La reforma de la eurozona
La agenda de cambios es respaldada en Espa?a pero no en los Estados miembros
Es dif¨ªcil escribir algo novedoso sobre las reformas pendientes de la zona euro. Es compartido que la uni¨®n bancaria necesita un seguro de dep¨®sitos com¨²n y un fiscal backstop global. A su vez, la eurozona adolece de un instrumento presupuestario que complemente las pol¨ªticas fiscales nacionales y permita acomodar el ciclo con una funci¨®n estabilizadora. Esta misi¨®n podr¨ªa ser acometida por un presupuesto, que adem¨¢s permitiera la emisi¨®n de un activo libre de riesgo, o bien un seguro de desempleo o, como ha propuesto la Comisi¨®n, de inversiones.
Esta agenda de reformas cuenta con un amplio respaldo en Espa?a, con matices entre las distintas fuerzas pol¨ªticas, y diferentes aspiraciones posteriores. Sin embargo, a nivel comunitario no somos capaces de movilizar similar consenso. Los intereses de unos u otros Estados est¨¢n dificultando esas negociaciones, pero m¨¢s all¨¢ de esas aproximaciones de corto plazo, o como resultado de todas ellas, la reforma de la eurozona est¨¢ caminando por una senda no muy reconfortante. Es cierto que avanza, pero no s¨¦ si en la mejor de las direcciones. Veamos.
Los avances en regulaci¨®n, supervisi¨®n y resoluci¨®n bancaria no conformar¨¢n una uni¨®n bancaria hasta que se adopte un fiscal backstop de los instrumentos de reaseguramiento privado (Fondo de Resoluci¨®n y del futuro Fondo de Dep¨®sitos). Hasta el momento no hay mayor¨ªa ni en el Consejo (por la oposici¨®n de los pa¨ªses acreedores), ni en el Parlamento (por el bloqueo de conservadores y liberales) para sacarlos adelante. Pero, incluso, en las declaraciones pol¨ªticas m¨¢s avanzadas se limita cuantitativamente la capacidad de respaldo del futuro backstop, vaci¨¢ndolo por tanto de tal cualidad.
Una discusi¨®n encuadrada solo en los intereses a corto plazo nos puede llevar al sitio que nadie quiere
Por otra parte, el debate sobre el presupuesto de la zona euro, a¨²n a pesar de los esfuerzos de los socialistas europeos y de algunos pa¨ªses como Espa?a, no acaba de desbordar un potencial incremento de los fondos para competitividad y convergencia. Los mismos pa¨ªses y las mismas fuerzas pol¨ªticas europe¨ªstas (conservadores y liberales) se oponen a introducir una funci¨®n estabilizadora, y sin ella no habr¨¢ capacidad de gesti¨®n del ciclo econ¨®mico. S¨®lo se observan avances claros en la transmutaci¨®n del actual Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en un Fondo Monetario Europeo, que pudiera ofrecer liquidez de manera precautoria, aminorando as¨ª los programas de condicionalidad, pero manteniendo los problemas de legitimidad democr¨¢tica.
Ahora bien, una uni¨®n monetaria sin seguro de dep¨®sitos, sin un aut¨¦ntico fiscal backstop, sin emisi¨®n de un activo com¨²n libre de riesgo y sin un instrumento estabilizador agregado no camina hacia una genuina uni¨®n econ¨®mica. Es m¨¢s, si la ¨²nica reforma posible es ampliar la misi¨®n del MEDE, hemos de concluir que la eurozona se inclina hacia un modelo de uni¨®n de tipo de cambio fijo reforzado.
Bajo ese modelo, la zona euro no necesita ning¨²n pilar fiscal, ser¨ªa suficiente con una coordinaci¨®n de las distintas pol¨ªticas presupuestarias nacionales. Pero ser¨ªa superfluo un instrumento estabilizador com¨²n o la emisi¨®n de alg¨²n tipo de activo libre de riesgo global. No se necesitar¨ªa tampoco ning¨²n seguro de dep¨®sitos europeo, ni por supuesto ning¨²n fiscal backstop, en la medida que el reaseguramiento privado ser¨ªa suficiente, y cualquier respaldo de ¨²ltimo recurso contribuir¨ªa a una uni¨®n fiscal, ni deseada, ni ineludible. En todo caso, esa uni¨®n s¨ª deber¨ªa disponer de una instituci¨®n multilateral que provea financiaci¨®n ante posibles amenazas de ruptura del tipo de cambio, y eso parece que ser¨¢ lo que haga el MEDE con mayor facilidad y rapidez bajo el r¨®tulo del Fondo.
De este modo, y pendientes a¨²n de los afanes reformistas del remanente de la presente legislatura, debemos clarificar que la senda que ha ido tomando la reforma de la uni¨®n monetaria, por el bloqueo de los pa¨ªses acreedores y el rechazo de populares y liberales en el Parlamento ha ido conduciendo nuestra zona euro hacia un modelo de un tipo de cambio fijo algo m¨¢s robusto. Pero todos los tipos de cambio fijo han acabado por romperse. Bretton Woods por los d¨¦ficits norteamericanos, y los abultados super¨¢vits comerciales de Alemania no son ahora menos preocupantes, cuya correcci¨®n exigir¨ªa, por cierto, una pol¨ªtica fiscal nacional, no s¨¦ si amparada en las actuales normas presupuestarias. Necesitamos, pues, clarificar el debate y situarlo en el plano de las ideas. Una discusi¨®n encuadrada s¨®lo en el marco de los intereses de corto plazo nos puede estar llevando a alg¨²n sitio que, quiz¨¢, nadie quisiera.
Jon¨¢s Fern¨¢ndez es diputado del PSOE en el Parlamento Europeo y miembro de la Comisi¨®n de Asuntos Econ¨®micos y Monetarios
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