Las dos caras del alza de los sueldos m¨¢s bajos
As¨ª afecta a trabajadores y empresarios la subida del salario m¨ªnimo, que divide a los expertos en cuanto al ritmo de aumento
Cuesta encontrar a alguien que no defienda que deben subir los salarios en Espa?a y, "sobre todo, los m¨¢s bajos", dec¨ªa el presidente de CEOE, Juan Rosell, hace unas semanas. El consenso mengua hasta disolverse cuando hay que decidir el c¨®mo. Esto se ha podido observar desde que el Gobierno y Podemos anunciaron que en su acuerdo presupuestario para 2019 se inclu¨ªa un aumento del salario m¨ªnimo interprofesional a 900 euros mensuales, un 22,3% m¨¢s que este a?o. No piensan igual los sindicatos que la patronal; no lo ven de la misma forma Gobierno y oposici¨®n; ni siquiera entre los economistas hay un gran consenso.
Entre estos ¨²ltimos los hay quienes la critican, en una parte, por las formas. "La subida tan grande no negociada tiene algo de imprudencia. Hab¨ªa una senda pactada y moderada. La manera de llegar a los 900 euros, que yo dir¨ªa que es un nivel l¨®gico para un trabajador adulto, no es esta", se?ala Marcel Jansen, profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Sobre la subida en s¨ª, a este estudioso del mercado le preocupa el impacto que puede tener "en la contrataci¨®n de j¨®venes y parados de larga duraci¨®n". Tambi¨¦n el economista Jos¨¦ Mois¨¦s Mart¨ªn Carretero cree que puede perjudicar a los menos formados y productivos. Pero ¨¦l pone el acento en que "no hay evidencia [emp¨ªrica]" de impactos en el empleo de "subidas graduales del SMI". "Solo he encontrado una, sobre un aumento del 40% en Seattle. La primera fue del 16% y no hubo efecto. Luego, s¨ª. Creo que la de Espa?a est¨¢ a medio camino. Puede notarse en el n¨²mero de horas trabajadas, que crezca menos que ahora", se?ala.
Carlos Mart¨ªn, director del gabinete de estudios de CC OO, cree que lo amortigua el aumento de la demanda, "lo que fomentar¨¢ a su vez la contrataci¨®n, compensando cualquier p¨¦rdida puntual que pudiera haber de empleo". Jansen no ve claro este argumento porque "los perceptores del SMI son un colectivo relativamente peque?o".
En lo que coindicen Mart¨ªn Carretero y Carlos Mart¨ªn es en que la econom¨ªa espa?ola aguanta la medida. "La productividad por hora trabajada lo aguanta. Este ¨ªndice en Espa?a es un 80% del de Alemania, en cambio, el salario m¨ªnimo es el 60% m¨¢s bajo", ilustra el primero. El segundo utiliza un ejemplo similar para mostrar el margen: la productividad y el SMI espa?oles respecto de la UE representan: el 97% y el 75%, respectivamente.
Ahora, donde se aprecian con claridad las dos caras de la subida de los sueldos m¨¢s bajos y las diferentes posiciones es entre quien lo cobra, el empleado, y quien lo paga, el empresario. A continuaci¨®n, abordamos ambos casos.
¡°No paso hambre por suerte, pero no puedo ahorrar¡±
"Hace poco se me estrope¨® el m¨®vil. Arregl¨¦ uno viejo que ten¨ªa. No pod¨ªa comprar otro", responde Ra¨²l Calder¨®n cuando se le pregunta c¨®mo hace para afrontar un gasto extraordinario imprevisto. Este repartidor de comida a domicilio, asalariado ¡ªen el mercado laboral actual conviene aclararlo¡ª, gana al mes 750 euros limpios y vive en un piso por el que paga 650 euros con dos compa?eros, en Ciudad Lineal (Madrid). "No paso hambre por suerte, pero no puedo ahorrar", lamenta. Que se refiera a la suerte no tiene un ¨¢pice de iron¨ªa, salvo que sea amarga, dado el precio de la vivienda en Madrid y la velocidad a la que crece.
Para Ra¨²l, la subida del SMI es una buena noticia. "Un plus de ingresos siempre viene bien". Pero sabe que va a tener que pelearla. Su empresa no le aplica las dos anteriores. "Contabiliza un plus de transporte, que no deber¨ªa contar para el salario m¨ªnimo, y as¨ª no lo actualiza", se queja. No quiere dar el nombre de la empresa porque ¨¦l, delegado de CC OO, est¨¢ negociando la aplicaci¨®n de las subidas de 2017 y 2018. Prefiere esperar a ver el desenlace.
No es casual que Ra¨²l sea representante sindical. Tampoco lo es que lo sea Lourdes Palo, por UGT, en la residencia privada en la que trabaja en Salamanca. Est¨¢n m¨¢s protegidos que sus compa?eros. El temor a hablar dando el nombre, el horario irregular dictado de forma unilateral por la empresa, la jornada parcial no deseada...en definitiva, la precariedad contada de diferentes formas es com¨²n entre quienes cobran un salario entre el m¨ªnimo actual (735,9 euros brutos al mes) y el de 2019 (900).
Lourdes gana unos 625 euros al mes por trabajar 28 horas a la semana: "En mi centro, nadie tiene una jornada completa". Si la tuviera, percibir¨ªa 893 euros, el sueldo de limpiadoras del convenio sectorial.
Opina que, con la subida, "se quedan un poco cortos". "Las familias tienen hijos y cuesta llegar a fin de mes", argumenta. Ella tiene dos, en edad de estudiar. Y lo mismo piensa ?ngeles, una limpiadora de habitaciones hotel, una kelly, que ganaba 800 euros hasta que perdi¨® su trabajo hace poco, "al reclamar mis derechos". Con ese dinero, no llega a fin de mes. Vive sola en un piso por el que paga 650 euros. "Tengo hermanos que me ayudan", aclara cuando explica c¨®mo se las apa?a.
¡°No s¨¦ qu¨¦ haremos. Igual contratamos a media jornada¡±
Cuando se anunci¨® que el salario m¨ªnimo iba a subir a 900 euros al mes, en el despacho y asesor¨ªa fiscal y laboral de Susana Romero, en Jerez, hicieron n¨²meros. Les iba a costar casi 5.000 euros m¨¢s al a?o entre sueldos y cotizaciones. Esa subida de costes llega de empleadas afectadas por la medida: una cobra m¨¢s pero hay efecto arrastre; la otra est¨¢ en pr¨¢cticas hasta final de a?o.
"No s¨¦ qu¨¦ haremos. Igual resolvemos el contrato de la chica en pr¨¢cticas o la contratamos media jornada. Esto ¨²ltimo es lo m¨¢s normal. El salario y el coste de la graduada social lo asumiremos...", reflexiona. Resume as¨ª riesgos que advierten los economistas cr¨ªticos con un aumento fuerte del salario m¨ªnimo: problemas para j¨®venes y m¨¢s empleo a tiempo parcial.
"Mi problema es que los recursos est¨¢n limitados. 600 ¨® 700 euros al mes puede parecer una porquer¨ªa. No me van a arruinar, pero no son 100 ¨® 200. Y tengo que pagar hipoteca, gastos (electricidad, Internet), renting de la fotocopiadora, tel¨¦fono...", suma.
Las peque?as empresas tendr¨¢n m¨¢s dif¨ªcil asumir el aumento del SMI. Tampoco ser¨¢ f¨¢cil para las que tengan conciertos con la Administraci¨®n. Es el caso del grupo Casablanca, con ocho residencias, varias concertadas, y un centro de atenci¨®n a mayores, unos 500 trabajadores y 20 millones de ingresos. "Trabajamos con precios constantes que no podemos subir. Asumiremos el coste, pero deber¨ªamos poder repercutirlo", pide el due?o, Ignacio Fern¨¢ndez. ?l se alinea con quienes creen que hay que subir sueldos, dice, pero reclama que "no se analicen los problemas viendo solo una parte".
Fern¨¢ndez explica que sectores como el suyo, donde el coste laboral supone el 90% del gasto y no hay mucho margen de beneficio, que suelen contratar con la Administraci¨®n, est¨¢n atrapados entre las normas de la contrataci¨®n y los conciertos p¨²blicos ¡ªpara ganar el concurso es decisivo y la ley de desindexaci¨®n proh¨ªbe repercutir los aumentos salariales¡ª y el aumento del salario m¨ªnimo. En el convenio de dependencia, cuatro de casi 30 categor¨ªas tienen un salario de 893 euros mensuales.
"El problema ser¨¢ mayor en 2020 si sube a 1.000 como han dicho. Frenar¨¢ inversiones y nuevas contrataciones", a?ade.
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