La Arcadia menos feliz del due?o de TopShop, el rey de los excesos
Sir Philip Green salva "in extremis" la quiebra de su imperio textil, que posee marcas como Topshop, Burton, Wallis o Miss Selfridge
Celebr¨® su 50 cumplea?os en Chipre disfrazado de Ner¨®n con 250 invitados que consumieron mil botellas de vino, 400 de champ¨¢n y 40 kilos de caviar. Los 55 los festej¨® en las Maldivas con George Michael, Jennifer L¨®pez y Ricky Martin animando la noche. Los 60 fueron en M¨¦xico, con Steve Wonder y los Beach Boys en el escenario. Pero los 65, hace dos a?os, llegaron en tiempos de vacas flacas y Sir Philip Green (Croydon, 1952), fundador del imperio de tiendas de ropa Arcadia, tuvo que conformarse con una cena ¨ªntima con 100 invitados en los salones del Dochester, su vivienda habitual en sus d¨ªas laborables en Londres. Los fines de semana los pasa en M¨®naco, centro vital de la familia y residencia habitual de lady Green, Tina, que es la due?a oficial del imperio familiar y tiene residencia fiscal en el principado. Aunque la mala racha no ha terminado, este emperador de la moda ha conseguido salvar la bola de partido que amenazaba a su compa?¨ªa.
Para este hombre hecho a s¨ª mismo y asombrosamente capaz de hacer cuentas mentales, poner precio a las cosas y saber de inmediato d¨®nde est¨¢ la clave de un negocio, vacas flacas significa tener una fortuna de tan solo 2.300 millones de euros, lejos de los 4.000 millones que ten¨ªa en 2015 o los 6.000 millones de euros en los que Forbes calculaba su fortuna en 2010. Ahora corren malos tiempos para ¨¦l debido a una compleja mezcla de adversidades: el Brexit, la irrupci¨®n de internet en el comercio tradicional, la feroz competencia en el sector de la moda y la subida de los alquileres y de los impuestos que gravan los locales comerciales, pero tambi¨¦n la llegada de movimientos como Me Too, que cuestionan los abusos (sexuales o simplemente de poder) y han puesto en evidencia al (?destronado?) rey de la High Street, de la calle mayor.
Sin embargo, Sir Philip puede estar herido, pero no muerto. Lo demostr¨® el mi¨¦rcoles pasado, cuando en el ¨²ltimo momento alcanz¨® un acuerdo con los acreedores y los propietarios de los m¨¢s de 500 locales en los que opera Arcadia, el conglomerado en el que se agrup¨® su imperio comercial y en el que se integran marcas tan conocidas como Topshop, Topman, Wallis, Outfit, Evans, Burton, Dorothy Perkins o Miss Selfridge.
El acuerdo del mi¨¦rcoles evita la suspensi¨®n de pagos de Arcadia y el cierre inmediato de m¨¢s de 200 tiendas. Es esa amenaza de cierre masivo lo que acab¨® forzando el apoyo de los propietarios de esos locales, que han preferido aceptar rebajas de hasta un 75% en sus alquileres a cambio de recibir un 20% de los activos de Arcadia si esta se acaba vendiendo, una alternativa mala pero mejor que verse de un d¨ªa para otro con ciento de miles de metros cuadrados de locales comerciales sin inquilinos. El acuerdo, que refleja la incertidumbre por la que atraviesa la propiedad inmobiliaria comercial en tiempos del Brexit, tiene costes: el cierre de al menos 50 tiendas y la p¨¦rdida de 1.000 empleos. Pero permite evitar una suspensi¨®n de pagos que dejaba en el aire 18.000 empleos y garantiza la viabilidad del fondo de pensiones de la compa?¨ªa.
¡°Aunque el gol del triunfo haya llegado en el minuto 95, una victoria es una victoria¡±, declar¨® Green a Sky desde su yate personal, anclado estos d¨ªas en Cerde?a. Pero son muchos los interrogantes que a¨²n rodean la viabilidad de Arcadia y la propia supervivencia de un sabueso tan famoso por sus ¨¦xitos como por sus excesos, que en los ¨²ltimos a?os le han convertido a menudo en noticia en los tabloides brit¨¢nicos.
Nacido en 1952 en una familia jud¨ªa de clase media y criado en el norte de Londres, el joven Philip, que a los 12 a?os perdi¨® a su padre debido a un infarto, dej¨® los estudios con tan solo 16 a?os y se puso a trabajar por 20 libras a la semana en un mayorista de zapatos mientras observaba las estrategias inversoras de su madre en garajes y concesionarios de autom¨®viles. En los primeros setenta, con 23 a?os, Philip Green mont¨® su primer negocio con la ayuda de la familia, que le prest¨® 20.000 libras (una suma considerable, equivalente hoy a casi 300.000 euros) que invirti¨® en la compra de pantalones tejanos en Oriente Pr¨®ximo que vend¨ªa al comercio minorista.
En 1985 dio su primer gran golpe: compr¨® Jean Janine, una cadena de moda en apuros que reflot¨® y consigui¨® vender menos de un a?o despu¨¦s a Lee Cooper por tres millones de libras. Fue en aquellos tiempos cuando conoci¨® a la que luego se convertir¨ªa en su mujer, Cristina, a pesar de que ella sac¨® de ¨¦l la peor de las impresiones el d¨ªa que se conocieron. Philip le pareci¨® un hombre ¡°horroroso¡± por el desprecio que mostr¨® hacia los logros de ella (que gestionaba una boutique llamada Harabels) al tiempo que presum¨ªa de los suyos propios.
Pero la relaci¨®n cuaj¨® en todos los terrenos y Tina se convirti¨® en un personaje clave en el emporio familiar. Ella reside de forma permanente en Montecarlo, lo que le permite tener la ventajosa residencia fiscal monegasca. Por eso es ella, no ¨¦l, la propietaria legal de Arcadia.
En una entrevista con el Financial Times en 2015, Philip Green asegur¨® que la familia no se traslad¨® a M¨®naco por razones fiscales, sino por dos hechos que estuvieron a punto de costarle la vida. En 1995 sufri¨® una serie de problemas cardiacos que le dejaron hasta ocho stents en las coronarias. Dos a?os despu¨¦s fue atracado cerca de su casa en St Johns Wood por un hombre armado con una espada. Decidi¨® abandonar Reino Unido en 1998 rumbo a M¨®naco y se tom¨® un a?o sab¨¢tico. En realidad, apenas unos meses, porque enseguida se cans¨® de dar paseos por la playa de la mano de Tina y empez¨® a fraguar su mayor golpe, el que puso las bases de su imperio comercial.
Amor y fiscalidad
En enero de 1999 tom¨® el control de Sears y en marzo de 2000 se hizo con el decadente grupo BHS, lo que le permiti¨® crear la plataforma con la que, en octubre de 2002, se hizo con Arcadia por 850 millones de libras. Al d¨ªa siguiente se lo vendi¨® a su mujer, que en 2005 recibir¨ªa un dividendo de 1.200 millones de libras libres de impuestos. Eran los a?os dorados (la reina le nombr¨® caballero en 2006 a propuesta del entonces primer ministro Tony Blair) y tambi¨¦n de los grandes excesos, los cumplea?os extravagantes en los que Tina le regal¨® un Monopoly de oro macizo basado en sus propiedades inmobiliarias; las inauguraciones con la modelo Kate Moss; tiempos de yate y avi¨®n privado de puertas afuera y de abusos y broncas al personal de puertas adentro.
Todo empez¨® a torcerse en 2015, cuando BHS entr¨® en crisis y tuvo que venderla por una libra. La compa?¨ªa acab¨® quebrando, dejando en la calle a 13.000 trabajadores y un agujero de 570 millones de libras en el fondo de pensiones. Sir Philip tard¨® m¨¢s de un a?o en aceptar su responsabilidad por aquel agujero y el Parlamento intent¨® sin ¨¦xito despojarle del t¨ªtulo de caballero.
Los tormentos empresariales se tornaron en personales cuando en 2018 se supo que hab¨ªa pagado cientos de miles de libras para saldar fuera de los tribunales varias denuncias por acoso sexual, laboral y por racismo. Fue su particular Me Too, que ha acabado teniendo repercusiones en Estados Unidos, donde una instructora de pilates en Arizona le ha acusado de tocamientos que Green ha negado de forma vehemente. Con goles o sin goles, Philip Green parece estar jugando una incierta pr¨®rroga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.