Espa?a no es Italia, ni falta que le hace
El FMI tiene una ventaja, es previsible. Siempre mete dos dedos en los ojos
El FMI tiene una ventaja, es previsible. Siempre mete dos dedos en los ojos. En este caso, una alerta sobre el coste de la mejora de las pensiones y otra sobre la conveniencia de no revertir del todo la reforma laboral.
Es lo que destacan los titulares, faltar¨ªa m¨¢s. Pero el aliento de fondo de la misi¨®n entra?a optimismo. El mensaje central consiste en que el d¨¦ficit previsto (1,8% para 2019) tiene sentido: ¡°Es crucial y apropiado¡±, dicen los redactores. Y el ritmo de ajuste estructural que supone (medio punto del PIB) ¡°deber¨ªa persistir¡±.
El segundo mensaje es ¨¢rnica para el atribulado Gobierno. Garantizado que el d¨¦ficit sigue bajo control, ¡°recaudar ingresos superiores¡± a los que se necesitan para ello (traducci¨®n libre: aumentar impuestos selectivamente) ¡°puede ayudar a financiar gastos adicionales¡±. Sociales.
M¨¢s concretamente, ¡°proteger a los m¨¢s vulnerables, apoyar las perspectivas de empleo de j¨®venes y parados de larga duraci¨®n, fomentar la capacidad de innovaci¨®n y la protecci¨®n del medio ambiente, as¨ª como lograr objetivos distributivos¡±.
Toma casta?a, ?esto viene de la catedral del rigor! ?Esto es del FMI! Escrito en modo san Agust¨ªn: ¡°Ama y haz lo que quieras¡±; o ¡°peca¡± e ¨ªdem. Pues parecido: controla el d¨¦ficit y podr¨¢s subir impuestos con los que hacer pol¨ªtica social. M¨¢s significativo: se trata del FMI sobre el terreno, mucho m¨¢s exigente que la sede de Washington, ligeramente socialdemocratizada desde el infausto (pero genial) DSK.
El pron¨®stico que se mantiene ah¨ª (y que la misi¨®n ratifica) es que tenemos a¨²n por delante un par de a?os, quiz¨¢ incluso tres, de crecimiento fuerte.
El lamento es que no se hayan empleado los tres ¨²ltimos ejercicios de la era Mariano en rebajar m¨¢s el d¨¦ficit (y, pues, la deuda, que es d¨¦ficit acumulado).
Para que cuando llegue la pr¨®xima crisis hubiese ¡°espacio¡± o ¡°colch¨®n¡± fiscal disponible para combatirla: emitiendo deuda. ?C¨®mo pagar sus plazos, si se comen cada vez m¨¢s parte de la tarta presupuestaria? Esa es la alarma de fondo. ?til para casi toda Europa. Rescatar en el entorno de 2010, con endeudamientos peque?os (Espa?a lleg¨® a reducirlo al 37% del PIB), era efectivo. ?C¨®mo ser¨ªa ahora? Quiz¨¢ exigiera sacrificios muy superiores a los activados cuando la Gran Recesi¨®n.
Incluso con ello, la impresi¨®n global en el organismo multilateral de Washington es que Espa?a est¨¢ bien ¡°anclada¡± en el marco de la uni¨®n monetaria.
De forma que todos sus Gobiernos acaban actuando (m¨¢s o menos) correctamente. Y que volver¨ªan a hacerlo, incluso si urgiese otra devaluaci¨®n interna.
En suma, Espa?a no es Italia. Ni falta que le hace. Pero Italia tampoco es Grecia, donde fue relativamente expeditivo atajar los populismos e implantar sacrificios.
En Italia, la pertinaz receta peronista no es f¨¢cil de reconducir. De momento ha aplastado ya a quien ten¨ªa ese encargo, el ministro de Econom¨ªa, Giovanni Tria, ?respira a¨²n? Veremos qu¨¦ dirimen los mercados. Pero en todo caso habr¨¢ espasmos.
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