El ¡®caso m¨¢ster¡¯, ant¨ªdoto contra la titulitis entre pol¨ªticos y empresarios
Pol¨ªticos y directivos optan por no incluir en sus curr¨ªculos los posgrados que cursan para que la opini¨®n p¨²blica no crea que se los han regalado
Carmen Mont¨®n y Cristina Cifuentes han dimitido por las irregularidades detectadas en torno a los m¨¢steres que inclu¨ªan en sus curr¨ªculos. Pedro S¨¢nchez ha estado en el disparadero mientras se dilucidaba si hab¨ªa plagiado o no su tesis doctoral. Pablo Casado ha sido exonerado por los tribunales de las anomal¨ªas descubiertas en su posgrado. El trato de favor hacia los pol¨ªticos est¨¢ poniendo contra las cuerdas al sistema educativo.
Hasta el punto de que cada vez m¨¢s representantes p¨²blicos y directivos de grandes empresas optan por aparcar sus estudios o dejarlos dormir a la sombra, al menos hasta que escampe la tormenta. ¡°Con toda la pol¨¦mica que se ha montado, mis colegas y yo hemos decidido que no vamos a volver a incluir ning¨²n curso en el curr¨ªculo. Porque, al fin y al cabo, a un pol¨ªtico los votantes no lo eligen por la carrera o el m¨¢ster que ha cursado¡±. Son palabras de un parlamentario del PSOE que pide anonimato.
Los esc¨¢ndalos est¨¢n obligando a algunas instituciones a revisar sus procedimientos
Si algo deja claro esta crisis es que los pol¨ªticos (y empresarios) no quieren ni hablar de formaci¨®n aunque la est¨¦n cursando. La reputaci¨®n de la Universidad Rey Juan Carlos ha ca¨ªdo por los suelos, como han criticado esta semana sus alumnos en la manifestaci¨®n que convocaron para pedir la dimisi¨®n del rector, Javier Ramos. Ese descenso abrupto ha salpicado a la imagen de la universidad en general, en opini¨®n del citado parlamentario.
¡°A nivel reputaci¨®n estos esc¨¢ndalos s¨ª que est¨¢n teniendo efecto, pues existe la sensaci¨®n de que la universidad tiene lagunas. Y mucha gente habla de la universidad como si fuera una sola, aunque no todas hagamos las cosas de la misma manera ni tengamos los mismos mecanismos de control¡±, se?ala Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, profesor de la Universidad Pompeu Fabra y su escuela de negocios (BGSE), quien piensa que quiz¨¢s estos casos sirvan para diferenciar definitivamente entre unos centros y otros.
De hecho, alguna instituci¨®n reconoce desde el anonimato que los esc¨¢ndalos protagonizados por los pol¨ªticos en los ¨²ltimos meses les est¨¢n obligando a revisar sus procedimientos. Y otras admiten el malestar que hay en el entorno educativo, tanto entre los profesores como entre los alumnos, que piensan que los casos de fraude van en detrimento de los t¨ªtulos que han cursado. Es el caso del vicerrector de Comunicaci¨®n de la Universidad de Barcelona (UB), Ernest Pons.
¡°Mi preocupaci¨®n principal son los j¨®venes que se est¨¢n gastando un mont¨®n de dinero en su formaci¨®n mientras que hay gente, curiosamente sus representantes p¨²blicos, que obtienen un t¨ªtulo de manera fraudulenta. Y tambi¨¦n la mediocridad de algunas universidades, que est¨¢n haciendo mucho da?o a la sociedad¡±, aprecia un parlamentario vasco que prefiere no dar su nombre y que es consciente de que hay pol¨ªticos que han trampeado sus curr¨ªculos y ahora los est¨¢n cambiando para que no se note. Aunque el mundo digital deja huellas.
En las escuelas de negocios con cursos para pol¨ªticos no se detectan bajas
Pese a estos comentarios, la mayor¨ªa de la decena de universidades y escuelas de negocios consultadas considera que los esc¨¢ndalos pol¨ªticos no han tenido efecto en la reputaci¨®n de sus centros y tampoco en su n¨²mero de matr¨ªculas. ¡°A¨²n es pronto para decir si las irregularidades de algunas universidades, algunos acad¨¦micos y algunos pol¨ªticos pueden afectar a la credibilidad y reputaci¨®n de todo el sector¡±, opina Mireia Rius, responsable de educaci¨®n ejecutiva de IESE Business School. Para evitarlo, tiene claro que hay que actuar. Lo primero que se debe hacer, aconseja, es un ejercicio de autocr¨ªtica como sector para despu¨¦s introducir medidas de transparencia con el objetivo de avanzar en un control m¨¢s riguroso de los procedimientos y que casos como estos no vuelvan a suceder.
En su escuela de negocios se imparten cursos dirigidos espec¨ªficamente a altos cargos p¨²blicos, que no son m¨¢steres, se apresura a decir Rius, sino cursos de perfeccionamiento, tres en concreto. Est¨¢n funcionando mejor que nunca, asegura. El de Liderazgo para la gesti¨®n p¨²blica, que cumple 25 a?os, tiene 60 participantes y 19 se han quedado en lista de espera, agrega.
Matr¨ªculas sin sorpresas
Lo mismo sucede en Deusto Business School, donde su director general, I?aki Ortega, explica ¡°no impartimos ni m¨¢steres ni tesis doctorales. S¨ª programas para directivos p¨²blicos porque tienen un d¨¦ficit de formaci¨®n¡±. Su curso de Liderazgo p¨²blico en innovaci¨®n y emprendimiento mantiene cerca de una treintena de alumnos, como en a?os anteriores. Seg¨²n Ortega, nunca podr¨ªa aprobarse falsamente puesto que la defensa del proyecto final se hace en un acto p¨²blico, con jurado, acto que desde hace tres o cuatro a?os es grabado.
Esade Business School tiene un M¨¢ster de Direcci¨®n P¨²blica con m¨¢s de 20 ediciones y una treintena de participantes. No ha sufrido los golpes de los ¡°casos m¨¢ster¡±, pero s¨ª las turbulencias pol¨ªticas, admite Francisco Longo, director adjunto de la escuela catalana. ¡°Con la vigencia del art¨ªculo 155 en Catalu?a, el curso que ten¨ªa que haber empezado en enero en Barcelona no arranc¨® y lo va a hacer en octubre¡±. En la sede de Madrid, sin embargo, ¡°el programa ejecutivo que tenemos est¨¢ funcionando muy bien, con cerca de 40 alumnos, como el curso pasado¡±, a?ade.
Para Longo, desde que se han denunciado las irregularidades, uno de los problemas que subyace es que a todo tipo de formaci¨®n de posgrado se le llama m¨¢ster. Desde que entrara en vigor Bolonia, en 2007, explica, los m¨¢steres se convierten en t¨ªtulos universitarios oficiales, que exigen una serie de cr¨¦ditos (60), de requisitos de dise?o (contenidos, calidad del profesorado...), as¨ª como un proceso de verificaci¨®n previa por parte de la ANECA (Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n) o de las entidades auton¨®micas competentes, indica Ernest Pons. Al resto de posgrados y cursos se les denomina programas.
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