El desprecio republicano por la clase trabajadora
La reforma fiscal beneficia, sobre todo, a los multimillonarios que viven de las rentas
Siempre podemos estar seguros de que los republicanos van a hacer dos cosas: tratar de bajarles los impuestos a los ricos e intentar debilitar el colch¨®n de seguridad para los pobres y la clase media. Pas¨® con George W. Bush, que le baj¨® dr¨¢sticamente los impuestos al 1% m¨¢s rico de la poblaci¨®n y pretendi¨® privatizar la Seguridad Social. Y lo mismo ha ocurrido con el presidente Trump; las propuestas legislativas del partido no muestran asomo alguno del populismo adoptado por Trump en la campa?a electoral.
Pero mientras un proyecto de ley tributaria terrible, in¨²til y muy malo va camino de la votaci¨®n definitiva, algo se ha a?adido a la mezcla. Como de costumbre, los republicanos intentan afligir a los afligidos y acomodar a los acomodados, pero no tratan igual a todos los estadounidenses con una renta dada. Por el contrario, su proyecto de ley ¨Cdel que no tenemos todos los detalles, pero cuya forma est¨¢ clara¨C favorece enormemente a los propietarios, ya sea de empresas o de activos financieros, frente a aquellos que simplemente trabajan para ganarse la vida.
Y este trato de privilegio a los ingresos no salariales no es accidental. Los republicanos de hoy exaltan a los "creadores de puestos de trabajo", es decir, a quienes poseen empresas, ya sea directa o indirectamente, a trav¨¦s de sus carteras de acciones. Al mismo tiempo, muestran un desprecio impl¨ªcito por los meros empleados.
Hablar¨¦ enseguida de ese desprecio. Pero primero, el proyecto de ley tributaria: el elemento m¨¢s caro es un fuerte recorte del impuesto de sociedades. Aunque parte de esta rebaja fiscal podr¨ªa filtrarse hacia abajo en forma de subidas salariales, los economistas especializados en temas tributarios coinciden en que la mayor parte de la rebaja ir¨¢ a parar a los accionistas, no a los trabajadores. De modo que es principalmente una rebaja fiscal para los inversores, no para la gente que trabaja para ganarse la vida.
Y el segundo elemento m¨¢s importante del proyecto de ley es una exenci¨®n fiscal para personas cuyos ingresos proceden de la propiedad de una empresa y no de un salario. El Centro de Pol¨ªtica Tributaria, una instituci¨®n independiente, ha evaluado el proyecto de ley del Senado, que es al que se espera que se parezca la ley definitiva. En su opini¨®n, la ley reducir¨ªa los impuestos a los propietarios de empresas, de media, tres veces m¨¢s de lo que se los reducir¨ªa a aquellos cuya fuente de ingresos principal sea un salario o una renta del trabajo. En el caso de los trabajadores muy bien remunerados, la diferencia ser¨ªa a¨²n mayor, de hasta 10 a uno.
Como se?ala Howard Gleckman, uno de los profesionales del centro, esto podr¨ªa significar, por ejemplo, que "un socio de una empresa inmobiliaria obtuviese una reducci¨®n tributaria mucho mayor que un cirujano empleado en un hospital, aunque sus ingresos sean los mismos". (S¨ª, buena parte del proyecto de ley parece espec¨ªficamente dise?ado para beneficiar a la familia Trump).
Si suena a mala pol¨ªtica es porque lo es. M¨¢s que eso, abre las puertas a una org¨ªa de evasi¨®n fiscal. Supongamos que logro que The New York Times deje de pagarme un salario, y en cambio le pague esa misma cantidad a Krugmanomics S. L., una empresa de asesor¨ªa compuesta por una sola persona ¨Cyo¨C que vende art¨ªculos de opini¨®n. Seguramente lograr¨ªa como resultado una buena rebaja de impuestos.
Por supuesto, la ley contendr¨¢ complicadas normas pensadas para limitar ese enga?o al sistema, y probablemente impedir¨¢n que yo personalmente me aproveche de la nueva laguna jur¨ªdica. Pero como Gleckman dice respecto a estas normas, "puede que algunas fallen y que otras funcionen demasiado bien", es decir, denegar la exenci¨®n fiscal a algunos propietarios de empresas que realmente deber¨ªan tener derecho a ella. Por t¨¦rmino medio, sin embargo, es probable que fallen: se perder¨¢ mucho dinero a favor de quienes juegan con el sistema. Pens¨¦moslo bien: estamos enfrentando una legislaci¨®n dise?ada a toda prisa, redactada sin la opini¨®n de expertos y en solo unos d¨ªas, contra los abogados y los contables m¨¢s inteligentes que el dinero puede comprar. ?Qu¨¦ bando creen ustedes que ganar¨¢?
En consecuencia, no es arriesgado suponer que la ley aumentar¨¢ el d¨¦ficit presupuestario m¨¢s de lo actualmente proyectado. Y mientras tanto, a pesar de todas sus promesas de simplificar nuestro sistema tributario, los republicanos lo han complicado en realidad hecho mucho m¨¢s. ?Por qu¨¦?
A fin de cuentas, el proyecto de ley tributaria parece una pol¨ªtica horrible en todos los sentidos. Reducir el impuesto de sociedades es enormemente impopular; incluso entre los republicanos, la proporci¨®n de los partidarios de subirlo probablemente iguale a la de quienes piensan que deber¨ªa bajarse. Las rebajas fiscales de Bush, al menos en principio, contaron con un amplio (aunque injustificado) respaldo popular; pero la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos desaprueban el actual plan republicano.
Pero los republicanos parecen incapaces de evitarlo: su desd¨¦n por los estadounidenses que son meros trabajadores, frente a los inversores, los herederos y los propietarios de empresas, es tan profundo que no logran contenerlo.
Cuando comprend¨ª en qu¨¦ medida los planes tributarios del Partido Republicano favorecer¨ªan a los propietarios, en contra de los trabajadores de a pie, record¨¦ lo que ocurri¨® en 2012, cuando Eric Cantor ¨Centonces presidente de la C¨¢mara de Representantes¨C intent¨® celebrar el D¨ªa del Trabajo. Public¨® para la ocasi¨®n un tuit que no mencionaba para nada a los trabajadores, sino que elogiaba a quienes "han construido una empresa y se han labrado su propio ¨¦xito".
S¨ª, fue una simple metedura de pata, pero muy reveladora; Cantor, producto de la c¨²pula republicana all¨¢ donde los haya, siente tan poco respeto por los trabajadores estadounidenses que olvid¨® incluirlos en un mensaje sobre el D¨ªa del Trabajo.
Y ahora ese desd¨¦n se ha trasladado a la legislaci¨®n, en forma de proyecto de ley que trata a cualquiera que trabaje para otro ¨Ces decir, la inmensa mayor¨ªa de los estadounidenses¨C como un ciudadano de segunda clase.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2017.
Traducci¨®n de News Clips.
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