La revuelta contra las propinas en Estados Unidos
Washington DC y siete estados del pa¨ªs norteamericano han eliminado esta pr¨¢ctica como el sustento salarial en el sector servicios
Las calles de Washington fueron empapeladas este mes de carteles con el lema: ¡°Vota NO a la Iniciativa 77. Conserva nuestras propinas¡±. Era un llamamiento a rechazar una medida que supone cambiar el sistema salarial en el sector servicios. Sin embargo, no tuvo ¨¦xito. La Iniciativa 77 ha salido adelante. El Distrito de Columbia, donde est¨¢ la capital estadounidense, se suma as¨ª a los siete estados de Estados Unidos ¡ªCalifornia, Oregon, Washington, Alaska, Nevada, Montana y Minnesota¡ª que ya han eliminado que sean las propinas la base de la paga de los camareros, peluqueros, botones, porque consideran que precariza las rentas.
Hasta ahora, un camarero en Washington recib¨ªa un sueldo m¨ªnimo de 3,33 d¨®lares por hora, m¨¢s propinas, que en EE UU suelen ser de entre un 15% y un 20% de la consumici¨®n. El empresario estaba obligado por ley a complementar el pago, para que alcanzara el salario m¨ªnimo est¨¢ndar (12,50 d¨®lares), si es que este no consegu¨ªa llegar a ese m¨ªnimo con las propinas. Pero la realidad es que muchos no cumpl¨ªan: uno de cada cuatro trabajadores del ¨¢rea gana menos de 12 d¨®lares la hora. Con la reforma, que se aprob¨® la semana pasada, el sueldo base se igualar¨¢ gradualmente al universal, como en los otros siete estados que se han rebelado al sistema.
La capital lo aprob¨® con el 55% de los votos ciudadanos, de un total de 85.000. Eso quiere decir que el 17% de los posibles sufragistas del distrito participaron. Las altas propinas conforman parte del le¨®n del sueldo de un camarero en Estados Unidos. No hay una ley que obligue al cliente a dejar el 20%, pero es un pacto t¨¢cito que ahora se est¨¢ poniendo en cuesti¨®n en el pa¨ªs americano. El Restaurant Opportunities Centers (ROC) United, organizaci¨®n nacional de defensa de trabajadores de restaurantes y gran promotor de la Iniciativa 77, rechaza el sistema por tres razones principalmente: hay empresas que no compensan a sus trabajadores, existe discriminaci¨®n contra los empleados afroamericanos (reciben hasta un 25% menos de propina que los blancos) y las mujeres se ven m¨¢s expuestas a sufrir acoso sexual (una de cada siete denuncias de acoso viene del sector hostelero).
A pesar de los peros, los gerentes y empresarios hicieron una campa?a del miedo para que la iniciativa no saliera a flote. Los argumentos eran que, si se aprobaba, subir¨ªan los precios de los men¨²s y obligar¨ªan a cerrar a negocios peque?os. Lo que no dec¨ªan era que a ellos les supondr¨ªa pagar m¨¢s impuestos y otorgar garant¨ªas m¨¦dicas.
De todas formas, no es un debate cerrado con bandos claros entre gerentes y camareros. Incluso entre los que llevan la bandeja hay fricciones. Jason Hillegas, 34 a?os, trabaja desde hace 12 ateniendo mesas y siente aversi¨®n a la Iniciativa 77. Afirma que es algo que no pidieron ellos: ¡°Creen que saben mejor que yo lo que me conviene. Este trabajo no lo puede hacer cualquiera y ahora se simplifica¡±. En cambio, Amy, camarera de 28 a?os, celebra su aprobaci¨®n: ¡°Tengo dos empleos, trabajo 65 horas semanales, y no tengo ninguna garant¨ªa. Esta medida me da algo de estabilidad¡±.
Hillegas, el detractor, gana en promedio 20 d¨®lares la hora, dinero en efectivo que se lleva a diario a casa y que, sumado, supera los 3.000 d¨®lares mensuales. Reconoce la situaci¨®n irregular que ocurre en algunos restaurantes donde el gerente no complementa el salario de los que no consiguen el m¨ªnimo, pero ¡°por lo que hacen algunos, nos vamos a ver todos afectados¡±, lamenta. Amy, que trabaja en un mexicano situado en la ajetreada avenida 14, calcula que ingresa 2.000 d¨®lares mensuales. Su jefe es uno de los que no cumplen con el complemento: ¡°Lo que hace es pasar lo de un buen d¨ªa a un mal d¨ªa, y al final de semana me paga, pero el sistema deber¨ªa ser diario¡±, explica.
?Ganar¨¢n o perder¨¢n dinero sin las propinas? En San Francisco y Seattle desde que se equipar¨® el sueldo m¨ªnimo, el empleo en el sector ha crecido y los camareros ganan un 20% m¨¢s que antes. Pero sus sectores hosteleros son potentes. Por otra parte, queda una grieta en Washington: aunque los ciudadanos han votado, tanto la alcaldesa dem¨®crata Muriel Bowser, como 10 de los 13 miembros del Consejo Municipal se han opuesto p¨²blicamente a la medida. Podr¨ªan anular la iniciativa ciudadana. Pero hacerlo ser¨ªa entrar en un territorio peligroso, que en a?o electoral, puede ser mortal.
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