Presente y futuro de las monedas digitales
Debemos avanzar en el dise?o de un sistema monetario que ponga al alcance de todos las oportunidades de la tecnolog¨ªa
La evoluci¨®n del dinero a lo largo de la historia est¨¢ unida a la evoluci¨®n de la humanidad. El dinero surge como respuesta a la escasa eficiencia del trueque. As¨ª las primeras monedas acu?adas con car¨¢cter oficial nacen en Turqu¨ªa en el siglo VI antes de Cristo. Hubo que esperar 1.400 a?os para que surgiera una nueva forma de dinero: el papel moneda. El dinero en efectivo, tanto monedas como billetes, cumple tres funciones b¨¢sicas que lo hace muy atractivo, que han facilitado su supervivencia a lo largo de los a?os: medio de pago, unidad de cuenta y reserva de valor.
La adopci¨®n masiva de las tecnolog¨ªas digitales originadas en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX, gracias a Internet y los tel¨¦fonos m¨®viles inteligentes, junto con el crecimiento extraordinario de las capacidades de computaci¨®n y de almacenamiento a un coste menor, est¨¢n transformando radicalmente los patrones de las relaciones personales, sociales y econ¨®micas. En particular, est¨¢n cambiando la forma en que se crea y se transmite el valor econ¨®mico. El dinero, soporte efectivo de la actividad econ¨®mica y elemento central de nuestra vida diaria, est¨¢ sometido hoy a un intenso proceso de disrupci¨®n.
Nueve p¨¢ginas firmadas hace tan solo diez a?os bajo el seud¨®nimo de Satoshi Nakamoto dieron lugar al nacimiento de Bitcoin. Las consecuencias de esta innovaci¨®n desembocan en el debate actual sobre las llamadas monedas digitales. Sin embargo, Bitcoin, la m¨¢s famosa de las monedas digitales, no es la primera ni la ¨²nica. Es preciso recalcar que actualmente existen m¨¢s de 2.000 monedas digitales en circulaci¨®n, con una capitalizaci¨®n de mercado que ronda los 137.000 millones de euros. Para algunos esc¨¦pticos, se trata de una moda pasajera. Para otros, por el contrario, la aparici¨®n de las monedas digitales, junto con el desarrollo de los medios de pago online o pago m¨®vil y el descenso en el uso del efectivo, puede llegar a cuestionar los cimientos del dinero tal y como lo conocemos actualmente.
La falta de confianza en las criptomonedas dificulta su uso como medio de pago, unidad de cuenta o reserva de valor
El desarrollo de Bitcoin y de otras divisas digitales se basa en una nueva tecnolog¨ªa denominada blockchain o, en t¨¦rminos generales, tecnolog¨ªa de registro distribuido (Distributed Ledger Technology o DLT, en ingl¨¦s). Los avances tecnol¨®gicos en materia de conectividad, capacidad de computaci¨®n, coste y, sobre todo, en criptograf¨ªa han permitido su desarrollo. Su car¨¢cter disruptivo se basa principalmente en la capacidad de descentralizar los procesos de certificaci¨®n en el mundo digital. De esta forma, se hace innecesaria una autoridad central para validar las transacciones que se registran. Esta labor se realiza por la propia red de nodos mediante la aplicaci¨®n de algoritmos previamente pactados. De esta forma, al igual que el desarrollo de Internet descentraliz¨® el acceso a la informaci¨®n, el desarrollo de esta tecnolog¨ªa digital permite descentralizar la confianza.
Los primeros diez a?os de las criptomonedas, y en particular de Bitcoin, arrojan m¨¢s sombras que luces. En los tres ¨²ltimos a?os, hemos pasado de la euforia irracional de finales de 2017 al desencanto actual, tras perder el Bitcoin casi un 80% de su valor desde su nivel m¨¢ximo. Esta elevada volatilidad, junto con su uso para fines il¨ªcitos, la falta de robustez (robos) y los problemas de eficiencia afectan al pilar b¨¢sico en el que se basa cualquier moneda: la confianza. La falta de confianza generalizada en Bitcoin, as¨ª como en el resto de criptomonedas, dificulta su uso como medio de pago, unidad de cuenta o reserva de valor, y, por tanto, ser considerada como dinero propiamente dicho.
Durante los ¨²ltimos a?os, se han venido desarrollando diferentes alternativas al Bitcoin desde el ¨¢mbito privado, como es el caso de las stablecoins dise?adas bajo el principio de dinero fiduciario con el objetivo de reducir su volatilidad. En este tipo de monedas digitales su valor est¨¢ referenciado a un colateral que normalmente ser¨¢ una divisa tradicional como el euro o el d¨®lar. Los primeros prototipos desarrollados se est¨¢n orientando al sistema de pagos con el objetivo de aumentar su eficiencia.
Tambi¨¦n desde el ¨¢mbito p¨²blico, aunque todav¨ªa en un terreno conceptual, existe un debate muy intenso sobre las oportunidades y retos que plantea la emisi¨®n de una moneda digital por un banco central. Se est¨¢n estudiando tres alternativas en funci¨®n de su uso: uso exclusivo en pagos mayoristas, alternativa al efectivo o dep¨®sito en banco central. Las principales cuestiones a resolver son: 1) ?Debemos preservar o no el anonimato que es consustancial al efectivo?; 2) ?Ha de desarrollarse una moneda universal o m¨¢s bien ha de limitarse a unos determinados actores?; 3) ?Cu¨¢les son las implicaciones para la intermediaci¨®n financiera actual?
La digitalizaci¨®n del dinero y la disminuci¨®n en el uso del efectivo son dos fen¨®menos imparables. Este continuo proceso de innovaci¨®n busca materializar las ventajas de la digitalizaci¨®n ¡ªrapidez, globalidad, descentralizaci¨®n, reducci¨®n de costes, seguridad, mitigaci¨®n del fraude, etc¨¦tera¡ª al tiempo que se aten¨²an sus principales inconvenientes. Los desarrollos de los ¨²ltimos a?os en la digitalizaci¨®n del dinero son un claro ejemplo de un proceso de innovaci¨®n din¨¢mico, donde encontramos errores y fracasos sobre los que se aprender. Entre todos ¡ªsector p¨²blico y privado ¡ª debemos seguir avanzando en el dise?o de un sistema monetario que permita poner al alcance de todos las oportunidades que ofrece la era digital.
Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez-P¨¢ramo es consejero ejecutivo responsable de econom¨ªa y relaciones institucionales de BBVA.
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