Los peligros que corre la sanidad en EE?UU
Los republicanos recortan impuestos y luego piden rebajas en el gasto social; una, y otra, y otra vez
?Y si no hay ola azul en las elecciones parciales? Est¨¢ claro que, a estas alturas, a¨²n podr¨ªa suceder: los dem¨®cratas recibir¨¢n seguramente m¨¢s votos que los republicanos, pero gracias a la manipulaci¨®n de circunscripciones y a la geograf¨ªa de la poblaci¨®n, el sistema electoral de Estados Unidos da un peso excesivo a los votantes rurales blancos que todav¨ªa tienen fe en el presidente Trump. ?Y si, gracias a ese peso excesivo, la minor¨ªa se impone?
Evidentemente, una respuesta es que el coconspirador en jefe no imputado seguir¨¢ estando protegido frente a la ley. Y para aquellos a quienes les preocupa la supervivencia de la democracia estadounidense, esa es la cuesti¨®n m¨¢s importante que est¨¢ en juego este noviembre. Pero si el Partido Republicano se sostiene, habr¨¢ tambi¨¦n otras consecuencias fundamentales para los estadounidenses de a pie.
Ante todo, hay muchas razones para creer que un Congreso republicano, liberado de la amenaza inmediata de las elecciones, har¨¢ lo que por los pelos no pudo hacer el a?o pasado: revocar la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible. Esto har¨ªa que decenas de millones de estadounidenses perdiesen su seguro sanitario, y afectar¨ªa en particular a aquellos con afecciones preexistentes. Esta es una de las razones por las que la atenci¨®n sanitaria, no Trump, constituye el tema central de las campa?as dem¨®cratas de este a?o.
Pero el ataque al colch¨®n sanitario probablemente no se contentar¨ªa con echar atr¨¢s la ampliaci¨®n de la era de Obama; programas s¨®lidamente establecidos, especialmente la Seguridad Social y la atenci¨®n sanitaria a pensionistas, el Medicare, tambi¨¦n estar¨ªan en la tabla de cortar. ?Qui¨¦n dice eso? Los propios republicanos.
En una reciente entrevista con John Harwood, de CNBC, el representante Steve Stivers, presidente del Comit¨¦ Republicano Nacional del Congreso ¡ªy, de hecho, el hombre encargado de contener la marea azul¡ª declaraba que, teniendo en cuenta el tama?o del d¨¦ficit presupuestario, la administraci¨®n federal necesita ahorrar dinero mediante recortes del gasto en programas sociales. Cuando se le presion¨® para que indicase si eso inclu¨ªa la Seguridad Social y el Medicare, admiti¨® que s¨ª.
Y no es el ¨²nico en considerar que los grandes recortes en programas esenciales para los jubilados estadounidenses ser¨ªan el siguiente paso si los republicanos ganan en noviembre. Muchas figuras importantes del partido, entre ellos el presidente saliente de la C¨¢mara, Paul Ryan, y numerosos senadores, han dicho lo mismo. (Por otra parte, grupos afines a Ryan han estado publicando anuncios en los que atacan a los dem¨®cratas acus¨¢ndoles de planear recortes en la financiaci¨®n del Medicare; pero, qu¨¦ se le va a hacer, la congruencia es el duende de las mentes peque?as. Y tambi¨¦n, por lo visto, la honradez).
Ahora bien, los republicanos que solicitan recortes en el gasto social para equilibrar el presupuesto hacen gala de una extraordinaria desfachatez, que tradicionalmente se define como aquello que uno exhibe cuando mata a sus padres y despu¨¦s pide clemencia por ser hu¨¦rfano. Despu¨¦s de todo, los mismos republicanos que ahora se retuercen las manos por los d¨¦ficits presupuestarios acaban de hacer que ese mismo d¨¦ficit se dispare al aprobar una enorme rebaja fiscal para las multinacionales y los ricos.
Por eso podr¨ªa parecer escandaloso que solo unos meses despu¨¦s vuelvan a presentarse como halcones del d¨¦ficit y exijan recortes de gastos. Es decir, podr¨ªa parecer escandaloso si no fuese porque esta es la estrategia presupuestaria de los republicanos desde hace d¨¦cadas. Primero, rebaja de impuestos. Despu¨¦s, quejas por el d¨¦ficit creado por esas rebajas y peticiones de recortes en el gasto social. Una, y otra, y otra vez.?
Esta estrategia, denominada ¡°matar de hambre a la bestia¡±, lleva con nosotros desde la d¨¦cada de 1970, cuando economistas republicanos como Alan Greenspan y Milton Friedman empezaron a declarar que la influencia de las rebajas fiscales en el agravamiento del d¨¦ficit presupuestario era el objetivo, no una consecuencia indeseada. Como Greenspan declaraba abiertamente en 1978, el objetivo es controlar el gasto con rebajas tributarias que reducen los ingresos, y luego ¡°confiar en que haya un l¨ªmite pol¨ªtico al gasto deficitario¡±.
Es cierto que cuando las rebajas fiscales est¨¢n sobre el tapete, sus defensores tienden a negar que vayan a aumentar el d¨¦ficit y afirman que proporcionar¨¢n un milagroso empuje a la econom¨ªa y que la recaudaci¨®n aumentar¨¢ de hecho. Pero no hay ni la m¨¢s m¨ªnima prueba que respalde esta afirmaci¨®n, y nunca ha estado claro si alguien con verdadero poder pol¨ªtico la ha cre¨ªdo jam¨¢s. En su mayor parte, es una cortina de humo para ocultar las verdaderas intenciones de los republicanos.
El enigma es por qu¨¦ les sigue funcionando esta t¨¢ctica de dar gato por liebre.
Hace 15 a?os escrib¨ª un extenso art¨ªculo titulado ¡°El timo de la rebaja de impuestos¡±, en el que describ¨ªa lo que incluso por entonces era ya un viejo chanchullo; describe casi al pie de la letra la estrategia republicana en 2017-2018. Pero sigo leyendo an¨¢lisis de prensa que expresan sorpresa ante el hecho de que quienes clamaban contra el d¨¦ficit en los a?os de Obama aceptasen tan alegremente con Trump una rebaja tributaria que desequilibrar¨ªa el presupuesto. Por decir lo obvio: a estos hombres nunca les ha preocupado el d¨¦ficit; siempre ha sido una pose.
Y la credulidad de los medios de comunicaci¨®n y de los autoproclamados centristas sigue siendo una historia extraordinaria. Recuerden que Ryan, que era extremadamente ortodoxo en su determinaci¨®n de rebajarles los impuestos a los ricos y al mismo tiempo mutilar salvajemente los programas para los pobres y las clases medias, hasta recibi¨® un premio a la responsabilidad fiscal.
Lo que nos devuelve a las elecciones parciales. En ellas est¨¢ en juego, sin duda, el Estado de derecho. Y tambi¨¦n la atenci¨®n sanitaria. Pero los votantes deber¨ªan ser conscientes de que la amenaza contra los programas con los que cuentan es mucho m¨¢s amplia: si el Partido Republicano conserva su mayor¨ªa, la Seguridad Social y el Medicare, tal como los conocemos, correr¨¢n un gran peligro.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2018.?
Traducci¨®n de News Clips.
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