C¨®mo evitar que su casa sea devorada por las llamas
La revisi¨®n de la normativa deja fuera la obligaci¨®n de tener detectores de humo dentro de las viviendas
No hay invierno, ni Navidad, en el que las viviendas no sean pasto de las llamas. Descuidos, imprudencias y el uso inadecuado de aparatos el¨¦ctricos, braseros y velas destrozan miles de casas y, lo que es peor, se llevan por delante la vida de sus moradores. A falta de un balance definitivo, se calcula que en 2019 habr¨¢ un incremento de v¨ªctimas por incendio con respecto al a?o anterior, cuando se registraron 123 fallecidos, seg¨²n la Fundaci¨®n Mapfre y la Asociaci¨®n Profesional de T¨¦cnicos de Bomberos. Ya el primer trimestre de 2019 se convirti¨® en el peor desde 2010, con 75 v¨ªctimas mortales, aseguran en Tecnifuego (Asociaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Protecci¨®n contra Incendios).
La ciudad de Madrid sirve para evidenciar la magnitud de los incendios en viviendas. Solo en la capital, y hasta el 15 de diciembre, hubo un total de 1.575 fuegos en el interior de edificios y de ellos 1.269 se produjeron en casas, lo que supone un 80% de las intervenciones, cifra el consistorio madrile?o. Seg¨²n Rafael Ferr¨¢ndiz, jefe del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento, "la vivienda, que es el sitio donde m¨¢s seguro se siente el ciudadano, es tambi¨¦n el lugar donde se producen m¨¢s incendios; el ocupante se relaja y piensa que la prevenci¨®n la tienen que hacer otros". Sin embargo, esta prevenci¨®n, que tiene que estar interiorizada en el ciudadano, es la herramienta que m¨¢s vidas salva. "No hay nadie, m¨¢s que nosotros mismos, que regule la carga de fuego [acumulaci¨®n de enseres, papeles...] que hay en un piso", a?ade.
Ferr¨¢ndiz aconseja contar con un extintor port¨¢til, un detector de humo o mantas ign¨ªfugas en el interior de cada inmueble, algo que a d¨ªa de hoy sigue siendo voluntario. Tambi¨¦n lo es la instalaci¨®n de rociadores autom¨¢ticos, a pesar de que salvan vidas y reducen hasta en dos tercios los da?os causados por el fuego.
De puertas afuera, la cosa cambia. Los equipos contra incendios ubicados en las zonas comunes del edificio (descansillos, salas de calderas, aparcamientos...) s¨ª son obligatorios y deben cumplir con una serie de exigencias b¨¢sicas. Desde el 12 de diciembre de 2018, en que termin¨® el plazo de adaptaci¨®n al Reglamento de Instalaciones de Protecci¨®n contra Incendios (RIPCI), las comunidades de propietarios est¨¢n obligadas a pasar trimestralmente una revisi¨®n de estos equipos. Un informe de Unespa, la patronal del seguro, que recoge un total de 103.000 accidentes por incendios ocurridos en Espa?a en 2018, revela que su coste ascendi¨® a 525 millones de euros. Un 71,4% de los sucesos se produjeron en viviendas, y un 11,4% en las zonas comunes de las fincas, con especial incidencia en cuadros el¨¦ctricos, garajes, trasteros y portales.
M¨¢s exigencias
Junto a la prevenci¨®n y el cumplimiento de la normativa, igual de importante es tener en cuenta los materiales utilizados en la construcci¨®n. En Espa?a se han hecho esfuerzos legislativos para completar los requisitos b¨¢sicos de seguridad. El ¨²ltimo es la revisi¨®n del C¨®digo T¨¦cnico de la Edificaci¨®n (CTE), aprobada mediante real decreto por el Consejo de Ministros el pasado 20 de diciembre, que introduce una modificaci¨®n en el documento b¨¢sico de seguridad en caso de incendio. Limita el incremento del riesgo de fuego que puede derivarse de la progresiva implantaci¨®n de soluciones de fachada que den cumplimiento a las nuevas exigencias de eficiencia energ¨¦tica.
Concretamente, argumentan desde el Ministerio de Fomento, "la utilizaci¨®n generalizada de sistemas de aislamiento t¨¦rmico por el exterior (conocido como SATE) o de fachadas ventiladas suponen un mayor riesgo de propagaci¨®n del incendio por el edificio. Esto se ha limitado mediante unas exigencias mayores relativas a la reacci¨®n al fuego de los materiales utilizados".
Por primera vez se exigen medidas de protecci¨®n frente a la propagaci¨®n exterior del fuego por fachadas en los edificios de menos altura (inferior a 18 metros), que constituyen el grueso del parque edificado de Espa?a. "Tambi¨¦n, y aunque ya se ven¨ªa ejecutando, el CTE contempla, por fin, que el aislamiento en fachadas ventiladas sea con productos no inflamables (lana mineral)", explica Juan L¨®pez-Asiain, responsable del Gabinete T¨¦cnico del Consejo General de la Arquitectura T¨¦cnica (CGATE).
Sin embargo, el cambio normativo cojea en algunas cuestiones. Espa?a ha perdido la oportunidad de obligar a instalar detectores de humo en el interior de las casas, "un cambio fundamental en la normativa, que venimos solicitando desde hace a?os, y que podr¨ªa salvar muchas vidas", destaca Adri¨¢n G¨®mez, presidente de Tecnifuego. La colocaci¨®n de este tipo de aparatos, de escaso coste y de f¨¢cil instalaci¨®n, ya est¨¢ regulada en Francia, Alemania, Noruega, Suecia, Dinamarca y en Reino Unido. Seg¨²n G¨®mez, este ¨²ltimo pa¨ªs, que hizo obligatoria la colocaci¨®n de detectores de humo en 1992, ha pasado de registrar 831 muertes por incendios en 1987 con el 8% de los hogares equipados con este aparato, a tan solo 258 en 2017 con un porcentaje de detectores por hogar de un 85%.
Adem¨¢s, la norma no plantea diferentes exigencias en funci¨®n del uso del edificio, algo que tambi¨¦n era relevante. "No se tienen en cuenta fachadas que puedan tener requerimientos especiales, como hospitales, colegios y patios interiores y que deber¨ªan ser incombustibles para permitir el acceso de los bomberos y unas evacuaciones m¨¢s seguras", razona Alfonso D¨ªez, coordinador del Comit¨¦ de Fabricantes de Protecci¨®n Pasiva de Tecnifuego.
Fomento defiende que, en el caso concreto de la propagaci¨®n por fachada, los factores de riesgo fundamentales son la altura del edificio y las caracter¨ªsticas constructivas (por ejemplo, la existencia o no de c¨¢mara ventilada). "Por eso, al igual que en las reglamentaciones de la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, se han establecido las exigencias en funci¨®n de estos dos par¨¢metros, considerando para su determinaci¨®n aquellos usos que pudieran tener mayor nivel de riesgo", insisten en el ministerio.
Al margen de estas lagunas, esta modificaci¨®n introducida en el c¨®digo de la edificaci¨®n va a servir de acicate para la innovaci¨®n tecnol¨®gica del sector. Por ejemplo, el centro de investigaci¨®n Tecnalia est¨¢ desarrollando nuevos materiales y sistemas resistentes al fuego. Y desde hace un a?o tiene operativo el primer laboratorio de ensayos de fuego a gran escala para fachadas en Espa?a y se encuentra entre los pioneros en Europa en la ejecuci¨®n de ensayos.
Entre sus soluciones destacan un barniz transparente que protege la madera frente al fuego y un nuevo sistema de fachada ventilada basado en composites de pl¨¢stico-madera y residuos agr¨ªcolas-forestales que mejora la resistencia al fuego.
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