Los estafados de Madoff recuperan una d¨¦cada despu¨¦s tres cuartas partes de lo que perdieron
El financiero cumple una condena de 150 a?os de prisi¨®n. No fueron imputados ni su mujer ni sus hijos: el mayor se suicid¨® al cumplirse el segundo aniversario del fraude y el m¨¢s joven muri¨® de c¨¢ncer
¡°?Qui¨¦n es Bernard Madoff?¡±. Es la pregunta que hizo Patrick Duffy cuando desde la unidad de fraudes financieros del FBI le asignaron investigar la mayor trama piramidal en la historia de Wall Street. Es la misma pregunta que se hicieron millones de personas en todo el mundo al escuchar la confesi¨®n que el gestor de fondos hizo hace 10 a?os a sus dos hijos, a los que desvel¨® que la fortuna que ten¨ªan era en realidad fruto de un colosal enga?o que dur¨® 45 a?os.
El financiero estadounidense cumple una condena de 150 a?os de prisi¨®n
Duffy acababa de sumarse al FBI cuando Madoff fue arrestado el 11 de diciembre de 2008. Form¨® parte del equipo que diseccion¨® toda su contabilidad para determinar la escala de un fraude que se cifr¨® en 64.800 millones de d¨®lares (unos 57.000 millones de euros al cambio actual). El financiero cumple una condena de 150 a?os de prisi¨®n. Tambi¨¦n fueron procesados cinco de sus empleados. Su hijo mayor, Mark, se suicid¨® al cumplirse el segundo aniversario del fraude y el m¨¢s joven, Andrew, muri¨® de c¨¢ncer.
La estafa provoc¨® a los inversores unas p¨¦rdidas probadas de 17.500 millones de d¨®lares. Los restantes 47.000 millones corresponden a las ganancias ficticias que aparec¨ªan en las cuentas que Madoff gestionaba personalmente. De todo ese dinero, se recuperaron hasta la fecha 13.305 millones. Eso equivale a tres cuartas partes de lo que se daba por perdido, una cantidad considerada excepcional para lo que es habitual en este tipo de estafas. Con mucha suerte, en los casos relacionados con tramas piramidales se llega al 30%, pero la mayor¨ªa no consigue nada.
Bernard Madoff era un desconocido para el inversor corriente. No en las altas esferas de Wall Street. Entre sus clientes ten¨ªa a magnates como Norman Braman o Fred Wilpon, bancos internacionales, organizaciones ben¨¦ficas y celebridades como Kevin Bacon o Steven Spielberg. La mayor¨ªa sab¨ªa que todo era demasiado bonito para ser real, porque los retornos desafiaban las leyes de la gravedad. Pero la avaricia les invit¨® a no cuestionar nada mientras durara.
Hasta que la crisis financiera expuso el fraude. Madoff revel¨® su secreto cuando se hizo evidente que no pod¨ªa restituir las inversiones que le reclamaban los inversores. En ese momento gestionaba 4.800 cuentas. La trama era de gran complejidad. Se nutr¨ªa de lo que recaudaban fondos terceros entre sus propios clientes. Sus hijos nunca fueron imputados, pese a que participaban en la gesti¨®n de la firma. Tampoco su esposa, Ruth. S¨ª su hermano Peter, que debe cumplir 10 a?os.
Para evitar otro caso similar, EE UU recompensa desde entonces a los delatores de irregularidades financieras
Irving Picard fue el designado para seguir el rastro de los fondos. Su t¨¢ctica fue ir a por aquellos que alimentaban a Madoff, como el que operaba Ezra Merkin, y que retiraron el dinero antes de que se destapara la trama. Tambi¨¦n participaron Fairfield Greenwich, el grupo Santander y Tremont Group entre otros. Del total recuperado, se distribuyeron 11.300 millones entre los afectados. El resto est¨¢ puesto en reserva hasta que se resuelvan las acciones legales pendientes.
¡°?xito sin precedentes¡±
El interventor acept¨® reclamaciones por valor de 19.000 millones. ¡°Al inicio del proceso, hace 10 a?os, est¨¢bamos decididos a recuperar la mayor cantidad posible. Pero no est¨¢bamos seguros de cu¨¢nto¡±, admite. ¡°Es un ¨¦xito sin precedentes¡±, a?ade. Pero el proceso de liquidar la firma y compensar a los estafados tiene su coste. La factura legal asciende a 1.670 millones, cerca del 10% del dinero que se devolver¨¢ a los inversores que confiaron su dinero a Madoff.
La revelaci¨®n de la estafa, en plena crisis financiera, fue acompa?ada de duras cr¨ªticas contra la agencia que protege a los inversores. Para prevenir lapsos similares, la Securities and Exchange Commission cre¨® un programa para recompensar a los delatores de irregularidades o fraudes financieros. Desde que el sistema entr¨® en vigor hace siete a?os se pagaron m¨¢s de 326 millones de d¨®lares a 59 informadores. De ese total, m¨¢s de 170 millones se distribuyeron este a?o.
La recompensa ronda entre el 10% y el 30% de la sanci¨®n total que se imponga por el abuso. Se establece en funci¨®n de la calidad de la informaci¨®n que se facilita y del alcance del fraude. El prop¨®sito del programa es, por un lado, cambiar la cultura corporativa y, por otro, recuperar el dinero estafado. En junio se concedi¨® 83 millones a tres individuos por una irregularidad en Merrill Lynch de 415 millones. Pero la mitad de los soplos no lleva a ninguna parte.
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