Descarbonizar la econom¨ªa: un objetivo a¨²n lejano que pronto cumplir¨¢ medio siglo
Cu¨¢n importante es que entidades que ejercen el rol de standard setters, las que establecen las reglas de juego, asuman el Acuerdo de Par¨ªs como la nueva forma de baremar, de medir, de ampliar el alcance y tipolog¨ªa de riesgos asociados a la crisis clim¨¢tica.
Parafraseando a Mariana Mazzucato, profesora Directora del Instituto para Innovaci¨®n y Prop¨®sito P¨²blico de University College London, la soluci¨®n est¨¢ en descubrir las enormes oportunidades de innovaci¨®n tecnol¨®gica, social e institucional de invertir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Dos a?os antes de que yo naciera se celebr¨® la primera Cumbre de la Tierra, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano (CNUMAH), tambi¨¦n conocida como Conferencia de Estocolmo.
Hubo que esperar 20 a?os para celebrar la segunda (R¨ªo), en la que se acord¨® la Convenci¨®n Marco sobre el Cambio Clim¨¢tico, que condujo al Protocolo de Kioto sobre el Cambio Clim¨¢tico, aprobado en 1997 y en vigor desde 2005.
Kyoto estableci¨® a los pa¨ªses firmantes la obligaci¨®n de reducir emisiones de gases de efecto invernadero, y cre¨® 3 Mecanismos de Flexibilidad: (i) comercio de emisiones, (ii) mecanismos de desarrollo limpio (MDL) y (iii) la implementaci¨®n conjunta; las dos ¨²ltimas por la v¨ªa de proyectos.
Eran considerados complementarios a las medidas internas para la reducci¨®n o limitaci¨®n de emisiones para evitar que se convirtieran en un instrumento para la no adopci¨®n de pol¨ªticas y medidas nacionales de lucha frente a la crisis clim¨¢tica. La globalidad de la crisis fue excusa para permitir que los pa¨ªses con objetivos de reducci¨®n y limitaci¨®n de emisiones que consideren particularmente oneroso reducir las emisiones en su propio pa¨ªs, pudieran optar por pagar un precio m¨¢s econ¨®mico para reducir las emisiones en otros. No me he parado a investigar la eficacia de estos tres mecanismos, pero de haberlo sido no estar¨ªamos hoy en plena emergencia clim¨¢tica ¨Cdecretada ya por varios pa¨ªses y grandes ciudades del mundo- y debatiendo sobre c¨®mo des carbonizar la econom¨ªa.
Desde 1995 (COP1 Berl¨ªn) hasta el presente a?o en Santiago de Chile, sumamos 25 Conferencias de Partes (COP), ¨®rgano de la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico.
La m¨¢s trascendental de todas ha sido la COP21 de Par¨ªs de 2015. Coincidi¨® con la aprobaci¨®n de Naciones Unidas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, explicitada en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que sustituyeron los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos en el 2000 para 2015. Uno de ellos (13) es "adoptar medidas urgentes contra el cambio clim¨¢tico", y reconoce que la implementaci¨®n del Acuerdo de Par¨ªs es esencial para lograr alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible". Agenda 2030, ODS y Acuerdo de Par¨ªs caminan de la mano desde 2016.
Mucho ha ocurrido en los ¨²ltimos dos a?os y pico. Un punto de inflexi¨®n fue el discurso del ex Presidente del Financial Stability Board, Mark Carney que describi¨® "la tragedia del horizonte" en la que estamos entrampados.
Cu¨¢n importante es que entidades que ejercen el rol de standard setters, las que establecen las reglas de juego, asuman el Acuerdo de Par¨ªs como la nueva forma de baremar, de medir, de ampliar el alcance y tipolog¨ªa de riesgos asociados a la crisis clim¨¢tica, crisis de la que ya se ten¨ªa evidencia en 1972.
No ha sido hasta que el sistema financiero ha entendido la importancia del reto que enfrentamos, y de las oportunidades que se derivan de su mitigaci¨®n y adaptaci¨®n, cuando se observa que las cosas est¨¢n comenzando a cambiar. Y esta vez en serio.
Entender ha necesitado de taxonom¨ªas, etiquetas, incentivos, y evidencia, evidencia cuantificable, medible, traducible a valor econ¨®mico, euros. Ahora toca extender esa comprensi¨®n al conjunto de la sociedad.
Seg¨²n el bar¨®metro del CIS de enero de este a?o, la falta de voluntad pol¨ªtica es considerada por cuatro de cada diez el principal obst¨¢culo para lograr los ODS. Antes se les hab¨ªa preguntado si conoc¨ªan la Agenda 2030. Solo uno de cada diez la conoce. Coincide, en dimensi¨®n con los que responden que el principal obst¨¢culo es la falta de conciencia social en personas, empresas e instituciones. La falta de medios es el principal obst¨¢culo para apenas 1 de cada 20.
La adopci¨®n de soluciones a estos problemas globales requiere tomar decisiones, seleccionar entre varias alternativas en funci¨®n de criterios diversos: coste, tiempo de implementaci¨®n, complejidad de la transici¨®n, existencia de grupos de inter¨¦s (aliados, detractores), etc. Todos estos criterios, al final del d¨ªa, son traducibles a variables econ¨®micas (euros) ya est¨¦n materializados en tiempo, toneladas de emisiones, beneficiados y perjudicados, rentabilidad financiera, indemnizaciones, recaudaci¨®n fiscal, gasto sanitario, etc.
Y este es un lenguaje que aunque no es nuevo, s¨ª incorpora nuevos conceptos, ampl¨ªa el per¨ªmetro de las definiciones y obliga a considerar lo que antes se obviaba por lejano: lejano en el tiempo, ajeno a nuestra responsabilidad, irrelevante en nuestro d¨ªa a d¨ªa. La sostenibilidad ¨Cobjetivo superior al de la descarbonizaci¨®n- requiere de altura y amplitud de miras, y de unas gafas que mitigue la miop¨ªa consustancial al ser humano.
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