11.300 millones de d¨®lares al a?o: la factura que paga Am¨¦rica Latina por no tener un ¨²nico acuerdo comercial
El BID estima en un 3,5% el potencial de creaci¨®n de comercio al que la regi¨®n renuncia por no unificar sus 33 pactos de libre cambio o de trato preferencial
La integraci¨®n comercial es uno de los grandes mantras latinoamericanos de los ¨²ltimos tiempos. Depender menos de las ventas a terceros pa¨ªses y m¨¢s de los env¨ªos a sus propios vecinos es una de las grandes metas, solo muy parcialmente cumplidas, de las principales econom¨ªas de la regi¨®n. Ese anhelo pasar¨ªa por dejar de lado la pl¨¦yade actual de acuerdos de libre cambio en favor de un solo tratado que uniese todo el subcontinente, desde Ciudad Ju¨¢rez hasta Cabo de Hornos. Las cuentas salen: los flujos comerciales crecer¨ªan hasta en 11.300 millones de d¨®lares ¡ªun 3,5% de aumento¡ª, seg¨²n un estudio presentado este martes por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de los m¨¢s completos de cuantos se han publicado hasta la fecha.
Aunque casi el 90% de lo comerciado en Am¨¦rica Latina y el Caribe ya est¨¢ libre de aranceles, un ¨²nico acuerdo latinoamericano tendr¨ªa efectos positivos de segunda ronda: los intercambios de bienes intermedios ¡ªque se incorporan a los bienes exportados¡ª repuntar¨ªa un 9%, fortaleciendo las hoy d¨¦biles cadenas regionales de valor. Y las exportaciones de productos terminados, por su parte, aumentar¨ªan entre un 1% de los productos mineros en los pa¨ªses andinos hasta un 21% de los bienes agrarios centroamericanos, pasando por un 8% de las manufacturas mexicanas.
"Es dif¨ªcil de comprender que las tres grandes econom¨ªas de la regi¨®n, Brasil, M¨¦xico y Argentina, sigan sin tener un acuerdo comercial", remarca Mauricio Moreira, economista jefe del sector de Integraci¨®n y Comercio del BID.?"Representan, conjuntamente, la mitad del PIB de toda Am¨¦rica Latina y el Caribe. Pero el comercio entre s¨ª apenas suma el 8%". "La clave est¨¢ en que estos tres pa¨ªses puedan integrarse entre s¨ª", profundiza Ignacio Bartesaghi, director del departamento de Negocios Internacionales e Integraci¨®n de la Universidad Cat¨®lica del Uruguay. "Sin embargo, no creo que haya la suficiente voluntad pol¨ªtica para hacerlo".
Latinoam¨¦rica se divide hoy, a grandes rasgos, en dos grandes bloques comerciales y un sinf¨ªn de peque?os tratados. La Alianza del Pac¨ªfico (que integra desde 2011 a M¨¦xico, Colombia, Per¨² y Chile) y Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) suponen m¨¢s del 80% del PIB de toda la regi¨®n. Aunque este abanico de pactos logr¨® incrementar en un 64% los intercambios intrarregionales, sus beneficios no estuvieron ¡ªseg¨²n los t¨¦cnicos del BID¡ª "a la altura de lo que un mercado de cinco billones de d¨®lares podr¨ªa ofrecer". Tampoco consiguieron que el subcontinente diese un verdadero salto de competitividad a escala global.
La organizaci¨®n financiera internacional con sede en Washington propone una ambiciosa hoja de ruta con un ¨²nico objetivo: aprovechar todas las posibilidades que ofrece el libre comercio mediante la convergencia de las distintas zonas de libre cambio o, al menos, de comercio preferencial. "Aislados y sin una masa cr¨ªtica", expone Antonio Estervadeordal, gerente del Sector de Integraci¨®n y Comercio del BID, "estos tratados est¨¢n condenados a la irrelevancia o, incluso, a una muerte lenta, a la luz de los mega acuerdos ya vigentes en Europa, Asia y Norteam¨¦rica".
La ola proteccionista iniciada por Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca, hace un a?o y medio, es una excepci¨®n a la regla. Ajeno a esa vuelta atr¨¢s, el resto del mundo, con China, Jap¨®n y la Uni¨®n Europea a la cabeza, siguen apostando por el libre comercio como v¨ªa para la prosperidad. En los ¨²ltimos meses se han sentado las bases del TPP, que ¡ªya sin Estados Unidos, que se autoexcluy¨® tras la victoria del magnate republicano¡ª permitir¨¢ el libre movimiento de bienes y servicios entre 11 naciones de la cuenca del Pac¨ªfico, entre ellas M¨¦xico, Chile y Per¨². Y se ha reeditado el pacto comercial entre M¨¦xico y el bloque europeo. Son, todos ellos, mensajes claros de que el mundo va por un camino distinto al que dicta Trump. En este entorno tumultuoso para el comercio internacional, una verdadera unidad latinoamericana se antoja m¨¢s importante que nunca: como una suerte de seguro frente a potenciales p¨¦rdidas de mercados. "Un tratado de libre comercio de este tipo podr¨ªa atenuar hasta en un 40% los efectos negativos de las fricciones del comercio mundial sobre las exportaciones latinoamericanas", agrega?Estervadeordal.
En abril del a?o pasado, en el marco del Foro Econ¨®mico Mundial sobre Am¨¦rica Latina celebrado en Buenos Aires, los cancilleres del Mercosur y la Alianza del Pac¨ªfico iniciaron un proceso de integraci¨®n que consideraron irremediable e irreversible. Para ambos bloques, se trataba de un movimiento defensivo ante un mundo que se volvi¨® m¨¢s complicado para el comercio de los pa¨ªses emergentes. El proteccionismo de EE UU termin¨® de convencer al vecindario de la necesidad de potenciar sus relaciones intrarregionales. Mientras M¨¦xico mir¨® hacia el sur, como una forma de diversificaci¨®n de su muy concentrada matriz exportadora en la primera potencia mundial, las econom¨ªas del Mercosur decidieron mirar hacia el oeste, donde encontraban hasta ahora posiciones irreconciliables con las pol¨ªticas de izquierda que caracterizaron a sus Gobiernos. Todo vir¨® con el giro liberal iniciado en Argentina en diciembre de 2015, con la llegada de Mauricio Macri al poder.
El cambio de ¨¦poca es evidente. Los miembros de Mercosur siempre vieron con recelo a sus vecinos de la Alianza. El primero ve¨ªa al segundo demasiado alineado con EEUU. El segundo acusaba al primero de estar politizado y de ser poco eficiente. Pero Macri y su par brasile?o, Michel Temer, decidieron abrir el Mercosur al mundo. Y Trump hizo el resto para convencer a M¨¦xico y, en menor medida, a Chile, de la necesidad de reducir la dependencia comercial con Washington. Decidieron as¨ª avanzar hacia la integraci¨®n con un bloque, el Mercosur, que ahora se presenta m¨¢s amigable.
El BID entiende que una eventual uni¨®n de los dos bloques subregionales m¨¢s grandes crear¨¢ un mercado de 4,3 billones de d¨®lares. "Ya hay signos concretos y prometedores de que esta convergencia es algo m¨¢s que una expresi¨®n de deseos", apunta el texto del BID, en referencia al acuerdo de 2017. Cualquier acuerdo posible, sin embargo, no contempla una fusi¨®n sino entendimientos que agilicen el comercio y derriben barreras arancelarias. Eso ya ser¨ªa bastante, si se tiene en cuenta todo el camino que queda por recorrer. Basta comparar el nivel del comercio intrazona en otras regiones del mundo: 69% en la Uni¨®n Europea, 55% en Asia y s¨®lo 18% en Am¨¦rica Latina.
"Las ganancias de los 33 acuerdos existentes han sido m¨¢s peque?as de lo que cabr¨ªa esperar: los Gobiernos deben ir m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica pol¨ªtica y hacer un esfuerzo unificador en detrimento del mosaico actual de peque?os acuerdos", apunta Moreira. "El momento pol¨ªtico en M¨¦xico, Argentina y Brasil es el propicio. Y la dificultad en la renegociaci¨®n del TLC [que une a M¨¦xico, EE UU y Canad¨¢ desde 1994, y que Trump amenaza con hacer saltar por los aires si no se accede a sus exigencias] suma un incentivo m¨¢s", cierra el?economista jefe del sector de Integraci¨®n y Comercio del BID.
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