La mujer despedida de Artiach: ¡°En 17 a?os firm¨¦ centenares de contratos¡±
Un juez de Bilbao obliga a la galletera a readmitir a Amaia Laconcha, a la que despidi¨® pese a que la Inspecci¨®n determin¨® que deb¨ªa hacerla fija
¡°Ma?ana trabajas, ?ok? Eran pasadas las once de la noche de un d¨ªa cualquiera. El beep del tel¨¦fono que anunciaba el mensaje de la ETT Randstad requer¨ªa, como otras tantas veces, a Amaia Laconcha, trabajadora eventual durante 17 a?os de la galletera Artiach, en Orozko, Bizkaia, a confirmar que estaba dispuesta a firmar, al d¨ªa siguiente, otro contrato m¨¢s.
Como siempre, y como las otras seis mujeres que junto a ella denunciaron su situaci¨®n a la Inspecci¨®n de Trabajo, ¡ª¡°siempre mujeres¡±, lamenta Laconcha¡ª, no sab¨ªa si el contrato iba a ser de un d¨ªa o de un fin de semana, y tampoco si iba a suplir una incapacidad temporal o se trataba de un contrato por obra y servicio.
Solo sab¨ªa que despu¨¦s de 17 a?os cada d¨ªa estaba m¨¢s cansada de firmar contratos eventuales y nunca el fijo que esperaba; de olvidar pr¨¢cticamente el concepto de vacaciones, y de borrar el verbo planificar de su vida junto a su pareja, familia o amigos. ¡°En 17 a?os he firmado cientos de contratos¡±, lamenta, ¡°pero nunca el que quer¨ªa, el que me iba a dar estabilidad y tranquilidad, el fijo¡±.
Un juez de Bilbao ha considerado su despido nulo, pero no por la concatenaci¨®n de contratos, algunos incluso para suplir bajas por enfermedad de empleados sanos y trabajando, sino al considerar que la empresa despidi¨® a la empleada por denunciar su situaci¨®n. Condena a la galletera a readmitirla por haber vulnerado ¡°el derecho fundamental de indemnidad¡± de Laconcha. Artiach, que pertenece a Adam Foods, con sede en Barcelona, la despidi¨® el 5 de junio, tambi¨¦n a las once de la noche, despu¨¦s de que la Inspecci¨®n de Trabajo notificara a Artiach en una resoluci¨®n del 31 de mayo que estaba incurriendo en un fraude en la contrataci¨®n y ¡°requer¨ªa¡± a la empresa para que incorporara a las siete mujeres ¡°a su plantilla de manera indefinida¡±. Ni as¨ª.
Artiach, que ha recurrido la sentencia, solo incorpor¨® a una de ellas. A otras cinco, entre las que estaba Amaia, las despidi¨®. Con la ¨²ltima de ellas, al estar en periodo de descanso, la empresa se limit¨® a no volverla a llamar. La direcci¨®n de la empresa de galletas no ha respondido a los requerimientos de EL PA?S para hablar de su pol¨ªtica de contrataci¨®n y explicar los argumentos en los que ha basado el recurso.
¡°Fue una venganza, est¨¢ claro¡±, dice Amaia. ¡°Ahora miras hacia atr¨¢s y te preguntas c¨®mo hemos podido aguantar todo esto. Bueno pues porque lo necesitas¡±, se responde ella misma resignada. De las cuatro que han querido hacer p¨²blica su situaci¨®n, hartas de tanta precariedad, la que menos tiempo llevaba trabajando es Sonia Rivera, y eso que ya ha cumplido 11 a?os en la empresa. Su juicio es el 17 de marzo.
Ainhoa Marigorta lleva 16 a?os en Artiach y su juicio se ver¨¢ el 16 de enero. Ella s¨ª ha contado los contratos firmados. ¡°Son 750, es una verg¨¹enza. La mayor¨ªa, por no decir todas las que estamos as¨ª, con esta precariedad, somos mujeres¡±, denuncia tambi¨¦n Marigorta. Azucena G¨¢lvez tendr¨¢ su vista ante el juez el 4 de febrero. Despu¨¦s de 13 a?os en Artiach ¡°tengo 24 p¨¢ginas enteras con el listado de contratos¡±, dice enfadada.
Todas creen que la eventualidad opera como un mecanismo para maniatar a las trabajadoras. ¡°Es un mecanismo para implantar el miedo, para evitar que protestes. Con la eventualidad m¨¢xima lo que quieren es que digas a todo que s¨ª¡±, explica Marigorta. La lucha de estas mujeres no va a cesar hasta que Artiach rectifique. El jueves han organizado una marcha de Orozko a Llodio. Artiach ha cumplido la sentencia judicial, pero a su manera. Le ha mandado un burofax a Amaia Laconcha en el que le comunica que mientras se resuelve el recurso, le da de alta, y le paga la n¨®mina, pero le deja claro que no quiere verla por la empresa. ¡°Es terrible¡±, dice contrariada Amaia, ¡°quiero trabajar¡±.
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