Prohibido ir al trabajo en chanclas
Los c¨®digos de vestimenta en el empleo ha cambiado pero a¨²n es importante la buena presencia
Antes de la llegada de Podemos a la vida parlamentaria las camisetas, los vaqueros y los peinados ¡®rasta¡¯ no se prodigaban demasiado entre los ocupantes de los esca?os de diputado. Tambi¨¦n habr¨ªa sido impensable hace unos a?os ver a todo un directivo de Telef¨®nica, como es su actual jefe de datos, el medi¨¢tico hacker Chema Alonso, cambiar la corbata y el traje de chaqueta por un gorro lanudo del que asoman largos mechones de pelo a ambos lados de la cabeza. ?Quiere decir esto que los c¨®digos de vestimenta han dejado de ser importantes en los entornos laborales o que, simplemente, se han adaptado a los nuevos tiempos?
¡°Nos guste o no lo primero que impacta en los dem¨¢s cuando nos conocen es nuestro aspecto, esa imagen que proyectamos y en base a la cual muchas personas nos catalogan. En ocasiones, incluso antes de que hayamos abierto la boca. Y ese primer filtro, que es autom¨¢tico e instintivo, puede estar abriendo o cerrando posibilidades para nosotros¡±, explica Silvia Guarnieri, socia fundadora de la Escuela Europea de Coaching.
Para Isabel Janer, coach de estilo de vida, la ropa es una poderosa forma de comunicaci¨®n. ¡°Escoger lo que nos ponemos para ir a trabajar no es ninguna frivolidad. Las prendas, los accesorios o el color elegido nos definen, nos diferencian y son nuestra tarjeta de presentaci¨®n. Atributos como autoridad, confianza, credibilidad, profesional, ambici¨®n o creatividad son juzgados, en gran medida, por la presencia¡±, asegura.
Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa, socio director de Ackermann International, explica claramente que la vestimenta proporciona mucha informaci¨®n acerca de un profesional, sin ir m¨¢s lejos, en una entrevista de trabajo. ¡°Ir vestido muy en l¨ªnea con las ¨²ltimas tendencias puede ser indicativo de que nos encontramos ante una persona proactiva y a la que no le asustan ni los retos ni los cambios¡±. Eso s¨ª, aclara, se trata de simples indicios, ¡°pistas para el ojo del reclutador experto¡±, que luego hay que contrastar con otros elementos valorativos.
Los c¨®digos de vestimenta vienen marcados por la cultura. Y no hace falta irse al otro extremo del mundo para apreciar las diferencias. ¡°En Barcelona las corbatas se ven menos que en Madrid. Si vas en el AVE, un simple vistazo a los otros viajeros del vag¨®n ya te puede indicar si proceden de un sitio o de otro¡±, se?ala Garc¨ªa. Las circunstancias coyunturales tambi¨¦n son un factor importante de cambio.
Por ejemplo, la crisis financiera hizo que el look de lobo de Wall Street cayera un tanto en desgracia. ¡°Antes un candidato a un puesto de trabajo ten¨ªa que venir a la entrevista perfectamente uniformado de acuerdo a su sector. Era una sociedad de ¨¦xito, muy hedonista, y los triunfadores ten¨ªan que ser guapos, llevar trajes caros y camisas de gemelos. Se miraba m¨¢s la forma que el contenido. Ahora la dimensi¨®n cognitiva o profesional prima sobre la capa exterior¡±, sostiene este cazatalentos.
Aunque sin pasarse. Porque en igualdad de condiciones la empresa se va a sentir m¨¢s c¨®moda con el aspirante que m¨¢s se ajuste al manual. Y cada oficio tiene el suyo. Los tirantes de los periodistas, las zapatillas deportivas de los creativos de publicidad o las batas blancas de los m¨¦dicos est¨¢n ah¨ª por algo: ¡°En determinados sectores o profesiones el h¨¢bito s¨ª hace al monje, o por lo menos, su ausencia puede resultar un tanto desconcertante¡±, dice Garc¨ªa. Y es que una indumentaria acorde con ciertos arquetipos suele ayudar a generar confianza de cara a la imagen exterior.
Sentido de la ubicaci¨®n
En el caso de los abogados, el traje oscuro transmite marchamo de rigor y profesionalidad. Eso s¨ª, puntualiza Cecilia P¨¦rez, abogada en Garrigues, dentro de cierta flexibilidad. ¡°En la habilidad del profesional estar¨¢ tener la suficiente versatilidad para adaptar la vestimenta al ¨¢mbito concreto de actividad o contexto en el que se vayan a prestar los servicios. No ser¨¢ lo mismo acudir a una reuni¨®n con j¨®venes emprendedores digitales que ir a la notar¨ªa a la firma de un importante contrato¡±, ilustra.
¡°En los a?os 70 y 80 surgi¨® el concepto de ¡®Power Dressing¡¯ como una manera de conferir poder al vestuario como estrategia de posicionamiento personal y profesional¡±, resume Janer, quien reivindica el papel de la indumentaria como elemento de influencia sobre el entorno. ¡°La imagen genera autoconfianza dentro y respeto fuera. Lo que transmite la imagen es importante, y cuanto m¨¢s consistente sea ¨¦sta con nuestra realidad interior, m¨¢s poderosa ser¨¢¡±, contin¨²a.
?De verdad ponerse una camisa determinada para ir al trabajo es tan importante? Silvia Guarnieri piensa que el deseo de agradar a los dem¨¢s condiciona muchas de las decisiones de vestuario de las personas. ¡±Deber¨ªamos vestirnos en funci¨®n de lo que somos y hacerlo en coherencia con nuestra identidad y con lo que queremos mostrar¡±. La recomendaci¨®n final de Isabel Janer: ¡°Antes de abrir el armario por las ma?anas, nos conviene recordar que, al fin y al cabo, vamos a trabajar y que nosotros somos parte de una empresa a la que representamos. Hay que conocer el c¨®digo de vestimenta de nuestra organizaci¨®n y, sobre todo, aplicar el sentido com¨²n¡±.
?Qu¨¦ dice la ley?
El ordenamiento jur¨ªdico espa?ol no regula de forma expresa y general la manera en que los empleados han de vestir en el trabajo m¨¢s all¨¢ de la aplicaci¨®n de determinadas reglas sobre prendas o equipos de protecci¨®n individual por cuestiones de seguridad o higiene (botas reforzadas, gorros de cocina, etc.). Si bien, especifica Cecilia P¨¦rez, asociada principal del Departamento Laboral de Garrigues, ¡°el poder de direcci¨®n empresarial previsto en el art¨ªculo 20.1 del Estatuto de los Trabajadores s¨ª habilita al empresario a marcar c¨®digos internos de vestimenta. Por ejemplo, podr¨ªa imponer normas concretas en puestos de cara al p¨²blico o cuando est¨¦ justificado que deba guardarse una cierta imagen corporativa¡±.
En todo caso, aclara esta abogada, los c¨®digos de vestimenta deben respetar siempre los derechos constitucionales de los empleados. ¡°Su libertad a adoptar la apariencia externa que decidan (color de pelo, maquillaje, tatuajes, piercings, joyas o indumentaria); as¨ª como los derechos a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen (art¨ªculo 18.1), a la dignidad y al libre desarrollo de la personalidad (art¨ªculo 10.1), a la igualdad o no discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo o religi¨®n (art¨ªculo 14.1), y a la libertad ideol¨®gica, de conciencia o religiosa (art¨ªculo 16.1)¡±.
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