Una apuesta por la distop¨ªa
Podemos ver las cibermonedas como billetes de loter¨ªa que se utilizan en Estados deshonestos y fallidos
Ya que el precio del bitcoin baj¨® un 80% desde su m¨¢ximo del a?o anterior, y el mayor mercado de criptomonedas est¨¢ derrumb¨¢ndose de manera sist¨¦mica, la pregunta es: ?ya lleg¨® y pas¨® el pico m¨¢ximo de las criptomonedas? Quiz¨¢s s¨ª, pero, por el momento, a¨²n no veremos a los verdaderos cripto-creyentes haciendo cola para que les borren sus tatuajes de criptomonedas.
En una conferencia reciente a la que asist¨ª, de manera abrumadora se intu¨ªa que la capitalizaci¨®n de mercado de las criptomonedas iba a explotar en los pr¨®ximos cinco a?os, elev¨¢ndose a una cifra que se ubicar¨ªa entre cinco y diez billones de d¨®lares. Para quienes observaron que el precio del bitcoin pas¨® de 13 d¨®lares en diciembre de 2012 a unos 4.000 d¨®lares hoy, la ca¨ªda de 20.000 d¨®lares de este a?o no es raz¨®n para entrar en p¨¢nico.
Es tentador decir: ¡°Por supuesto, el precio se est¨¢ desmoronando¡±. Los reguladores se est¨¢n dando cuenta gradualmente de que no pueden consentir la creciente presencia de grandes transacciones tecnol¨®gicas que facilitan la evasi¨®n fiscal y la actividad criminal. Al mismo tiempo, los bancos centrales desde Suecia a China se est¨¢n dando cuenta de que ellos tambi¨¦n pueden emitir monedas digitales. Como destaqu¨¦ en mi libro publicado el a?o 2016 refiri¨¦ndome al pasado, el presente y el futuro de las monedas, cuando se trata de nuevas formas de dinero, el sector privado puede innovar, pero a su debido tiempo es el gobierno quien regula y se apropia.
Sin embargo, tal como tambi¨¦n se?al¨¦ en aquel entonces, s¨®lo debido a que es m¨¢s probable que el valor a largo plazo del bitcoin sea de 100 d¨®lares en lugar de 100.000, eso no significa definitivamente que el bitcoin deba valer cero. La forma correcta de pensar sobre las criptomonedas es imaginarlas como billetes de loter¨ªa que se amortizan en un futuro dist¨®pico en el que se utilizan en Estados deshonestos y fallidos, o tal vez en pa¨ªses donde los ciudadanos ya han perdido toda apariencia de privacidad. No es una coincidencia que la disfuncional Venezuela sea el primer emisor de una criptomoneda respaldada por el Estado (el ¡°petro¡±).
El mayor obst¨¢culo para cualquier criptomoneda es que, con el transcurrir del tiempo, tiene que haber una manera en la que se pueda comprar una gama de bienes y servicios con ellas que vaya m¨¢s all¨¢ de las drogas il¨ªcitas y los servicios de sicarios. Y, si los gobiernos en alg¨²n momento llegan a hacer que sea ilegal su uso en tiendas minoristas y bancos, su valor debe, finalmente, colapsar.
Muchos predicadores del cripto-evangelio insisten en que el bitcoin es ¡°oro digital¡±, en parte porque el suministro a largo plazo est¨¢ limitado algor¨ªtmicamente en 21 millones. Pero, esa es una idea chiflada. Para empezar, a diferencia del oro ¨Cque siempre ha tenido otros prop¨®sitos y hoy en d¨ªa se emplea ampliamente en las nuevas tecnolog¨ªas, desde iPhones hasta naves espaciales¨C, el bitcoin no tiene un uso alternativo. E incluso, si los partidarios de esta cibermoneda logran encontrar una manera de reducir el fenomenal costo de energ¨ªa que se invierte en verificar transacciones, la naturaleza misma de los sistemas de contabilidad descentralizados las hace mucho menos eficientes que las monedas en los sistemas con un participante central de confianza, como es un banco central. Si se quita el casi anonimato, nadie querr¨¢ usarla; si se mantiene an¨®nima, los gobiernos de las econom¨ªas avanzadas no van a tolerar dicha situaci¨®n.
Los predicadores del cripto-evangelio descartan tales preocupaciones: el bitcoin a¨²n puede ser incre¨ªblemente valioso mientras suficientes personas lo perciban como oro digital. Al fin y al cabo, argumentan, el dinero es una convenci¨®n social. Pero los economistas (incluy¨¦ndome entre ellos) que hemos trabajado en este tipo de problemas durante cinco d¨¦cadas hemos descubierto que las burbujas de precios que rodean a los activos sin valor intr¨ªnseco finalmente deben explotar. Los precios de los activos que s¨ª tienen un valor subyacente real no pueden desviarse arbitrariamente de los puntos de referencia hist¨®ricos. Y, el dinero emitido por el gobierno no es una pura convenci¨®n social; los gobiernos pagan a los empleados y proveedores, y exigen pagos de impuestos en moneda fiduciaria.
Pero es demasiado pronto para decir c¨®mo evolucionar¨¢n las monedas digitales del nuevo mundo. Los bancos centrales entrar¨¢n en el juego (sus reservas ya son una forma de moneda digital mayorista), pero ese no es el final de la historia. US Treasury Direct, por ejemplo, ya ofrece a los clientes minoristas una forma de bajo costo para que dichos clientes obtengan titularidad de deudas de tesorer¨ªa de muy corto plazo por cantidades tan peque?as como 100 d¨®lares, que tambi¨¦n pueden negociarse con otros clientes en el sistema. Sin embargo, la fuerte seguridad hace que el sistema sea relativamente engorroso de utilizar, y quiz¨¢s por esto los gobiernos pudiesen llegar a adoptar una de las tecnolog¨ªas digitales privadas de hoy en d¨ªa.
Por el momento, la verdadera pregunta es si la regulaci¨®n global lograr¨¢ desarrollar sistemas que ahora son costosos para rastrear y monitorear a las criptomonedas. Y tambi¨¦n cu¨¢ndo suceder¨¢. Cualquier econom¨ªa avanzada grande que sea lo suficientemente tonta como para intentar aceptar las criptomonedas, tal como lo hizo Jap¨®n el a?o pasado, corre el riesgo de convertirse en un destino mundial para el lavado de dinero. (Los movimientos subsiguientes de Jap¨®n para distanciarse de las criptomonedas fueron quiz¨¢s una de las causas de los giros que dio la econom¨ªa mundial este a?o). Al final, las econom¨ªas avanzadas seguramente coordinar¨¢n la regulaci¨®n de la criptomoneda, como lo han hecho en otras medidas para prevenir el lavado de dinero y la evasi¨®n fiscal.
Pero eso deja fuera a muchos jugadores descontentos. Despu¨¦s de todo, muchos pa¨ªses ¨Cincluyendo Cuba, Ir¨¢n, Libia, Corea del Norte, Somalia, Siria y Rusia¨C est¨¢n trabajando actualmente bajo las sanciones financieras de Estados Unidos. Sus gobiernos no se preocupar¨¢n necesariamente por las externalidades globales si se alientan las criptomonedas que puedan tener valor, siempre y cuando se utilicen en alg¨²n lugar.
Entonces, si bien no debemos sorprendernos por la ca¨ªda del precio de la criptomoneda de este a?o, el precio de estas monedas no es necesariamente cero. Al igual que ocurre con los billetes de loter¨ªa, existe una alta probabilidad de que estas cibermonedas lleguen a valer nada. Tambi¨¦n existe una posibilidad muy peque?a de que valgan mucho alg¨²n d¨ªa, por razones que en la actualidad son dif¨ªciles de predecir.
Kenneth Rogoff, quien fue economista en jefe del FMI, es profesor de econom¨ªa y pol¨ªticas p¨²blicas en la Universidad de Harvard.
Copyright: Project Syndicate, 2018.www.project-syndicate.org.Traducci¨®n del ingl¨¦s: Roc¨ªo L. Barrientos
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