La dif¨ªcil misi¨®n de ser el altavoz del Gobierno y gestionar Hacienda

La coalici¨®n del PSOE con Unidas Podemos para formar Gobierno oblig¨® a desgajar algunos departamentos (Trabajo y Seguridad Social, Sanidad y Consumo, Educaci¨®n y Universidades, por ejemplo) para dar entrada a representantes de esta segunda formaci¨®n. Asimismo, se cambi¨® la responsabilidad de Portavoz, que pas¨® de la ministra de Educaci¨®n a la de Hacienda, cuyas titulares (Isabel Cela¨¢ y Mar¨ªa Jes¨²s Montero) segu¨ªan siendo las mismas que en el anterior gabinete. El hecho, no obstante, llam¨® mucho la atenci¨®n porque no se entendi¨® muy bien que un departamento de tanta enjundia y peso espec¨ªfico en el Ejecutivo como es Hacienda asumiera una funci¨®n m¨¢s acorde de otros ministerios (como lo es Educaci¨®n), que cuentan con muchas de las competencias transferidas a las comunidades aut¨®noma y tienen menos intensidad de trabajo.

La carga de trabajo del departamento de Hacienda, que tiene bajo su paraguas el seguimiento del cumplimiento del d¨¦ficit, la supervisi¨®n financiera a las comunidades, Ayuntamientos, la pol¨ªtica fiscal, la Agencia Tributaria y todas las grandes empresas p¨²blicas que cuelgan de la SEPI deja poco margen para otras actividades. Adem¨¢s, Montero forma parte de la mesa de di¨¢logo sobre Catalu?a entre el Gobierno y los partidos catalanes. Cuando Montero asumi¨® el encargo de Pedro S¨¢nchez lo hizo con entusiasmo.

Posiblemente, S¨¢nchez eligi¨® a Montero para sustituir a Cela¨¢, una vez que consider¨® que esta hab¨ªa cumplido su periodo como portavoz, por su perfil m¨¢s pol¨ªtico, su versatilidad y su capacidad de trabajo. Montero, m¨¦dica bregada en cifras en su etapa en la Junta de Andaluc¨ªa, demostr¨® sobradamente sus facultades parlamentarias durante el a?o y medio que dur¨® el primer Gobierno de S¨¢nchez. Incluso sustituy¨® al presidente en algunos actos cuando ya se hab¨ªa entrado en campa?a para las ¨²ltimas elecciones, lo que daba se?ales de las preferencias presidenciales. Precisamente ese perfil pol¨ªtico que tiene la ministra Montero es el que valoran en La Moncloa para limar asperezas con ERC y PNV, partidos decisivos para aprobar las cuentas p¨²blicas de 2020.

Sin embargo, y aunque no hayan pasado los 100 d¨ªas de rigor que normalmente se conceden para evaluar a un Gobierno, la duplicidad de funciones de Montero ya ha recibido las primeras censuras. La mayor parte sotto voce e internas. En el entorno ministerial se critica que se han descuidado muchas tareas mientras se le da mayor relevancia a la funci¨®n de portavoz y que la ministra andaluza se ha encontrado con una realidad que va mucho m¨¢s all¨¢. La portavoc¨ªa del Gobierno y la vertiginosa actividad pol¨ªtica apenas le deja tiempo para atender con la suficiente atenci¨®n los asuntos del ministerio. Y que esto ocurra, adem¨¢s, en un momento en que est¨¢ en plena efervescencia la elaboraci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado para 2020, le da m¨¢s empaque.

No obstante, el departamento mantiene la velocidad de crucero por la capacidad t¨¦cnica de sus funcionarios y altos cargos. Asimismo, se precisa que no hay que alarmarse por el hecho de la ministra sea ahora m¨¢s medi¨¢tica que antes, que las funciones ministeriales siguen su camino sin precipitaciones.

Es posible que el equipo ministerial, es decir, las Secretar¨ªas de Estado de Presupuestos y de Hacienda, se encuentre todav¨ªa a la espera de las negociaciones pol¨ªticas del Gobierno con los grupos parlamentarios para apoyar los Presupuestos. En todo caso, In¨¦s Bard¨®n (Hacienda) y Mar¨ªa Jos¨¦ Gualda (Presupuestos y Gastos) tienen un bajo perfil p¨²blico que contrasta con el de otras etapas, en las que los secretarios de Estado como David Vegara, Jos¨¦ Manuel Campa, Alberto Nadal o Miguel Ferre ten¨ªan mucho m¨¢s predicamento.

Tambi¨¦n se interpreta que haber ampliado las funciones supone una degradaci¨®n de un departamento que siempre ha estado en la primera l¨ªnea de ministerios importantes, aparte de ser uno de los m¨¢s antiguos. Es verdad que no ir emparejado con Econom¨ªa (algo que ya ha ocurrido en varias ocasiones durante la democracia) le resta entidad, pero no quita para que se considere devaluado, tal como aseguran fuentes cr¨ªticas con la decisi¨®n. En ese entorno se subraya que es dif¨ªcil imaginar a Carlos Solchaga, Pedro Solbes, Elena Salgado (ministros de Econom¨ªa y Hacienda y en los dos ¨²ltimos casos vicepresidentes) o al mismo Crist¨®bal Montoro (ministro de Hacienda ¨²nicamente en dos ocasiones) dedic¨¢ndose a relatar las decisiones de las reuniones del Consejo de Ministros.