Diez a?os despu¨¦s de la crisis, ?se avecina otra?
El FMI alerta de riesgos cada vez m¨¢s palpables capaces de trastocar la econom¨ªa global. Por encima de todo, preocupa la escalada proteccionista
En los laber¨ªnticos pasillos del Centro Internacional de Convenciones de Bali, las camisas batik son omnipresentes. Desde los empleados locales que regalan saludos con las manos juntas en vertical hasta los mandamases del Fondo Monetario Internacional (FMI) quieren mostrar con estas coloridas telas lo mejor de la cultura indonesia. La organizaci¨®n incluso suger¨ªa a los periodistas que vistieran blazers o camisas te?idas con esta t¨¦cnica centenaria. Pero los representantes del FMI no se han reunido en esta isla al sur del mar de Java para hablar de moda, sino para analizar algo tan abstracto y dif¨ªcil de concretar como el futuro del mundo.
La econom¨ªa global crece a buen ritmo. El desempleo toca m¨ªnimos hist¨®ricos en Estados Unidos, Jap¨®n, Alemania o Reino Unido. Los bancos se han fortalecido y vuelven a prestar. La inversi¨®n repunta. Y las Bolsas, aunque esta semana se hayan dado un buen casta?azo, encadenan un largo periodo de alzas. Entonces, ?por qu¨¦ en Bali estos d¨ªas no se ha dejado de hablar sobre cu¨¢ndo va a llegar la pr¨®xima recesi¨®n, qu¨¦ aspecto tendr¨¢ y si el mundo estar¨¢ preparado para hacerle frente?
La respuesta es compleja, pero podr¨ªa resumirse en una frase: los expertos del Fondo ven cada vez m¨¢s cerca riesgos que hasta ahora parec¨ªan lejanos. Se refieren a peligros globales, capaces de dar la vuelta como un calcet¨ªn a la coyuntura.
Muchos pa¨ªses no han aprovechado los a?os de bonanza para hacer reformas
El problema no es el ahora. Sino el ma?ana. O el pasado ma?ana. Porque, seg¨²n las proyecciones del Fondo, el PIB mundial crecer¨¢ este a?o y el pr¨®ximo un respetable 3,7%. Pero, como dice la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, muchos pa¨ªses no han aprovechado los d¨ªas de sol para arreglar el tejado. Y teme que, cuando lleguen las lluvias, las goteras inunden la vivienda.
Entre las amenazas que se vislumbran, la m¨¢s acuciante es la guerra comercial. Pero detr¨¢s viene una catarata de problemas sin resolver: deuda, tensiones financieras en pa¨ªses emergentes, subida del precio del petr¨®leo, auge de l¨ªderes populistas con agendas que disparan la incertidumbre... En Europa, sobre todo, preocupan los riesgos pol¨ªticos, con dudas crecientes en torno al Brexit y a los planes del Gobierno italiano.
Raghuram Rajan, uno de los escasos economistas que en 2005 alert¨® de los desequilibrios que desembocar¨ªan en la Gran Recesi¨®n, admite desde Chicago la dificultad de anticipar si la palabra crisis vuelve a rondar. Por una parte, destaca el fuerte crecimiento en EE UU. Por otra, se?ala los altos niveles de deuda, las alzas de tipos de inter¨¦s, las amenazas al comercio, los altos precios de las materias primas y las vulnerabilidades que presentan algunos pa¨ªses.
¡°No es f¨¢cil predecir si estas vulnerabilidades van a convertirse en minicrisis, y si estas minicrisis lo har¨¢n en otras m¨¢s grandes. Cuanto antes desaparezca la amenaza de guerra comercial, mejor ser¨¢ para todos. Pero las subidas de tipos son inevitables. No podemos posponer definitivamente la normalizaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria¡±, a?ade Rajan, economista jefe del FMI entre 2003 y 2007, cuando se gest¨® la ¨²ltima bomba de relojer¨ªa financiera en estallar.
¡°Las subidas de tipos son inevitables. No se pueden posponer¡±, dice Raghuram Rajan
Nadie en el FMI se atreve a sacar la bola de cristal. Pero s¨ª se lamentan por unas debilidades que ahora han quedado a la vista. En su rueda de prensa del jueves en Bali, Lagarde lanz¨® tres preguntas. ?Es la econom¨ªa lo suficientemente fuerte? ?Es lo suficientemente segura? ?Y se han repartido suficientemente los beneficios de estos a?os de crecimiento? La jefa del Fondo respondi¨® con un ¡°no¡± a los tres interrogantes.
La creciente fortaleza del d¨®lar y las subidas de los tipos decretadas por la Reserva Federal de EE UU aprietan las tuercas a las econom¨ªas emergentes, muy dependientes de capital extranjero. Estos pa¨ªses se beneficiaron de un aluvi¨®n de d¨®lares en la ¨¦poca del dinero ultrabarato, y ahora ven que las cosas se complican. Hace tiempo que se sabe que esa pol¨ªtica ten¨ªa fecha de caducidad, pero las tensiones salen ahora a flote. Un s¨ªntoma esperanzador es que, por ahora, el contagio de los problemas de Argentina y Turqu¨ªa a otros pa¨ªses en desarrollo ha sido muy limitado.
Desequilibrios
La deuda, adem¨¢s, anda disparada. Seg¨²n los c¨¢lculos del Fondo, la cifra global, que incluye p¨²blica y privada, toca nuevos m¨¢ximos: 182 billones de d¨®lares (unos 157 billones de euros). Seguir su evoluci¨®n da cierto v¨¦rtigo: supera ya en m¨¢s del 60% su nivel de 2007. Tras la crisis financiera global, la deuda p¨²blica de los pa¨ªses desarrollados se dispar¨® por las medidas de est¨ªmulo y por los rescates a la banca.
Pero en Indonesia se ha hablado sobre todo de comercio. O, mejor dicho, de trabas al comercio. Y de hasta d¨®nde van a llegar las medidas y contramedidas que EE UU y China se lanzan como un boomerang. Mientras los responsables del FMI ped¨ªan a los l¨ªderes de las dos superpotencias que rebajaran el conflicto, en Washington y Pek¨ªn solo se o¨ªan tambores de guerra. Primero fue el vicepresidente Mike Pence, que acus¨® a China de interferir en las elecciones legislativas estadounidenses de noviembre. Respondi¨® el ministro de Exteriores, Wang Yu, que exigi¨® a Trump acabar con sus ¡°acciones equivocadas¡±, que, seg¨²n dijo, atentan contra el inter¨¦s nacional de la segunda econom¨ªa del mundo.
Los expertos del Fondo ven cada vez m¨¢s cerca problemas que antes parec¨ªan lejanos
En el Fondo miran con especial atenci¨®n el acuerdo que Trump arranc¨® a principios de mes a M¨¦xico y Canad¨¢ en sustituci¨®n del antiguo TLC. La pregunta es si este es un modelo exclusivo para los tres pa¨ªses de Norteam¨¦rica, o si por el contrario el presidente del ¡°Am¨¦rica primero¡± pretende exportar este ejemplo para reconfigurar sobre nuevas bases sus pactos comerciales con otros pa¨ªses del mundo.
El FMI ha animado a los pa¨ªses a modernizar el sistema de comercio global. Pero en el organismo con sede en Washington se extiende la desagradable sensaci¨®n de no saber qu¨¦ objetivos realmente persigue EE UU. Mientras esto no se aclara, Lagarde pide a los l¨ªderes mundiales que no se dejen llevar por ¡°una amnesia colectiva¡± y no olviden todo lo malo que trajo la ola proteccionista del periodo de entreguerras.
Al conflicto comercial se le yuxtapone el de divisas. Washington insiste en que Pek¨ªn manipula la cotizaci¨®n del yuan para impulsar su sector exterior. En el Fondo aseguran no tener ninguna prueba de esta manipulaci¨®n, y animan a China a mantener un tipo de cambio flexible. A Bali tambi¨¦n viaj¨® el secretario del Tesoro de EE UU, Steven Mnuchin, que dijo que mantendr¨¢ los ¡°esfuerzos para enfrentarse a las pr¨¢cticas comerciales restrictivas en todo el mundo¡±, en un mensaje claramente dirigido a su gran rival comercial.
Europa juega de telonera en esta asamblea del FMI y del Banco Mundial. En las comparecencias de los dirigentes, escasean las preguntas sobre el continente que acaparaba la atenci¨®n durante la crisis del euro. Pero cuando las hay, dos pa¨ªses las monopolizan: Reino Unido e Italia. O, lo que es lo mismo, Brexit y los planes fiscales del Gobierno populista de La Liga y Movimiento 5 Estrellas. Esta zona del mundo preocupa menos, pero eso no quiere decir que se den por superados los problemas de la uni¨®n monetaria.
Italia preocupa
Carsten Brzeski, economista jefe de ING Alemania, cree que, junto con la guerra comercial, el mayor riesgo es el posible retorno de los problemas del euro. ¡°Los choques externos pueden provocar una recesi¨®n. Por ahora, el presupuesto italiano no basta para reavivar la crisis existencial de la uni¨®n monetaria. Pero si esta crisis fiscal se convierte en pol¨ªtica entraremos en un juego totalmente distinto¡±, concluye.
Diez a?os despu¨¦s de la Gran Recesi¨®n la recuperaci¨®n ha sido desigual
Se cumple ahora una d¨¦cada de la ca¨ªda de Lehman Brothers. El documento Perspectivas Econ¨®micas Mundiales compara el mundo actual con el anterior a esa crisis que cambi¨® la vida de millones de personas: la deuda p¨²blica global es del 52% del PIB ¡ªfrente al 36% previo a 2008¡ª; los balances de los bancos centrales, especialmente de los pa¨ªses ricos, se han multiplicado; y los emergentes representan ahora un 60% el PIB global, frente al 44% anterior, ¡°lo que refleja una d¨¦bil recuperaci¨®n de las econom¨ªas avanzadas¡±, asegura el texto del FMI.
Diez a?os despu¨¦s del golpe, la recuperaci¨®n es desigual. Mientras las heridas de Europa a¨²n est¨¢n cicatrizando, EE UU comenz¨® a crecer antes y m¨¢s r¨¢pido, por lo que su banco central tambi¨¦n empez¨® antes a soltar lastre y a volver a la ortodoxia. Si nada se tuerce en el pr¨®ximo semestre, esta expansi¨®n habr¨¢ sido la mayor de su econom¨ªa tras la II Guerra Mundial. Y si en algo coinciden los economistas es en que todo lo que sube tiene que bajar. La cuesti¨®n es cu¨¢ndo y c¨®mo ser¨¢ esa ca¨ªda.
James Galbraith se reconoce esc¨¦ptico sobre las capacidades predictivas del FMI, del que recuerda su historial de resbalones pasados. ¡°Los avisos del Fondo de un empeoramiento del clima global solo deber¨ªan leerse como un s¨ªntoma de que a¨²n no se ha olvidado su fracaso en predecir otras crisis¡±, lanza ir¨®nico este economista estadounidense que en 2016 asesor¨® al candidato dem¨®crata Bernie Sanders.
Al pedirle su opini¨®n sobre si se avecina una recesi¨®n o tan solo un frenazo, Galbraith echa mano de ¡°las palabras inmortales¡± de Zhou Enlai, primer jefe de Gobierno de la Rep¨²blica Popular China. Se refiere al famoso episodio en el que le preguntaron por la Revoluci¨®n Francesa ¡ªseg¨²n otras fuentes, en realidad hablaba de Mayo del 68¡ª. ¡°Demasiado pronto para opinar¡±, respondi¨® el l¨ªder comunista.
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