Francia proh¨ªbe las bofetadas a los ni?os: ?qu¨¦ dicen la ley y los tribunales en Espa?a?
A pesar de que en nuestro pa¨ªs la ley suprimi¨® en 2007 el derecho ¡°corregir¡± f¨ªsicamente a los menores, los jueces apelan al deber de educar de los padres para rechazar algunas denuncias
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Tras un largo proceso legislativo, Francia aprueba hoy una reforma legal (apodada "ley antibofetadas") que proh¨ªbe los castigos corporales a los ni?os en el hogar y en la escuela. La norma, que entrar¨¢ en vigor en oto?o, establece que la autoridad de los padres deber¨¢ ejercerse "sin violencias f¨ªsicas ni psicol¨®gicas". Con este cambio regulatorio, el pa¨ªs galo se suma tard¨ªamente a la lista de Estados que han abolido jur¨ªdicamente esta pr¨¢ctica, conforme exige la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o y la Carta Social Europea.
En Espa?a, fue en el a?o 2007 cuando se desterr¨® del C¨®digo Civil el p¨¢rrafo del art¨ªculo 154 que permit¨ªa a los padres corregir "razonable y moderadamente" a los menores, a?adi¨¦ndose el inciso de que la patria potestad se debe ejercer con respeto a la "integridad f¨ªsica y mental" de los hijos. Un derecho a reprender y corregir a los hijos que justificaba, siempre que se dieran ciertos requisitos, algunos castigos, como un tortazo, cachete o azote.
Sobre el papel, por tanto, los padres no tienen reconocido un derecho de correcci¨®n sobre los menores, pero, sin embargo, la jurisprudencia lo sigue invocando para justificar ciertos castigos f¨ªsicos como parte del deber de educar a los menores, siempre que no se excedan algunos l¨ªmites. Si bien es muy dif¨ªcil trazar la delgada l¨ªnea que separa el derecho a corregir (con una interpretaci¨®n cada vez m¨¢s restrictiva) del delito de lesiones o maltrato en el hogar, los tribunales han ido estableciendo una serie de criterios.
As¨ª, por ejemplo se tiene en cuenta si el castigo buscaba o no el inter¨¦s o bien del menor; si es una reacci¨®n a una acci¨®n previa del ni?o; y si se trata de hecho puntual o, por el contrario, se produce habitualmente. En ning¨²n caso est¨¢ amparada la violencia desproporcionada, que se juzga como delito de lesiones (art¨ªculo 153 del C¨®digo Penal), o maltrato en el ¨¢mbito familiar (art¨ªculo 173 del C¨®digo Penal).
En ocasiones, la justicia ha evitado penalizar la reacci¨®n de los progenitores cuando es una respuesta puntual a un previo comportamiento violento de los menores. As¨ª, en una sentencia dictada en 2017 por un juzgado de lo Penal de A Coru?a absolvi¨® a una madre que hab¨ªa propinado una bofetada a su hijo de 11 a?os despu¨¦s de que este se negara a obedecerla. El magistrado entendi¨® que, en este caso, el comportamiento del chico al arrojar al suelo un m¨®vil "no solo muestra desprecio hacia la autoridad materna, sino tambi¨¦n hacia el esfuerzo y trabajo que supone ganar un salario para adquirir bienes¡±. Para el magistrado, la progenitora no hab¨ªa abofeteado a su hijo para causarle una lesi¨®n, ¡°sino que su intenci¨®n era poner fin a una actitud violenta¡±.
En otra ocasi¨®n, la Audiencia Provincial de C¨®rdoba, en el a?o 2004, absolvi¨® a una madre que hab¨ªa dado una "palmada en el culo" a uno de sus hijos por llegar tarde a casa llevando consigo al hermano peque?o. Para la Sala, ¡°tal actuaci¨®n es conforme con los usos sociales en las relaciones de padres e hijos¡±, y califica la reacci¨®n de ¡°adecuada¡±, rechazando que se hubiera excedido en el ejercicio del derecho de correcci¨®n.
Hijos desobedientes
Los tribunales tambi¨¦n distinguen entre un bofet¨®n aislado y una educar a base de tortazos. As¨ª, la Audiencia Provincial de Barcelona consider¨® en 2009 que dar unos ¡°sopapos¡± al hijo de 10 a?os sin causar lesi¨®n alguna no entraba dentro del concepto de maltrato. Los magistrados consideran que el menor no cumpli¨® las ¡°razonables ¨®rdenes del padre para que estudiase¡±, y avalan que este actuara en la creencia de que cumpl¨ªa su deber de educar y formar. Diferente criterio sigui¨® la Audiencia Provincial de Pontevedra cuando conden¨® a una madre a dos meses de c¨¢rcel y la prohibici¨®n de aproximarse a su hijo de 10 a?os durante seis meses por haberle dado "un par de bofetadas" cuando este se neg¨® a ducharse. Los magistrados consideraron que el reproche ante una eventual desobediencia del menor ¡°nunca puede justificar el uso de la violencia que ejerci¨®¡±. Adem¨¢s, descartan que la actuaci¨®n de la condenada estuviera orientada al beneficio del menor, calificando la conducta como constitutiva de un delito de maltrato en el ¨¢mbito de violencia dom¨¦stica.
La Audiencia Provincial de Tarragona, en una sentencia de 2012, rechaz¨® considerar como comportamiento delictivo las conductas (una bofetada, un cachete, una zurra, un estir¨®n de pelo) ¡°que se realizan en un determinado contexto y en una situaci¨®n aislada y puntual¡±. As¨ª, absolvi¨® a un hombre que peg¨® una bofetada a su hijo de 10 a?os por no querer saludar a una amiga del padre, resisti¨¦ndose a las posteriores peticiones del progenitor para que se disculpara por su comportamiento.
Violencia desproporcionada
Una discusi¨®n de una madre con su hija menor en la calle, d¨¢ndole un golpe con la mano abierta en la nariz y un fuerte tir¨®n en el brazo izquierdo, fueron suficientes razones para que la Audiencia Provincial de Castell¨®n condenara a la progenitora a una pena de trabajos en beneficio de la comunidad y la prohibici¨®n de aproximarse a su hija a menos de 200 metros durante 6 meses. En la sentencia, dictada en 2016, los magistrados consideraron que la madre super¨® el deber de correcci¨®n que le correspond¨ªa.
Una sentencia de la Audiencia Provincial de Guadalajara dictada en 2012 rechaz¨® que la conducta de una madre que somet¨ªa a su hija ¡°a constantes insultos y agresiones casi a diario¡± estuviera amparado por el derecho a la correcci¨®n. Para los magistrados, la finalidad del derecho de correcci¨®n deber¨¢ estar siempre orientada al propio inter¨¦s del menor, por lo que los castigos f¨ªsicos, lejos de ser pedag¨®gicos, ¡°solo sirven para extender y perpetuar conductas violentas¡±.
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