El dominio tecnol¨®gico de China pasa por los semiconductores
Pek¨ªn invierte fortunas para limitar la actual dependencia exterior y convertirse en el gran productor de chips del planeta
En su af¨¢n de convertirse en la pr¨®xima potencia tecnol¨®gica mundial, China tiene un punto d¨¦bil: los semiconductores. Estos circuitos integrados son clave para la producci¨®n de tel¨¦fonos m¨®viles, ordenadores, autom¨®viles, trenes de alta velocidad y en general cualquier producto que pueda considerarse un dispositivo inteligente. Pero las capacidades tecnol¨®gicas del pa¨ªs est¨¢n a¨²n por detr¨¢s de las de los grandes del sector como Estados Unidos, Taiw¨¢n, Corea del Sur o Jap¨®n. Esta dependencia exterior disgusta a Pek¨ªn, que en un contexto de guerra tecnol¨®gico-comercial con Washington ha emprendido una dif¨ªcil carrera para liderar el dise?o y fabricaci¨®n de chips.
China es el principal consumidor de semiconductores del planeta. Las f¨¢bricas del pa¨ªs producen gran parte de la electr¨®nica de consumo que despu¨¦s se exporta al resto del mundo. Pero el principal elemento de la cadena de valor de estos productos, los semiconductores, no est¨¢ ni dise?ado ni fabricado en su territorio. De hecho, estos circuitos integrados fueron, con 227.000 millones de d¨®lares, la principal mercanc¨ªa importada por China en 2016. M¨¢s incluso que el petr¨®leo.
Conscientes de la importancia de la industria, las autoridades han incluido los semiconductores en su plan ¡°Made in China 2025¡±, un ambicioso programa de modernizaci¨®n industrial centrado en los sectores de alta tecnolog¨ªa. Pek¨ªn se propone que sus empresas fabriquen el 70% de chips utilizados en equipos producidos en su pa¨ªs en el a?o 2025, es decir, convertirse pr¨¢cticamente en autosuficiente. El problema es que actualmente esta tasa apenas alcanza el 10% del total.
Las consignas a favor de que China pase a ser un pa¨ªs t¨¦cnol¨®gicamente autosuficiente se han redoblado en las ¨²ltimas semanas en boca del mismo presidente, Xi Jinping, ante el endurecimiento de las relaciones con Estados Unidos en materia comercial y sobre todo tras el caso de ZTE, fabricante de tel¨¦fonos m¨®viles al que Washington ha prohibido comprar componentes de empresas americanas. Estos episodios aumentan la urgencia de Pek¨ªn, pero la premisa no es nueva: ya en 2014, China cre¨® el Fondo Nacional de Inversi¨®n en Circuitos Integrados con 19.000 millones de euros en una primera fase -que ahora podr¨ªa ampliarse con hasta los 28.000 millones m¨¢s-, para fomentar el desarrollo de esta industria. El capital procede de forma directa o indirecta de las arcas p¨²blicas.
Son cifras desorbitadas para gastar tanto en investigaci¨®n y desarrollo como en capacidad de producci¨®n. ¡°Con el apoyo de enormes fondos de inversi¨®n respaldados por el Gobierno a nivel central, provincial y local, China corre el riesgo de crear un exceso de capacidad que podr¨ªa reducir los m¨¢rgenes de beneficio y el desarrollo tecnol¨®gico de la industria global¡±, alertan al respecto desde la C¨¢mara de Comercio de la Uni¨®n Europea en China. En otras palabras, se teme que con esta lluvia de millones los semiconductores chinos inunden el mercado como ya ocurri¨® con los paneles solares o las bombillas LED, llev¨¢ndose por delante a competidores de otros pa¨ªses.
Este escenario, seg¨²n los expertos, solamente podr¨ªa suceder por ahora en el caso de los circuitos integrados situados en el extremo m¨¢s bajo de la cadena tecnol¨®gica, donde China s¨ª est¨¢ haci¨¦ndose un hueco entre los grandes productores. Pero alcanzar a medio plazo la tecnolog¨ªa punta que cuentan empresas l¨ªderes como Intel (Estados Unidos), Samsung (Corea del Sur) o TSMC (Taiw¨¢n) es otra historia.
Seg¨²n los c¨¢lculos de Christopher Thomas, socio de la consultora McKinsey en China, la inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo (I+D) de las empresas chinas es de unos 5.000 millones de d¨®lares anuales, una cifra que no casa con la grandilocuencia del discurso oficial. ¡°No es much¨ªsimo dinero. Los proveedores l¨ªderes en el mercado mundial gastan individualmente tanto en I+D como toda la industria china de semiconductores¡±, ilustra.
Adem¨¢s, China tiene tiene una barrera muy d¨ªficil ¨Calgunos dicen que imposible- de superar a corto y medio plazo. Ninguna de sus empresas cuenta actualmente con la tecnolog¨ªa necesaria para fabricar los chips m¨¢s avanzados, los de mayor rendimiento, y los productos locales est¨¢n como m¨ªnimo dos generaciones por detr¨¢s de los que dise?an los actores que est¨¢n a la vanguardia del sector. ¡°No es que de repente uno pueda acelerar sus inversiones en I+D y se ponga al d¨ªa. Se trata de tecnolog¨ªas integradas, muy complejas y con una cadena de valor completa. Todo el proceso tiene que ser replicado, lo cual es incre¨ªblemente dif¨ªcil de hacer¡±, asegura Thomas. Dos de las principales compa?¨ªas chinas del sector, SMIC y Huali, rechazaron hablar con este peri¨®dico sobre sus planes de expansi¨®n y las ayudas gubernamentales.
La v¨ªa lenta para conseguir ganar posiciones es seguir invirtiendo en I+D y atraer talento extranjero. Esto ¨²ltimo se antoja muy complicado a pesar de las generosas remuneraciones que se ofrecen en China porque hay pocos ingenieros que est¨¦n a la altura y estos est¨¢n blindados en sus respectivas empresas. Un estudio del Ministerio de Industria y Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n estimaba en 2017 que el d¨¦ficit de personal cualificado en este sector asciende a 400.000 personas.
Otra opci¨®n, mucho m¨¢s r¨¢pida, es lograr tecnolog¨ªa extranjera mediante la adquisici¨®n de empresas de otros pa¨ªses. La estrategia fue ampliamente usada por Pek¨ªn entre 2014 y 2016, pero seg¨²n datos del banco franc¨¦s Natixis estas operaciones cayeron un 87% el a?o pasado. No ocurri¨® por falta de apetito, sino por el cada vez mayor escrutinio de otros pa¨ªses sobre las inversiones chinas. Ya no se trata de que Donald Trump quiera poner d¨ªficiles las cosas a China, sino que nadie en Jap¨®n, Corea del Sur o Europa est¨¢ dispuesto a ceder al gigante asi¨¢tico una tecnolog¨ªa que se antoja clave en el futuro.
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