La soluci¨®n es pol¨ªtica

Pasar¨¢ alg¨²n tiempo hasta que se puedan cuantificar los da?os econ¨®micos causados por el proc¨¦s. Hoy se ofrecen estimaciones y estad¨ªsticas parciales¡ªinferidas correctamente, pero con l¨®gicas inexactitudes¡ª de datos mensuales o trimestrales. Pero el caso es que los efectos sobre la econom¨ªa catalana y espa?ola constituyen un trazo continuo que debe evaluarse en toda su amplitud. S¨ª, sabemos que el paro crece m¨¢s que en otras comunidades desde que se concret¨® la desafortunada met¨¢fora del choque de trenes, que el empleo crece menos, que el consumo disminuye; tambi¨¦n la inversi¨®n y que el turismo, uno de los puntos fuertes de la econom¨ªa catalana, se est¨¢ retrayendo. Sabemos que m¨¢s de 2.000 empresas han dejado Catalu?a, lo cual, a pesar de que la producci¨®n y la rentabilidad permanezca en la comunidad, no deja de ser un voto tajante en contra de la llamada v¨ªa unilateral y del riesgo que implica salir de Europa y una advertencia para quien tenga que calcular los ingresos fiscales de la Generalitat en el futuro. Pero todav¨ªa no conocemos la extensi¨®n de la mancha, su profundidad y su duraci¨®n.

Por encima de todo, todav¨ªa no est¨¢ claro lo que hay que hacer para recuperar con cierta premura la confianza en la econom¨ªa catalana, atacada hoy por el virus de la incertidumbre. El t¨¦rmino ¡°incertidumbre¡± se maneja con cierta frivolidad en los an¨¢lisis de urgencia. La incertidumbre describe la situaci¨®n de un sistema en el que no es posible calcular las variables sociales, econ¨®micas o pol¨ªticas que determinan la rentabilidad de una inversi¨®n. En un escenario as¨ª, la decisi¨®n de invertir tiende a cero; no se trata de que caiga la inversi¨®n nueva, sino que tiende a desparecer. Es el caso de Catalu?a durante el proc¨¦s. El argumento independentista, fabricado para consumo propio a modo de placebos que se suministran a sabiendas de que nadie cree en ellos, de que ha sido la acci¨®n del Gobierno (violencia, art¨ªculo 155) la que ha causado al incertidumbre es irrelevante y perjudicial. Porque aunque se aceptara la premisa, lo cierto es que esa acci¨®n vino determinada por la amenaza de secesi¨®n y de abandonar Europa, que es lo que preocupa a quienes invierten; y porque la pertinacia en el error de an¨¢lisis empuja a consumidores, turistas, inversores y flujos financieros a suponer que la amenaza no ha cesado.

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No es f¨¢cil disolver la incertidumbre, porque lo que se ha producido una vez (intento de secesi¨®n) puede volver a repetirse; para ser exactos, tiende a repetirse, seg¨²n el agudo dictamen de Hannah Arendt. Puesto que la causa del da?o econ¨®mico es pol¨ªtica, el primer paso de la soluci¨®n tambi¨¦n debe ser pol¨ªtico. La eficacia de ese paso se medir¨¢ a partir del 21 de diciembre, pero no s¨®lo por efecto inmediato del resultado electoral, sino por la expectativa de que se produzca un viraje ¡ªimpl¨ªcito o expl¨ªcito, aunque mejor lo segundo¡ª de los partidos que defendieron la DUI hacia posiciones de seguridad jur¨ªdica y de lealtad institucional. Obs¨¦rvese que ambos t¨¦rminos est¨¢n fuertemente unidos, porque las leyes deben ser las que comprometen a la econom¨ªa catalana con el mercado nacional y porque la lealtad constitucional es la que ata a la econom¨ªa espa?ola con la econom¨ªa europea.

Sin ese primer paso, el camino hacia la recuperaci¨®n de la confianza se antoja largo y tortuoso. No valen recetas parciales (un plan de incentivos fiscales no sustituye la seguridad jur¨ªdica); la decisi¨®n y la soluci¨®n son pol¨ªticas.