Pollos con magras pechugas
La guerra de precios en el mercado de la carne av¨ªcola ha echado por tierra la rentabilidad del sector y pone en aprietos a toda la cadena de producci¨®n
Durante los ¨²ltimos a?os, distribuidores grandes y peque?os han convertido la carne de pollo en un producto reclamo con precios de oferta. Esto se ha cobrado la vida de miles de granjas av¨ªcolas y de peque?os mataderos comarcales o regionales. El resultado es que la producci¨®n y la industrializaci¨®n se han concentrado en una docena de grandes grupos, lo que ha provocado repetidas quejas de los sindicatos agrarios, la ¨²ltima de ellas el pasado mes de julio. El problema ahora es que la guerra de precios a la baja y el poder¨ªo de los distribuidores en el mercado han empezado a golpear en la cuenta de resultados de las grandes corporaciones. Al grupo Sada, que durante dos d¨¦cadas lider¨® el mercado espa?ol, no le cuadran los n¨²meros, por lo que ha decidido reducir sus operaciones a toda prisa. En una primera fase, el plan de reestructuraci¨®n implica suspender los acuerdos con cerca de 1.000 ganaderos en todo el pa¨ªs y cerrar o ajustar cuatro de las nueve plantas de producci¨®n.
Sada, fundado en 1990, es propiedad del grupo holand¨¦s Nutreco, parte a su vez del conglomerado comercial SHV. Nutreco Iberia lleva m¨¢s de una d¨¦cada desarrollando una poderosa estrategia de expansi¨®n que incluye el porcino ib¨¦rico (Inga Foods) y la producci¨®n de piensos (Nanta). Sada, por su parte, ha crecido tanto org¨¢nicamente como a trav¨¦s de la integraci¨®n de otros grupos av¨ªcolas como Copaga y Agrovic. El resultado lleg¨® a ser una producci¨®n de 2,6 millones de pollos por semana, 130 millones al a?o. El sost¨¦n de ese poder¨ªo fue el acuerdo para convertirse en interproveedor de Mercadona, que vende una quinta parte del pollo fresco que se consume a diario en Espa?a.
Producir un kilo de pollo cuesta 2,70 euros y el precio de venta en Espa?a es de 2,20
Pero en 2013 Mercadona anunci¨® el progresivo traspaso de su jugoso contrato del pollo a otro empresario que ya prove¨ªa al grupo valenciano de derivados del cerdo, privando a la filial de Nutreco de su mayor mercado. Pasado un periodo transicional de tres a?os, Sada ha tenido que adaptarse a la p¨¦rdida de los sustanciosos y, sobre todo, regulares ingresos que obten¨ªa de la corporaci¨®n presidida por Juan Roig. Consecuencia de esa nueva coyuntura, el grupo se vio obligado a reducir sus necesidades de producci¨®n para atender a esa menor demanda, tanto de otras cadenas de distribuci¨®n como de los mercados exteriores.
Cierres de plantas
Dos plantas cierran: una en Valladolid y otra en La Rinconada (Sevilla), pasando la producci¨®n de esta ¨²ltima a la de Alcal¨¢ de Guada¨ªra, en la misma provincia. Otra f¨¢brica, en Lominchar (Toledo), ajusta plantilla, y otra en Rafelbunyol (Valencia) se vende al grupo Uvesa, de la competencia. Para el resto, el grupo holand¨¦s aporta 10 millones de euros para mejorar la eficiencia de la producci¨®n. Pero el impacto importante ser¨¢ sobre los ganaderos con los que Sada manten¨ªa un contrato de producci¨®n por integraci¨®n. Bajo este sistema, el productor recibe una camada de pollitos de la empresa y los piensos y medicamentos necesarios para su engorde. Sada no ha querido indicar cu¨¢l va a ser el impacto en puestos de trabajo del plan de ajuste, pero ha se?alado que a muchos empleados se les han ofrecido alternativas dentro de la propia empresa.
Sin embargo, al margen de las cuestiones concretas que afectan a la empresa holandesa, la realidad es que el sector del pollo arrastra un largo calvario de penurias. El n¨²mero de ganaderos ha pasado de m¨¢s de 10.000 a cerca de 5.000. Pero el 80% de la producci¨®n de pollo est¨¢ en manos de grupos como la propia Sada, las navarras Uvesa y Grupo AN, la madrile?a (excatalana) Vall Companys, la cooperativa orensana Coren, las catalanas Padesa y Guissona o la valenciana Avinatur.
Sada, filial del grupo Nutreco y exproveedor de Mercadona, es una de las firmas m¨¢s afectadas
El principal problema ha sido denunciado repetidas veces por el sector y confirmado por el Observatorio del Ministerio de Agricultura: producir un kilo de pollo cuesta 2,70 euros, pero mientras que en Francia se comercializa a 3,50 euros, el mismo grupo al sur de la frontera lo vende a 2,20. La salida de las industrias ante esta situaci¨®n se ha traducido en la apuesta por comercializar por separado las diferentes partes del pollo, en lugar de unidades enteras; as¨ª se logra una m¨ªnima rentabilidad. El sector del pollo fresco se ha visto afectado tambi¨¦n en los ¨²ltimos tres a?os por un recorte en el consumo: m¨¢s de un 5%, de 14 a 13 kilos por persona y a?o. La recuperaci¨®n econ¨®mica ha devuelto el hambre por otras variedades de carne o por los platos preparados.
Los peque?os productores tambi¨¦n denuncian que la baja rentabilidad se refleja en los repetidos incumplimientos de los acuerdos de producci¨®n por integraci¨®n por parte de las grandes firmas: sencillamente, no les facilitan las cinco camadas pactadas que, en muchos casos, marcan el l¨ªmite de la sostenibilidad de una instalaci¨®n. Rom¨¢n Santalla, responsable ganadero de la organizaci¨®n agraria UPA, confiesa que, como ganadero y representante de su organizaci¨®n, tiene la obligaci¨®n de defender la rentabilidad de la actividad de los granjeros.
Pero, a la vez, apunta que en muchos casos se pregunta si puede exigir a las industrias pagar m¨¢s a los ganaderos si dichas empresas se hallan en muchos casos cogidas del cuello por los grandes grupos de la distribuci¨®n, que imponen condiciones y m¨¢rgenes leoninos. Desde esta posici¨®n reclama la necesidad de que la Administraci¨®n y los partidos pol¨ªticos hagan los trabajos legislativos necesarios para que una parte de la cadena, la m¨¢s fuerte, no se acabe cargando el resto: la industria y la producci¨®n agraria. En este escenario, el pollo solo ser¨ªa un ejemplo. Por ahora, el ¨²ltimo.
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