Espa?a vuelve a ser el pa¨ªs de la UE con la tasa de empleo temporal m¨¢s alta nueve a?os despu¨¦s
El porcentaje de asalariados con contrato eventual lleg¨® casi al 27% en 2017 y super¨® a Polonia
Nueve a?os despu¨¦s Espa?a ha vuelto a convertirse en el pa¨ªs de la Uni¨®n Europea con mayor tasa de temporalidad. La destrucci¨®n de empleo de la crisis se ceb¨® intensamente con estos trabajadores. El porcentaje de asalariados con empleo eventual cay¨® al 23% en 2013. Fue comenzar a recuperarse la econom¨ªa y volver a repuntar este tipo de empleo, que en 2017 alcanz¨® una media del 26,8%, super¨® por siete d¨¦cimas a Polonia, el pa¨ªs que ha tenido el dudoso honor de ser el l¨ªder durante este tiempo. En estos casi 10 a?os ha habido tres reformas laborales. Nada se ha arreglado. La temporalidad sigue enquistada en el mercado de trabajo.
Espa?a sale de la crisis sin resolver el principal problema del mercado laboral desde los a?os ochenta: la temporalidad. Los n¨²meros que evidencian esto se amontonan. Ayer lo certific¨® Eurostat, el instituto europeo de estad¨ªstica, que divulg¨® los datos medios de temporalidad en Europa. Entre los pa¨ªses de la Uni¨®n, Espa?a desplaz¨® a Polonia como l¨ªder en este tipo de empleo con fecha de caducidad. Esa poco honrosa posici¨®n se repite si se analiza la temporalidad de los j¨®venes. Entre los menores de 25 a?os, en Espa?a se sit¨²a en el 73,3% muy por encima del 43,9% de la UE. Y lo mismo sucede si se observan los datos por sexos: el 26% de los hombres y el 27,6%.
Para tratar de resolver esta lacra, que no solo facilita la destrucci¨®n de empleo, sino que lastra la productividad, Espa?a ha hecho en los ¨²ltimos ocho a?os tres reformas laborales. Ninguna, como tampoco las anteriores, han resuelto un problema generado en 1984, cuando se impuls¨® la contrataci¨®n eventual como salida a la crisis de los ochenta. Pero la soluci¨®n provisional, se ha convertido en un problema permanente al que nadie le encuentra soluci¨®n.
El empuje de la temporalidad, agravada por el auge de los contratos cortos (los de menos de una semana supusieron 26% de todos los contratos firmados), se ha vuelto a convertir en el mayor s¨ªmbolo de la precariedad en el mercado laboral espa?ol. Hasta tal punto es as¨ª, que contrarresta much¨ªsimo el alto ritmo de creaci¨®n de empleo de los ¨²ltimos a?os y no permite al Gobierno explotar pol¨ªticamente la pujanza econ¨®mica como quisiera.
Para afrontar esto, la ministra de Empleo, F¨¢tima B¨¢?ez, se comprometi¨® en septiembre con los agentes sociales a negociar una propuesta que, partiendo de su pacto con Ciudadanos, simplificara el men¨² de contratos y castigara la temporalidad fraudulenta con recargos en las cotizaciones sociales. La propuesta lleg¨®, pero tras varias reuniones dej¨® de hablarse de ella en diciembre oficialmente, explican los representantes de UGT, CC OO y CEOE.
Parado desde diciembre
¡°Ese tema est¨¢ muy parado. No hemos tocado el tema desde diciembre¡±, asiente el director de relaciones laborales de la patronal, Jordi Garc¨ªa Vi?as, que lamenta que el impulso reformista del Gobierno se agotara en los primeros a?os del mandato de Rajoy.
El responsable de Pol¨ªtica Sindical de UGT, Gonzalo Pino, tambi¨¦n denuncia ¡°la par¨¢lisis¡± y lo achaca al ¡°inmobilismo del Gobierno¡±. Y lamenta que Empleo no tenga en cuenta sus propuestas. ¡°Desde diciembre no hemos vuelto a hablar de esto¡±, abunda la responsable de Empleo de CC OO, Lola Santillana. Apunta que el Gobierno cambi¨® sus prioridades en la mesa que aborda el tema. Pas¨® a dar preferencia a la brecha salarial y la igualdad de g¨¦nero ante el empuje de la movilizaci¨®n feminista, pero tampoco en este tema ha habido frutos.
Fuentes del Ministerio admiten el cambio de prioridades y se?alan, sin mucha convicci¨®n, que s¨ª hay conversaciones. Tambi¨¦n asumen que no hay resultados. Entre tanto, la temporalidad sigue al alza. En el primer trimestre del a?o se ha superado la tasa marcada en el mismo periodo de 2017. Y hasta abril, los contratos eventuales se acercan a los seis millones, un claro s¨ªntoma de que el fraude y abuso de esta forma de contrataci¨®n no remite.
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