Corte murciano a la medida
Alarsis exporta maquinaria para modelar casi cualquier material
Juan Mariano S¨¢nchez Vera habla sobre la filantrop¨ªa de Elon Musk y se infiere una admiraci¨®n no exenta de envidia, del deseo de seguir sus pasos. Intenta emular al cofundador de Tesla empleando cada a?o gran parte de las ganancias que generan sus negocios para invertir en I+D. As¨ª es como ha conseguido que Alarsis, la empresa que fund¨® hace 12 a?os, lleve un ritmo de crecimiento anual del 30%, con una facturaci¨®n de hasta 3,5 millones de euros.
Empez¨®, como en el caso de algunos gur¨²s del otro lado del oc¨¦ano, en un peque?o cuarto de su casa, en Alhama de Murcia. "El taller", lo llamaba, antes de que la familia decidiera darle otro uso. Su inter¨¦s por la inform¨¢tica ¡ªno plasmada en ninguna carrera sino en una omn¨ªvora y autodidacta inquietud adolescente¡ª le llev¨® a dise?ar una web de aeromodelismo, otra de sus aficiones, sin ning¨²n objetivo mercantil. "Informatiz¨¢bamos empresas cuando no hab¨ªa ni Windows, pero esto era simple afici¨®n", dice, recordando esa etapa de hace m¨¢s de tres d¨¦cadas. Mientras, pasaba por diferentes oficios. Hasta que el hecho de ofrecer unos kits espec¨ªficos para los aeromodelos atrajo a compradores inesperados.
"Nosotros solo ofrec¨ªamos el modelo en kit, pero se dispararon las peticiones y ¡ªjunto con otra persona¡ª creamos una m¨¢quina de corte con hilo caliente", resume a sus 55 a?os, frente a la nave donde ahora re¨²ne a una plantilla de 24 empleados. "Fueron los clientes los que crearon la necesidad", explica. "Naci¨® como algo natural", apunta: viendo el potencial de ser ¨¦l quien no solo encargara las piezas sino tambi¨¦n el que las fabricara, surgi¨® aquel primer 'invento'. Aquel prototipo es el que se usa habitualmente para el poliestireno o corcho blanco, pero para materiales como el metal o la madera hacen falta otros, que, con el tiempo, se fueron incorporando a las instalaciones de la compa?¨ªa. "Por arranque de viruta o fresadora, l¨¢ser, de plasma, de chorro de agua y de hilo caliente", enumera, mostr¨¢ndolos a la vez. Mientras, varios operarios ultiman los ¨²ltimos ejemplares encargados, montando el sistema inform¨¢tico, uniendo las barras o limpiando la superficie.
A pocos metros
Para congregar las piezas, elaborar las m¨¢quinas, dise?ar y controlar la producci¨®n, S¨¢nchez Vera ocupa tres dependencias de un pol¨ªgono industrial que a mediod¨ªa de una jornada entre semana pinta desangelado. "En una est¨¢n las oficinas y el producto final; en otra, el mecanizado; y en otra, el almac¨¦n", se?ala. Tambi¨¦n hay ejemplos de los que pudo ser y se qued¨® en maqueta. "Hay veces en que, para llegar a lo definitivo, se pasa por varias pruebas", arguye. Todas se sit¨²an a pocos metros de su casa y del centro urbano de esta localidad del sur de Murcia, con unos 21.000 habitantes. Resulta curioso imaginar que desde aqu¨ª zarpan centenares de paquetes a destinos como Arabia Saud¨ª, Singapur, Emiratos ?rabes Unidos, Argelia, Marruecos o EE UU.
Y as¨ª es: primero con un socio y ahora en solitario, S¨¢nchez Vera y su equipo han fabricado m¨¢s de 1.000 m¨¢quinas, seg¨²n sus c¨¢lculos a bote pronto. "En 2017 fabricamos 143, y llevamos as¨ª unos cuantos a?os", justifica. "Comenzamos dos due?os con los kits para aeromodelismo. Un socio de Bilbao y yo. As¨ª estuvimos una d¨¦cada, hasta que decid¨ª por comodidad comprar su parte", cuenta, nombrando tambi¨¦n a las dos personas que le acompa?aron desde el inicio: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez Puerta y Juan Manuel Celdr¨¢n. La llegada al mercado internacional se dio gracias a unos distribuidores ingleses. "Conoc¨ªan a gente en Emiratos ?rabes Unidos y nos encargaron cosas para cortar paneles de fibra". Hasta esas latitudes se ha trasladado varias veces. Suele ir acompa?ado ¡ª"por el idioma", explica¡ª aunque cada vez delega m¨¢s.
"Tenemos una patente para cortar paneles de fibra y hacer los conductos del aire acondicionado", contin¨²a. Gracias a eso, su mercado se expandi¨® al principio y pudo empezar a contratar. "En realidad, est¨¢ todo inventado. Yo no he hecho nada", incide entre una fila de hierros por ensamblar y cajas que se apilan en las esquinas. El procedimiento habitual, a?ade, es que el cliente pide un modelo y un presupuesto. Cada aparato oscila entre los 4.000 y los 120.000 euros. Una vez se eligen, tardan entre cuatro y 10 semanas en enviarlo.
Electricistas, montadores, t¨¦cnicos y dos ingenieros completan una cadena de la que salen figuras enormes como un pato Donald esculpido en poliestireno o una ense?a de Star Wars en metacrilato. "Fabricamos m¨¢quinas para ortopedia, m¨¢s peque?as, que se pueden personalizar. Es decir, que las hacemos como marca blanca para el que quiera a?adir su logo", anota frente a una caja de color rojo y tama?o medio de la que salen plantillas de distintos tipos. "Estas van desde Australia a Canad¨¢", sonr¨ªe. Su secretaria, Mar¨ªa Dolores Lucas, y un comercial observan desde dos despachos di¨¢fanos, construidos en una de las naves a la que se le ha levantado un semitecho para la cocina. "Es nueva, pero as¨ª se puede comer aqu¨ª o tomar algo", esgrime S¨¢nchez Vera. "?Lo ves? Es que hay que estar siempre renovando".
Al mil¨ªmetro
Alarsis cuenta adem¨¢s con un delegado en Madrid y otro en Barcelona. Su truco, confiesa, es ofrecer todo a medida. "Hay m¨¢s compa?¨ªas de corte, claro, pero no todas dan tanta diversidad", dice mientras Victoria Rodr¨ªguez, una de las ingenieras, escruta planos en la pantalla del ordenador. "Aqu¨ª cada cosa tiene su particularidad, y hay que medir bien. Seg¨²n la petici¨®n, cambian las piezas y el modelo. Y todo el pack va al mil¨ªmetro", explica la empleada, con un a?o y siete meses de antig¨¹edad.
Dentro de una m¨¢quina, prosigue S¨¢nchez Vera, entran 60 proveedores. Ellos han empezado a fabricar determinadas partes, pero a¨²n requieren de otros que les manden lo solicitado. "Esta parte es fundamental. Si falla, te retrasa toda la producci¨®n", expone, "aunque, de momento, ninguna ha fallado". El director cuida con mimo a cada cliente. Si hay posibilidad, visita las instalaciones donde Alarsis tiene alguna venta. Y les ense?an cada actualizaci¨®n. Justo en los ¨²ltimos d¨ªas han tenido que mantener numerosas conversaciones con una universidad de arquitectura de Berl¨ªn. "Los dise?os son 100% nuestros", dice, "y eso hace que todo el recorrido, desde la salida hasta la meta y el mantenimiento, sea nuestra responsabilidad".
Un logro que coincide con su filosof¨ªa. "Me gusta lo que hago. Si no, no lo har¨ªa", concede. "No lo considero ¨¦xito ni fortuna, aunque presumamos de un gran crecimiento. Se trata de esfuerzo, de echar muchas horas y de reinvertir", concluye mientras rechaza con el dedo llamadas a su tel¨¦fono m¨®vil. Seguramente, Elon Musk piense lo mismo: la suerte ¡ªya se sabe¡ª es cuesti¨®n de talento. Y la ambici¨®n de crecer es una actitud que no entiende de nacionalidades. "Bueno, es verdad que en Estados Unidos tienen otra mentalidad. Se arriesgan m¨¢s y ven la innovaci¨®n como un progreso que repercute en la sociedad. En Espa?a el empresario tiene mala fama, a pesar de que las pymes son el tejido laboral delpa¨ªs", lamenta S¨¢nchez Vera, rey del corte murciano, industrial y a medida.
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