Razones por las que un tel¨¦fono m¨®vil puede costar m¨¢s de mil euros
?Cu¨¢l es el precio real de un 'smartphone'? Estos son los porqu¨¦s de su alto valor seg¨²n los expertos
?Es normal pagar m¨¢s de mil euros por un terminal m¨®vil? La respuesta ni es s¨ª ni es no. ¡°En estos momentos, un smartphone vale lo que vale porque la gente lo paga, y eso es as¨ª porque el ratio de uso del tel¨¦fono se ha multiplicado en muy poco tiempo. Eso aumenta el valor¡±, razona Sandra Sieber, profesora de Sistemas de Informaci¨®n de IESE Business School.
Basta con recordar las im¨¢genes de miles de personas en todo el mundo ante las tiendas de Apple para hacerse con el nuevo iPhoneX. Gente que pag¨® 1.329 euros tras horas de cola en la calle para conseguir un terminal cuyo coste de fabricaci¨®n est¨¢ a a?os luz de ese guarismo. Varios informes revelan las grandes diferencias de precios de algunos dispositivos entre su venta y su fabricaci¨®n:
- Un estudio de la consultora IHS Markit revela que el coste de materiales del Samsung Galaxy S8 (otro de los dispositivos m¨®viles m¨¢s caros del mercado hasta hace pocas semanas) era de 301 d¨®lares (242,5 euros). Su venta final ascend¨ªa a 725 d¨®lares (584 euros).
- Analistas chinos cifran en 412,75 d¨®lares (alrededor de 345 euros) lo que cuesta la producci¨®n de los componentes electr¨®nicos del iPhone X. Esta cifra no incluye una serie de gastos adicionales (e importantes) que quedan al margen del proceso de fabricaci¨®n (marketing, log¨ªstica, software, distribuci¨®n, postventa¡).
- Otro informe de finales de 2017 publicado por WIPO (World Intellectual Property Organization) tambi¨¦n ofrec¨ªa pistas sobre el margen de beneficios de algunos fabricantes: Samsung obtuvo un 34% con el Galaxy S7, mientras Apple (con el iPhone 7) y Huawei (con el P9) llegaron al 42%.
Con los datos en la mano, ?puede justificarse esa diferencia de precios? Seg¨²n los expertos, la ley de la oferta y la demanda es una de las reglas de juego del libre mercado. Pero apuntan otro factor que ha revolucionado el universo de la tecnolog¨ªa. ¡°Lo que ocurre por primera vez en el sector es que algunas empresas ya no fijan sus precios bas¨¢ndose en el coste, sino que lo hacen a partir de la experiencia percibida. ¡®¡¯?Y qui¨¦n decide cu¨¢nto vale mi experiencia?¡±, se pregunta la profesora Sieber.
¡°Marcas que crean adictos¡±
El caso de Xiaomi es otro ejemplo que ilustra bien esta realidad. Su dispositivo m¨¢s caro, el Xiaomi Mi Mix 2, cuesta 499 euros. El mismo precio tiene el Xiaomi Mi 6. Son los dos m¨®viles premium de la marca china, que se caracteriza por ofrecer smartphones de alt¨ªsima calidad a precios muy competitivos, nada que ver con lo que sucede, por ejemplo, con el iPhoneX. De nuevo, el factor aspiracional explica estas diferencias significativas entre la empresa que cre¨® Steve Jobs y el resto. "Las marcas crean adictos, y los adictos van a pagar lo que t¨² les pides. Un ejemplo: la misma f¨¢brica que produce los componentes del iPhone produce tel¨¦fonos que valen un tercio. Y es la misma f¨¢brica, son los mismos componentes, los mismos costes¡ pero Apple manda", explica David Pur¨®n, cofundador de Blackphone y actual CTO en Barbara IoT, una empresa especializada en desarrollo de software y firmware seguro para dispositivos conectados.
En otras palabras, a compa?¨ªas como Apple y Samsung, dos de los pesos pesados del mercado de la tecnolog¨ªa m¨®vil, lo que realmente les interesa a la hora de fijar sus precios es ver qu¨¦ segmentos de consumidores tienen a su disposici¨®n y cu¨¢nto est¨¢n dispuestos a pagar. Adem¨¢s, hay que tener en cuenta que han llevado a cabo un estudio de mercado previo, profundo y detallado que les proporciona bastante informaci¨®n fiable sobre si van bien o no en su pol¨ªtica de fijaci¨®n de precios.
En este contexto de precios al alza, ya han surgido quienes apuntan a una posible burbuja en el mercado de los dispositivos tecnol¨®gicos. ¡°La habr¨ªa si fueran los fabricantes quienes nos obligaran a pagar determinada cantidad de dinero, pero con la oferta tan grande que hay, siempre solemos tener otra alternativa m¨¢s econ¨®mica incluso dentro de una misma plataforma como Apple o Android¡±, sostiene Sieber, que refuta esta idea.
Lo mismo opina David Pur¨®n, que cree que ¡°no se puede hacer una atribuci¨®n directa del hardware al precio, que es lo que mucha gente piensa¡±. Para este ingeniero, pagar 400 o 500 euros por un dispositivo tecnol¨®gico de estas caracter¨ªsticas ¡°no es una barbaridad, porque son aparatos que valen eso¡±. ?El motivo? ¡°Son ordenadores de bolsillo. Hoy en d¨ªa, con un m¨®vil puedes hacer casi lo mismo que con un PC. A nivel de capacidad hay poca diferencia¡±, expone.
Costes ocultos y pocos m¨¢rgenes
La pantalla t¨¢ctil, la placa base, el chasis y las cubiertas son los componentes m¨¢s caros en la producci¨®n de un smartphone. A estos costes de fabricaci¨®n hay que sumar otros ¡°costes ocultos¡± (certificaciones, regulaciones, aranceles y aduanas, log¨ªstica, marketing, postventa), sin perder de vista la ¡°competitividad brutal¡± entre fabricantes. Todo esto hace que los m¨¢rgenes sean muy bajos. ¡°Los tel¨¦fonos m¨®viles son siempre un buen caballo de batalla para que la gente te conozca, pero no es un negocio para hacer dinero. Si quieres hacerte rico solo con estos dispositivos, no tienes nada que hacer¡±, insiste Pur¨®n.
La miniaturizaci¨®n es otro factor que influye en los precios. La profesora Sieber explica que los dispositivos tecnol¨®gicos cada vez ofrecen un n¨²mero mayor de funcionalidades en un soporte f¨ªsico m¨¢s reducido, lo que aumenta el precio de venta. ¡°La gente piensa que cu¨¢nto m¨¢s peque?as son las cosas, menos tienen que costar. Y en electr¨®nica es todo lo contrario. Un m¨®vil, a misma capacidad, tiene que ser m¨¢s caro que un ordenador porque los procesos de fabricaci¨®n son m¨¢s complicados¡±, coincide en este punto David Pur¨®n.
Tambi¨¦n el papel que juega China en todo este proceso incide en los precios de los dispositivos tecnol¨®gicos. El pa¨ªs asi¨¢tico es la potencia mundial indiscutible en la microelectr¨®nica y en la electr¨®nica de consumo, y copiar su modelo de f¨¢bricas fuera de China para traerlo a Europa es inviable. ¡°Es imposible, ut¨®pico. Este mercado es su especializaci¨®n y China tiene un control brutal sobre toda esta industria. Si quisiera, podr¨ªa decidir una subida de precios, controlar demanda. Es una dependencia absoluta¡±, confirma Pur¨®n.
Pero algo ha comenzado a cambiar. Si las empresas fijan los precios de sus productos en valor de la experiencia y no ¨²nicamente en el coste puro y duro del terminal, tienen cierto margen para ¡°tomar decisiones de geolocalizaci¨®n hacia otros pa¨ªses¡± que no sean tan econ¨®micos como China, tal y como apunta Sandra Sieber. Un fen¨®meno interesante al que habr¨¢ que prestar atenci¨®n en el futuro.
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