La rentable apuesta por las mujeres
Anne Tolmunen, de Axa IM, gestiona un fondo que invierte solo en compa?¨ªas que apuesten de forma clara por incluir a directivas en sus ¨®rganos de decisi¨®n
Las finanzas han ido por detr¨¢s de las grandes tristezas del mundo. D¨®nde estaban en la emergencia clim¨¢tica, en las crisis migratorias; en la desigualdad del planeta. Ahora contemplan a las mujeres y saben que tambi¨¦n les han fallado. Y corren hacia ellas. El a?o que viene ¡ªseg¨²n la consultora Boston Consulting Group¡ª controlar¨¢n el 32% de la riqueza de la Tierra, unos 65 billones de euros. Adem¨¢s van a heredar el 70% de la prosperidad que se transmita en las siguientes dos generaciones. De repente, las finanzas han descubierto la perspectiva de g¨¦nero en la inversi¨®n.
Pero contin¨²an partidas entre la ret¨®rica y la certeza. De los 16.084 gestores de carteras que aparecen en la base de datos de la publicaci¨®n Citywire en el mundo, solo 1.662 profesionales, o sea, un 10,3%, son mujeres. Desde luego, no es porque sean malas manejando el dinero. Al contrario. Un trabajo de 2015 de Morningstar contaba que son tan buenas como los hombres. Pero faltan. Hay excepciones, claro.
Anne Tolmunen, parisina, 41 a?os, tres hijas, ataviada en negro, lleva el pelo suelto y viste tres corazones: el que impulsa el cuerpo y dos, de oro, que se abrazan al cuello y la mu?eca. Ha estudiado en medio mundo. Ha trabajado en Jap¨®n, Estados Unidos, Francia, Inglaterra. Desde mediados de 2017 gestiona el Axa WF Framlington Women Empowerment Fund. Un fondo de unos 110 millones de d¨®lares que porta la palabra ¡°mujer¡± y el concepto ¡°empoderamiento¡±. Tambi¨¦n recuerdos. ¡°Tengo que reconocer que cuando me lo ofrecieron no muchos hombres levantaron la mano¡±, dice con iron¨ªa.
Hoy, mira hacia atr¨¢s. En este tiempo ha conseguido una rentabilidad del 16,75% invirtiendo en la diversidad de g¨¦nero. Defendiendo sus propias reglas. Solo respaldan compa?¨ªas donde al menos un 20% del consejo de administraci¨®n est¨¦ formado por mujeres o haya id¨¦ntico porcentaje en el comit¨¦ ejecutivo. Esa sencilla cuenta deja fuera al 80% de las firmas mundiales. Al final, queda al fondo un polvo, dir¨ªase, de oro: 1.800 empresas. Son las que realmente estudian en la gestora. Y ¨²nicamente 51 superar¨¢n el corte y entrar¨¢n en la cartera. No busquen. No hallar¨¢n. Ninguna es espa?ola. ?Por qu¨¦? Quiz¨¢ porque sufren un mal que se extiende por el sistema financiero.
¡°La evidencia sugiere que en la mayor¨ªa de las firmas, la atenci¨®n y la intenci¨®n no se est¨¢n convirtiendo en compromisos y resultados. La diversidad y la inclusi¨®n son a menudo tratados todav¨ªa como una prioridad de segundo orden o simplemente suponen rellenar una casilla¡±, relata un informe de la consultora PwC.
Marcar el recuadro de la injusticia. Pese a la l¨®gica y pese a los tiempos. ¡°Las empresas con diversidad de g¨¦nero dan m¨¢s beneficios¡±, defiende Anne Tolmunen. ¡°Tenemos mucha suerte en este tema porque hay bastante investigaci¨®n publicada. Boston Consulting Group, McKinsey, Harvard, el Foro Econ¨®mico Mundial, casas de Bolsa. Existe una clara evidencia de que las compa?¨ªas m¨¢s inclusivas resultan m¨¢s rentables asumiendo, adem¨¢s, menos riesgo¡±.
Un 5% de los jefes
Apenas importa. Solo el 5% de los consejeros delegado en Estados Unidos y en Europa son mujeres. Es algo a¨²n m¨¢s pegajoso que la injusticia de los n¨²meros, es algo ligado a una cultura t¨®xica. ¡°En Jap¨®n hay menos altos directivos mujeres que en China. No es una paradoja unida al desarrollo econ¨®mico sino cultural¡±, matiza Tolmunen. Una situaci¨®n, a veces, cebada por una especie de s¨ªndrome de Estocolmo financiero. La revista Harvard Business Review viaj¨® hasta Suecia para contar c¨®mo entend¨ªan ¡ªen uno de los pa¨ªses m¨¢s igualitarios del mundo¡ª el di¨¢logo entre las finanzas y las mujeres. Y descubri¨® que muchas atribu¨ªan parte de su ¨¦xito a sentirse confortables en un ambiente de hombres. ¡°Yo he crecido con dos hermanos, y la mayor¨ªa de mis amigos m¨¢s pr¨®ximos son gay. Para ser sincera, ser¨ªa m¨¢s inc¨®modo para m¨ª trabajar con mujeres¡±, cont¨® una banquera de inversiones sueca a la publicaci¨®n. Es evidente. La cultura masculina impone camuflarse en ella para avanzar en las finanzas. ?Entonces? ?Deben las mujeres renunciar a su feminidad, a su identidad para tener ¨¦xito en el mundo del dinero? Ser¨ªa una abdicaci¨®n absurda.
Las finanzas y el planeta necesitan a las mujeres. ¡°Aunque los inversores¡±, como reconoce la gestora francesa, ¡°no miren las m¨¦tricas sociales¡±. Las mujeres, m¨¢s que los hombres, proponen inversiones que tienen un impacto social o medioambiental. Tal vez sean la esperanza de las iniciativas que incorporan valores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en ingl¨¦s). Un espacio a¨²n peque?o, maneja 250.000 millones de d¨®lares (225.000 millones de euros) en activos, pero que puede detonar como el Big Bang si pensamos que los baby boomers trasferir¨¢n 31 billones de d¨®lares a sus esposas e hijos en los pr¨®ximos 20 a?os.
Es el elogio de la diferencia. Las mujeres son distintas a los hombres. ¡°Tenemos, por ejemplo, una aproximaci¨®n opuesta al riesgo. Somos m¨¢s precavidas y los hombres, m¨¢s agresivos¡±, relata Tolmunen. ¡°Frente a la unicidad, lo poderoso es la combinaci¨®n de hombres y mujeres. S¨ª solo tienes hombres o solo mujeres (algo que no pasa, por cierto, muy a menudo) tomando decisiones de inversi¨®n pierdes una percepci¨®n enriquecedora del negocio, la realidad y tu relaci¨®n con los clientes. Por eso creo en el equilibrio¡±. La industria financiera debe entender ¡ªal igual que ya lo hace la medicina con sus tratamientos personalizados¡ª que todos los seres humanos son ¨²nicos. Y lo singular genera ganancias. ¡°Hablamos de inversiones y, l¨®gicamente, el retorno resulta importante. Pero hacer el bien no significa sacrificar beneficios. Puedes excluir a las empresas con cultura t¨®xica o pa¨ªses y compa?¨ªas ofensivas y dar buenos resultados. Este es el mensaje¡±, observa.
Se hace tarde. El avi¨®n a Londres de Anne Tolmunen despega pronto de la T4. Llueve, otra rareza, en el centro de Madrid, y el tr¨¢fico propone una ecuaci¨®n irresoluble. Entre las gotas y la humedad, en las oficinas de Axa, una frase destila una hora de di¨¢logo. ¡°Las finanzas han ido por detr¨¢s de las demandas sociales¡±, reconoce la analista. ?D¨®nde estaban cuando todo pareci¨® caer? Silencio.
La revoluci¨®n que trajo el ¡®#meToo¡¯
Lleg¨® un tiempo en el que muchas cosas cambiaron. Incluso en las reaccionarias finanzas. El movimiento #meToo trastoc¨® este mundo masculino. ¡°Esa protesta ha tenido un impacto muy fuerte. Antes mucha gente pensaba que esto no era realmente una estrategia de inversi¨®n¡±, admite Anne Tolmunen, de Axa WF Framlington Women Empowerment Fund. Por ¡°esto¡± se refiere a un fondo que invierte en empresas con una presencia significativa de mujeres en las altas esferas y que, adem¨¢s, est¨¦n alineadas con el Objetivo 5 (conseguir la igualdad de g¨¦nero y empoderar a todas las ni?as y mujeres) de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Un cambio al que recientemente daba voz Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo: ¡°Creo que podemos construir un sector financiero mejor. M¨¢s seguro, sostenible y profundamente ¨¦tico. Una industria financiera con un mayor sentido de prop¨®sito¡±.
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