La prenda que cambi¨® para siempre el pecho femenino
Pocas ropas femeninas resisten una revisi¨®n con el paso de los a?os y las temporadas. Este sujetador no es que pierda vigencia, es que gana adeptas con el paso del tiempo
El mundo de la moda, sobre todo la femenina, est¨¢ cambiando constantemente. Lo que hoy es must para la mayor¨ªa de las mujeres, ma?ana se embolilla al fondo del armario esperando una segunda oportunidad. La mayor¨ªa de la mercanc¨ªa que se compra en los grandes supermercados de la moda resisten una, a lo sumo dos temporadas para luego acabar en el ba¨²l de los recuerdos.
Pero hay algunas prendas que se han convertido en ic¨®nicas, esto es, por mucho que cambien las cabezas de los principales dise?adores no dejar¨¢n de ser tendencia. Ejemplo de ello puede ser la minifalda que naci¨® en la ¨¦poca de los sesenta y desde entonces nunca ha pasado de moda.? Tampoco el uso de las hombreras, que aunque cada cierto tiempo defenestradas, vuelven a los hombros femeninos una y otra vez.
Y una de esas prendas que no pasan de moda desde que se lanzaron al mercado all¨¢ por los a?os noventa del siglo pasado (aunque se cre¨® en los a?os treinta) es el sujetador Wonderbra. Aunque no he tenido el gusto de probarlo, sus usuarias aseguran que es muy c¨®modo, adem¨¢s de resaltar y realzar el escote y los pechos. A su enorme ¨¦xito contribuy¨®, aparte de la calidad del producto, la publicidad. Unas campa?as siempre subidas de tono que parecen ir m¨¢s dirigidas a los espectadores que a la propia usuaria. Siempre jugando con el deje sexista caracter¨ªstico que vivimos. Hagamos un repaso de esta l¨ªnea promocional
Y empecemos por el principio. Uno de los primeros anuncios que la marca canadiense realiz¨® para vender su producto en Estados Unidos fue este. Como curiosidad, fue el primer comercial que se emit¨ªa en la televisi¨®n estadounidense en el que aparec¨ªa una mujer mostrando el sujetador.
La irrupci¨®n en el mercado europeo la realiz¨® apoy¨¢ndose en la top model del momento, la italo-checa Eva Herzigov¨¢. Dos gr¨¢ficas muy directas fueron la presentaci¨®n en sociedad de esta prenda ¨ªntima.
La segunda es m¨¢s todav¨ªa m¨¢s expl¨ªcita volvi¨¦ndose a centrar m¨¢s en la repercusi¨®n que causar¨¢ en los dem¨¢s que en las propias sensaciones de la usuaria.
Las alusiones a que con esta prenda se consigue que el pecho tenga m¨¢s volumen son constantes. Con mayor o menos sutileza todos los anuncios giran en torno a esa idea, y el efecto que causa en quien la mira y no en la portadora. Esto significa que impepinablemente el tufillo sexista flota en el ambiente. A continuaci¨®n, una serie de estas publicidades que con m¨¢s o menos ¨¦xito se pueden ver en cualquier parte del mundo colgadas en una valla publicitaria o en las p¨¢ginas de una revista de actualidad.
Una constante de los anuncios de esta marca, excepto en su primera etapa, es que no tiene necesidad de utilizar textos en sus composiciones. Todo es sobrentendido.
Y en la mayor¨ªa de ellas, adem¨¢s, no se muestra el rostro de la modelo que lleva la prenda (ni la prenda). A veces son dif¨ªciles de entender a la primera, pero son realmente creativos.
Las marquesinas de los autobuses urbanos tambi¨¦n han sido blanco perfecto de estos sujetadores para conseguir efectos que ser¨ªan imposibles en papel.
Aunque las posibilidades creativas de la publicidad en una revista pueden aumentar con un poco de imaginaci¨®n.
Incluso los andenes del metro han servido para hacer publicidad de este m¨¢gico atuendo poniendo nuevamente el ¨¦nfasis en el efecto de aumento de volumen de los senos.
?Beneficio real para sus usuarias o postureo?
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