Dos ciudades y 50.000 empleos, ?bienvenido, ¡®mister¡¯ Amazon?
El gigante de la distribuci¨®n se instalar¨¢ en Washington y Nueva York y deja fuera a m¨¢s de 200 localidades menores que optaron por instalar su sede
Tucson (Arizona) decidi¨® enviar como obsequio a la sede de Amazon, en la lluviosa y fr¨ªa Seattle, un cactus saguaro, oriundo del desierto de Sonora, de seis metros y medio de altura. Birmingham (Alabama) sembr¨® sus calles de gigantescas r¨¦plicas de las cajas que utiliza la compa?¨ªa para sus env¨ªos. Una cadena de sandwicher¨ªas de Pittsburgh prometi¨® bocadillos gratis para todos los empleados. Y la localidad de Stonecrest (Georgia) lleg¨® a ofrecer 140 hect¨¢reas de su territorio para crear una ciudad nueva que se llamar¨ªa Amazon, y de la que Jeff Bezos, 54 a?os, fundador de la compa?¨ªa y la persona m¨¢s rica del mundo, se erigir¨ªa en alcalde vitalicio y no electo.
Amazon, cuyo descomunal crecimiento ha multiplicado por 20 su plantilla en ocho a?os, anunci¨® hace 14 meses que buscaba una localizaci¨®n para abrir su segundo cuartel general, e invitaba a las ciudades a presentar candidaturas. La oferta era irresistible: 50.000 empleos de calidad, con un salario medio superior a los 100.000 d¨®lares, y un privilegiado lugar en la vanguardia de la nueva econom¨ªa. Aquello desat¨® una especie de talent show entre 238 ciudades candidatas, con berlanguianas pinceladas de Bienvenido Mister Marshall.
El pasado martes, 236 Villares del R¨ªo vieron la caravana de Bezos pasar de largo. Amazon repartir¨¢ salom¨®nicamente su segunda residencia entre Nueva York y las afueras de Washington DC, a raz¨®n de 25.000 empleos cada una, y montar¨¢ un m¨¢s modesto centro log¨ªstico en Nashville (Tennessee). Muchas alforjas para un viaje con un destino, las capitales financiera y pol¨ªtica del pa¨ªs, al que les habr¨ªa llevado el sentido com¨²n.
De regalo, adem¨¢s de 238 campa?a de publicidad gratuita ensalzando las bondades de mister Amazon, obtiene de las dos ciudades ganadoras 5.500 millones de d¨®lares entre pagos directos y compromisos de inversi¨®n p¨²blica relacionados con el proyecto, seg¨²n The Wall Street Journal, que superan los 5.000 millones que la compa?¨ªa se ha comprometido a invertir. Un r¨¦cord hist¨®rico en esta controvertida pr¨¢ctica de agasajar a las compa?¨ªas privadas con dinero p¨²blico para atraer su negocio a un territorio. Y, de propina, las 238 ciudades candidatas han proporcionado a Amazon sus planes estrat¨¦gicos para los pr¨®ximos a?os, sus proyectos de infraestructuras, y radiograf¨ªas de su econom¨ªa y su talento local. Una jugada maestra.
¡°La decisi¨®n era bastante l¨®gica¡±, explica Rob Maxim, analista de Pol¨ªticas Metropolitanas en la Brookings Institution. ¡°Nueva York tiene la mayor concentraci¨®n de trabajadores tecnol¨®gicos del pa¨ªs y Washington DC la tercera, por detr¨¢s de la bah¨ªa de San Francisco. Es m¨¢s f¨¢cil instalarse en un sitio que ya tiene ese talento en lugar de tratar de crearlo. Adem¨¢s, Nueva York es la capital global de las finanzas y de la publicidad, y Washington DC es la sede del poder pol¨ªtico. Son ventajas ¨²nicas que, combinadas con las buenas infraestructuras, constituyen una opci¨®n ganadora¡±.
El desembarco en el centro del poder pol¨ªtico ser¨¢ al otro lado el r¨ªo Potomac, en la localidad de Arlington, en el norte del Estado de Virginia. La ciudad ha ofrecido un conjunto de rascacielos conocido como Crystal City, a una parada de metro del aeropuerto Reagan, a cuatro del centro de Washington DC y a apenas dos kil¨®metros de las vivienda privada m¨¢s grande de la capital, propiedad de Bezos.
La llegada de golpe de 25.000 trabajadores j¨®venes y ricos a este decadente y fr¨ªo conjunto urbano promete ser el sue?o h¨²medo de cualquier estudioso del fen¨®meno de la gentrificaci¨®n. De la historia de esta colmena de oficinas sabe mucho Jack Levonian, armenio de 75 a?os, que abri¨® su tienda de fotograf¨ªa, en la galer¨ªa comercial que surca el subsuelo del conjunto, cuando todo esto se inaugur¨® en 1972. ¡°Estoy aqu¨ª desde el primer d¨ªa¡±, explica. ¡°Al principio esto se llen¨® de oficinas del Ej¨¦rcito y contratistas militares, hab¨ªa much¨ªsima actividad. Pero a partir de 2005, cuando el departamento de Defensa reestructur¨® sus bases tras el 11-S, todos se marcharon. Se perdieron miles de empleos y la actividad baj¨® much¨ªsimo. Por eso estoy emocionado con la llegada de Amazon¡±.
Hace tiempo que Amazon dej¨® de ser solo la librer¨ªa m¨¢s grande del mundo, o la empresa que revolucion¨® el comercio minorista. Ya no se conforma con vender todo a todo el mundo. Hoy, la criatura de Bezos es un monstruo multiforme que pone en jaque a numerosos sectores tradicionales. Es proveedora de contenidos online, productora de cachivaches tecnol¨®gicos, gigante del entretenimiento y de la publicidad digital, y ha entrado en el sector de la alimentaci¨®n e incluso en la asistencia sanitaria, la mayor industria estadounidense (18% del PIB) y una de las m¨¢s ineficientes. Es, tambi¨¦n, proveedor de tecnolog¨ªa en nube, con contratos multimillonarios ya firmados o a punto de cerrar con el Gobierno y sus nuevos vecinos del Pent¨¢gono, a solo dos paradas de metro de Crystal City.
Los principales frenos potenciales a la expansi¨®n de Amazon, el segundo empleador privado del pa¨ªs despu¨¦s de Walmart, proceden del ¨¢mbito regulatorio. Como todos los gigantes tecnol¨®gicos, Amazon se enfrenta a la desconfianza del poder pol¨ªtico. De ah¨ª la importancia estrat¨¦gica de acercarse a Washington. Amazon cuenta en la actualidad con 102 lobistas, cuatro veces m¨¢s que hace diez a?os, que trabajan en 24 ¨¢reas tem¨¢ticas diferentes. Ahora, al repartir su segundo cuartel general entre dos Estados, y expandirse tambi¨¦n a un tercero, gana influencia en al menos seis senadores.
El barrio de Long Island City ser¨¢ su hogar en Nueva York, ciudad en la que Bezos, con 30 a?os, antes de fundar Amazon, trabaj¨® para el fondo de inversi¨®n D.E. Shaw. Long Island City, en Queens, era entonces una zona industrial contaminada y con almacenes abandonados. Todo empez¨® a cambiar cuando el alcalde Michael Bloomberg apost¨® por convertir la ciudad de los rascacielos en el polo tecnol¨®gico alternativo a San Francisco.
Nueva York empez¨® a llamarse Silicon Alley. Compa?¨ªas de nueva creaci¨®n como Etsy o Kickstarter empezaron a dispersarse por la ciudad y hace un a?o se inaugur¨® Cornell Tech, un campus universitario situado justo a la altura de la futura sede de Amazon y dedicado a formar a graduados en computaci¨®n e ingenier¨ªa electr¨®nica.
La gran baza de Nueva York es la base de talento que tiene ya la ciudad, la m¨¢s competitiva del pa¨ªs. Un fil¨®n que ya vieron antes Google o Facebook.
Queens recibe el anuncio de la llegada de Amazon dividida. Long Island City es desde la crisis financiera el barrio de mayor crecimiento en Nueva York y est¨¢ experimentando un proceso acelerado de gentrificaci¨®n, con modernos rascacielos y almacenes reconvertidos, como la sede del museo MoMA PS1. El barrio, se?alan los m¨¢s cr¨ªticos, no cuenta con la infraestructura para acoger a 20.000 personas m¨¢s cada d¨ªa. El principal temor de los que tienen menos recursos es que el coste de la vivienda se dispare a¨²n m¨¢s.
El desembarco de Amazon plantea desaf¨ªos para sus dos anfitriones, como demuestra el ejemplo de Seattle. All¨ª naci¨® la compa?¨ªa en 1994 -en un garaje, como manda la mitolog¨ªa- y hoy emplea en la ciudad a 45.000 de las 575.000 personas que conforman su plantilla global. Amazon ocupa casi el 20% del espacio de oficinas premium de Seattle y su presencia ha contribuido a que los alquileres de viviendas (42% de subida en siete a?os) se equiparen a los de Boston o Nueva York, expulsando a los m¨¢s desfavorecidos. El n¨²mero de personas sin techo ha crecido un 4% en el ¨²ltimo a?o, en un condado con una tasa de desempleo de apenas 3%.
Al final, el gran concurso de mister Amazon ha subrayado una de las debilidades de la nueva econom¨ªa tecnol¨®gica: que concentra la riqueza y las oportunidades en una ¨¦lite de grandes ciudades, acentuando las desigualdades entre estas y el resto. Amazon necesita ir donde est¨¢ el talento y su llegada contribuir¨¢ a atraer m¨¢s. La tendencia se ha exacerbado desde la Gran Recesi¨®n: Washington y Nueva York acapararon solos la mitad del incremento neto en establecimientos de nuevas empresas entre 2007 y 2016, seg¨²n un estudio del Economic Innovation Group. ¡°Estar en ciudades con mucha concentraci¨®n de talento hace a los trabajadores tecnol¨®gicos ser m¨¢s productivos¡±, explica Maxim. ¡°La econom¨ªa del conocimiento se concentra desproporcionadamente en las grandes ciudades y eso, combinado con la globalizaci¨®n, refuerza los v¨ªnculos entre esas capitales globales y las separa del resto del pa¨ªs¡±.
Algunos en esa otra Am¨¦rica lo comprendieron, incluso antes de que se resolviera el concurso. Es el caso de Little Rock (Arkansas), que opt¨® por descolgarse de la competici¨®n sin esperar a que Amazon la descartara. ¡°Encontrar¨¢s lo que buscas¡±, le escribi¨® el municipio a la compa?¨ªa en una carta abierta en octubre de 2017, ¡°pero sencillamente no somos nosotros¡±. La carta sali¨® publicada en una p¨¢gina de publicidad pagada en The Washington Post. Un peri¨®dico que tambi¨¦n propiedad de Jeff Bezos.
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