Cloacas, guetos, blancos y desd¨¦n
El desprecio por el interior del pa¨ªs est¨¢ mucho m¨¢s extendido entre la derecha que en la izquierda
Si vives en el Medio Oeste ?d¨®nde quieres residir aparte de Chicago? Uno no quiere vivir en Cincinnati o Cleveland, o ya saben, las cloacas de Estados Unidos¡±. Esto lo declaraba Stephen Moore, el hombre al que Donald Trump quiere instalar en el Consejo de Administraci¨®n de la Reserva Federal, durante un encuentro organizado en 2014 en una fundaci¨®n llamada Heartland Institute. Los asistentes se rieron.
Moore constituye una opci¨®n indefendible en muchos aspectos. Aunque no hubiese demostrado ser profundamente mis¨®gino y tener un desagradable historial personal, su trayectoria en econom¨ªa
¡ªsiempre equivocado, sin admitir jam¨¢s un error ni aprender de ¨¦l¡ª lo descalifica por completo. Sin embargo, sus comentarios sobre el Medio Oeste no solo ponen de relieve su ineptitud para la Reserva Federal, sino que tambi¨¦n ilustran algo que llevo un tiempo observando: el desd¨¦n apenas velado que las ¨¦lites conservadoras sienten hacia los votantes del interior del pa¨ªs de los que dependen.
Esta no es la historia que se oye normalmente. Por el contrario, estamos inundados de afirmaciones de que los progresistas desprecian al coraz¨®n de Estados Unidos. Hasta los propios progresistas interiorizan a menudo estas observaciones, se reprenden a s¨ª mismos por haberse mostrado condescendientes y prometen mejorar.
?Pero de d¨®nde mana ese relato? Si observamos de d¨®nde procede la creencia de que los progresistas no respetan al interior, veremos que no est¨¢ relacionada con afirmaciones que hayan hecho los dem¨®cratas, y mucho menos con sus pol¨ªticas. Es m¨¢s bien un guion repetido incansablemente por Fox News y otras organizaciones.
El desprecio conservador, en cambio, es real. Evidentemente, el comentario sobre las ¡°cloacas¡± de Moore no escandaliz¨® a su p¨²blico, probablemente porque las opiniones despectivas sobre el interior de Estados Unidos est¨¢n extendidas entre los intelectuales de derechas y, m¨¢s discretamente, entre los pol¨ªticos de derechas.
Seamos claros: hay una verdadera crisis econ¨®mica y social en lo que un an¨¢lisis reciente denominaba el ¡°este del interior¡±. Esta regi¨®n sufre un desempleo persistente entre los varones y se ha observado un repunte de la mortalidad por alcoholismo, suicidio y consumo de opi¨¢ceos, o ¡°muertes por desesperaci¨®n¡±, como las llaman Anne Case y Angus Deaton.
?Qu¨¦ subyace tras esta crisis? Hasta donde yo s¨¦, la opini¨®n entre la mayor¨ªa de los progresistas es que refleja un descenso de las oportunidades econ¨®micas, cambios en la econom¨ªa que han favorecido a las zonas metropolitanas en detrimento de las rurales. La disminuci¨®n de las oportunidades ha provocado una alteraci¨®n social, del mismo modo que la desaparici¨®n de la industria urbana perjudic¨® al centro de las ciudades hace medio siglo.
Sin embargo, muchos conservadores culpan a las v¨ªctimas. Atribuyen los problemas del interior a un misterioso desplome de la moralidad y de los valores de familia que de alg¨²n modo no ha afectado a las ciudades costeras. El desplome moral es el tema de libros como Coming Apart: The State of White America (Desmoron¨¢ndose: El estado del Estados Unidos blanco) de Charles Murray, y de innumerables art¨ªculos. Un ensayo muy le¨ªdo de National Review llegaba a calificar la deprimida zona oriental del interior de ¡°gueto blanco¡±, cuyos habitantes son demasiado indolentes para trasladarse a donde hay trabajo.
Entonces, ?qui¨¦nes son exactamente los que no respetan al Estados Unidos del interior? Naturalmente, en lo que respecta a los pol¨ªticos, lo que dicen es mucho menos importante que lo que hacen. Pero, ?qu¨¦ nos dicen las elecciones pol¨ªticas de los sondeos progresistas y conservadores sobre la importancia que atribuyen al interior?
Algunos dem¨®cratas, principalmente Elizabeth Warren, han presentado propuestas reales para ayudar a las zonas rurales. Probablemente no basten para invertir la decadencia econ¨®mica, lo cual resultar¨ªa dif¨ªcil incluso con mucho dinero y la mejor voluntad del mundo, pero s¨ª ayudar¨ªan.
Por otra parte, todo lo que los republicanos ofrecen son fantas¨ªas sobre la recuperaci¨®n de empleos perdidos en sectores como la miner¨ªa del carb¨®n o la fabricaci¨®n. En realidad, desde que Trump lleg¨® a la presidencia, los cierres de minas de carb¨®n han continuado y el d¨¦ficit comercial del sector de la fabricaci¨®n ha aumentado.
Y lo que es m¨¢s importante, piensen en lo que les ocurrir¨¢ a las zonas deprimidas de Estados Unidos si los republicanos consiguen lo que intentaron hacer en 2017 e imponen recortes salvajes en Medicaid (atenci¨®n sanitaria a personas sin recursos) y otros programas de seguridad social.
Siempre me viene a la mente Virginia Occidental, donde Medicaid atiende a casi un tercio de la poblaci¨®n no anciana. No es solo una cuesti¨®n de atenci¨®n sanitaria, sino tambi¨¦n de empleos. M¨¢s del 16% de los habitantes de Virginia Occidental trabajan en atenci¨®n sanitaria, frente a solo un 3% de empleos proporcionados por la miner¨ªa. Los hospitales son los principales creadores de empleo en muchas partes del Estados Unidos rural. ?Qu¨¦ cree usted que les suceder¨¢ a esos puestos de trabajo si se eliminan los fondos del Medicaid?
La cuesti¨®n es que si nos fijamos en lo que los conservadores se dicen unos a otros, y no en lo que fingen creer, queda claro que el desprecio por el interior de Estados Unidos est¨¢ mucho m¨¢s extendido en la derecha que en la izquierda. Y este menosprecio se refleja en el programa pol¨ªtico de la derecha, que perjudicar¨ªa terriblemente a aquellos a quienes afirma considerar los ¨²nicos estadounidenses verdaderos.
S¨¦ que ser¨¢ dif¨ªcil hacer que este argumento se entienda. De hecho, estoy seguro de que algunos habitantes del interior interpretar¨¢n cualquier esfuerzo para convencerles de que est¨¢n siendo enga?ados como un ejemplo m¨¢s de la falta de respeto progresista. Pero todos los estadounidenses, vivan donde vivan, merecen que se les diga la verdad.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa ? The New York Times, 2019. Traducci¨®n de News Clips
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