porque no han podido firmar uno indefinido. Y este dato se complementa, al mismo tiempo que se explica, con otro: solo el 9,8% de los temporales en 2015 se hab¨ªan convertido en indefinidos al siguiente a?o.
Contratos cada vez m¨¢s cortos y peor pagados
Salir de la trampa de la temporalidad es cada vez m¨¢s dif¨ªcil y el problema de quedarse atrapado en ella es que supone tener contratos cada vez m¨¢s cortos y peor pagados que los indefinidos.
Justo un a?o antes de empezar la crisis, en 2006, la duraci¨®n media de los contratos temporales era de 79,1 d¨ªas. El a?o pasado se redujo a 50,6 y, pese a que en los ocho primeros meses de este a?o ha crecido algo, hasta los 51,1 d¨ªas, la duraci¨®n todav¨ªa est¨¢ muy lejos de las jornadas de hace una d¨¦cada.
El recorte temporal ha sido dram¨¢tico en la industria. En este sector, donde se refugia el empleo de m¨¢s calidad, la reducci¨®n ha sido muy significativa al bajar de 161,52 d¨ªas en 2006 a 54,81 jornadas 10 a?os despu¨¦s.
La ca¨ªda de la duraci¨®n media est¨¢ muy vinculada al empuje de los contratos m¨¢s cortos, los que tienen menos de una semana. Estos suponen ahora m¨¢s del 25%, cuando hace una d¨¦cada eran 10 puntos menos.
Por lo que respecta a los sueldos, la diferencia en relaci¨®n con los indefinidos en grande. En 2015 el salario medio de un empleado fijo era de 24.561,8 euros al a?o, frente a los 16.422,5 de uno temporal; es decir, un 33,1% menos.
Estas tres cifras tienen, adem¨¢s, una caracter¨ªstica en com¨²n. Espa?a est¨¢ a la cabeza de la UE en todas. Y lo est¨¢ de forma reiterada. Cambian los pa¨ªses que la escoltan: en tasa de temporalidad, Polonia; en eventualidad no deseada, Chipre; en conversi¨®n, Francia o Malta. Pero siempre hay un denominador com¨²n: Espa?a. En el ¨²ltimo caso, el podio se construye con datos de 2015, porque para el caso espa?ol ya hay cifras de 2016 ¡ªtambi¨¦n las hay para B¨¦lgica, Bulgaria, Holanda, Portugal o Austria¡ª, pero no para otros pa¨ªses como Alemania, Francia o Italia, seg¨²n los datos publicados hasta el pasado viernes por Eurostat.
¡°La tasa de temporalidad ha dejado de ser un buen indicador de precariedad laboral¡±, expone una frase de la entrada Precariedad 2.0 en el blog Nada es gratis, escrito por cuatro economistas, estudiosos del mercado laboral espa?ol. En ¨¦l se apunta que esa cifra, el 26%, debe completarse con indicadores como la menguante duraci¨®n de los contratos. Tambi¨¦n hacen hincapi¨¦ en el incremento de los de menos de una semana, que hace una d¨¦cada supon¨ªan menos del 15% del total y en 2016 superaban el 25%.
Con esos datos, estos analistas creen que ¡°el acceso al empleo indefinido se ha hecho m¨¢s dif¨ªcil recientemente, tanto en t¨¦rminos del tiempo necesario para encontrar el primer contrato indefinido como en el n¨²mero de contratos temporales previos¡±. Y calculan ese aumento temporal para lograr un contrato indefinido: de 57 meses entre 2001 y 2007 a m¨¢s de 94 meses de 2008 a 2016.
La espera se dilata
Tambi¨¦n las cifras de Eurostat avalan esta conclusi¨®n. En 2006, la tasa de conversi¨®n de empleos temporales a indefinidos se acercaba al 30%. Ese a?o entr¨® en vigor una peque?a reforma laboral que limit¨® a dos a?os el encadenamiento de contratos eventuales por un mismo trabajador. Entonces, y justo coincidiendo con la crisis, la tasa comenz¨® a caer hasta 2011. En los ejercicios siguientes creci¨®, pero en 2015 y 2016 ha bajado hasta marcar un m¨ªnimo el a?o pasado.
La baja tasa de transici¨®n abona la hip¨®tesis de la baja eficacia de las bonificaciones para la contrataci¨®n indefinida. Este tipo de ayudas, que consisten en un descuento en las cotizaciones sociales que debe pagar los empresarios y luego son compensadas por los servicios p¨²blicos de empleo, han sido usadas por los Gobiernos de todos los colores. Y lo han sido pese a que hay m¨²ltiples estudios que demuestran que son ineficaces, sobre todo cuando se generalizan, y que, adem¨¢s, a?aden un gasto p¨²blico innecesario ya que subvencionan contratos que se habr¨ªan firmado.
Esa cifra tambi¨¦n sirve de indicio para resaltar el que es, probablemente, el mayor fraude que hay en Espa?a: el uso y, sobre todo, abuso de la contrataci¨®n temporal. ¡°Este fraude de ley se ve en la muestra continua de vidas laborales [de la Seguridad Social]¡±, apunta Jos¨¦ Ignacio Garc¨ªa-P¨¦rez, uno de los autores de Precariedad 2.0 y profesor de Econom¨ªa en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. ?l, tratando de buscar una soluci¨®n para el problema, propone una mezcla de ¡°palo y zanahoria¡±. ¡°Adem¨¢s de vigilar, hay que usar incentivos¡±, explica. Su razonamiento se basa en que solo el castigo no tendr¨ªa efecto o que, incluso, podr¨ªa ser perjudicial y castigar este tipo de empleo: ¡°Estos puestos de trabajo suelen ser poco productivos, por eso el empresario se puede permitir el contrato temporal, de lo contrario ser¨ªa indefinido. Son gente en el margen entre el paro y la temporalidad¡±.
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