McConnell a todos los Estados: caed muertos
El l¨ªder de los republicanos en el senado de EE UU se opone a conceder ayudas federales a las administraciones locales cuando m¨¢s lo necesitan
La covid-19 ha matado a decenas de miles de estadounidenses, y est¨¢ claro que matar¨¢ a muchos m¨¢s. El confinamiento necesario para contener el coronavirus est¨¢ provocando una contracci¨®n econ¨®mica varias veces m¨¢s profunda que la Gran Recesi¨®n.
As¨ª y todo, esta necesaria contracci¨®n no tiene por qu¨¦ ir acompa?ada de graves penurias econ¨®micas. Disponemos de los recursos necesarios para garantizar que todos los estadounidenses tengan suficiente para comer, que no pierdan su seguro m¨¦dico y que no pierdan su casa por no poder pagar el alquiler o la hipoteca. Tampoco hay raz¨®n por la que debamos imponer severos recortes a los servicios p¨²blicos esenciales.
Por desgracia, parece cada vez m¨¢s probable que decenas de millones de estado?unidenses sufrir¨¢n de hecho una penuria extrema y que se producir¨¢n devastadores recortes de servicios. ?Por qu¨¦? La respuesta se reduce principalmente a dos palabras: Mitch McConnell. El pasado mi¨¦rcoles, McConnell, l¨ªder de la mayor¨ªa en el Senado, declar¨® que se opone a conceder m¨¢s ayudas federales a las asediadas Administraciones estatales y locales, y en cambio insinu¨® que los Estados se declaren en quiebra. Para que nadie acuse a McConnell de ser siquiera ligeramente imparcial, su oficina distribuy¨® dos memorandos que se refieren a las propuestas de ayuda a los Estados como ¡°rescates para los Estados dem¨®cratas¡±.
Varios gobernadores ya han tachado de est¨²pida la posici¨®n de McConnell, y lo es. Pero tambi¨¦n es vil e hip¨®crita.
Cuando digo que tenemos los recursos necesarios para evitar graves penurias financieras, me refiero al Gobierno federal, que puede pedir prestadas cantidades ingentes y de forma muy barata. De hecho, el tipo de inter¨¦s de los bonos protegidos contra la inflaci¨®n, que miden los costes reales del endeudamiento, es de menos del -0,43%: b¨¢sicamente, los inversores est¨¢n pagando a los federales para que les guarden su dinero. De modo que Washington puede y debe asumir grandes d¨¦ficits presupuestarios en estos tiempos de necesidad. Sin embargo, los Gobiernos estatales y locales no pueden, porque a casi todos ellos se les exige por ley que equilibren sus presupuestos. Pero estos Gobiernos, que est¨¢n al frente de la lucha contra la pandemia, se enfrentan a una combinaci¨®n de desplome de ingresos y gastos desorbitados.
La respuesta evidente es la ayuda federal. Pero McConnell quiere, en cambio, que Estados y municipios se declaren en quiebra. Como he dicho, esto es una estupidez en varios ¨¢mbitos. Para empezar, los Estados ni siquiera tienen derecho por ley a declararse en quiebra; e incluso si, de alguna manera, se las apa?asen para no pagar sus deudas relativamente peque?as, esto no ayudar¨ªa mucho a aliviar sus dificultades econ¨®micas, aunque s¨ª podr¨ªa dar pie a una crisis financiera nacional. Ah, y la idea de que esto es un problema espec¨ªficamente de los Estados dem¨®cratas es rid¨ªcula. Las crisis fiscales acechan por todo el pa¨ªs, desde Florida hasta Kansas, pasando por Texas (especialmente golpeada por la ca¨ªda de precios del petr¨®leo), e incluso, s¨ª, Kentucky, el Estado al que McConnell representa. Y si los Gobiernos estatales y locales se ven obligados a recortar dr¨¢sticamente sus presupuestos, la recesi¨®n econ¨®mica se agravar¨¢, lo cual ser¨ªa malo para Donald Trump y podr¨ªa costarles a los republicanos el Senado.
De modo que s¨ª, la posici¨®n de McConnell es est¨²pida. Pero tambi¨¦n vil.
Pensemos en qui¨¦n saldr¨ªa perjudicado si los Gobiernos estatales y locales se ven obligados a efectuar recortes dr¨¢sticos. Buena parte del dinero estatal va a parar a Medicaid, un programa de sanidad p¨²blica que deber¨ªa estar ampli¨¢ndose, no disminuyendo, ahora que millones de estadounidenses est¨¢n perdiendo el seguro m¨¦dico junto con su puesto de trabajo.
En cuanto a los funcionarios locales y estatales que podr¨ªan perder su trabajo o enfrentarse a recortes salariales, en su mayor¨ªa est¨¢n empleados en la educaci¨®n, la polic¨ªa, los servicios de bomberos y las carreteras. De modo que, si McConnell se sale con la suya, la pol¨ªtica de Estados Unidos ser¨¢, a efectos pr¨¢cticos, rescatar a los propietarios de gigantescas cadenas de restaurantes y despedir a maestros y polic¨ªas.
Y en ¨²ltimo lugar, aunque no menos importante, hablemos de la hipocres¨ªa de McConnell, que, al igual que su estupidez, queda reflejada en varios niveles.
En uno de esos niveles, resulta incre¨ªble ver a un hombre que ayud¨® a aprobar a toda prisa una enorme rebaja de impuestos para las grandes empresas ¡ªque utilizaron el dinero principalmente para recomprar sus propias acciones¡ª fingir ahora que le preocupa profundamente endeudarse para ayudar a Estados que afrontan una crisis fiscal que no han provocado.
En otro nivel, es tambi¨¦n realmente curioso ver a McConnell, cuyo Estado est¨¢ fuertemente subvencionado por el Gobierno federal, dar lecciones de independencia a Estados como Nueva York, que pagan muchos m¨¢s impuestos federales de los que reciben. Y no hablamos de cifras peque?as. Seg¨²n c¨¢lculos efectuados por el Instituto Rockefeller, entre 2015 y 2018, Kentucky ¡ª que paga relativamente pocos impuestos federales, porque es bastante pobre, pero recibe grandes subvenciones de programas como Medicare y la Seguridad Social¡ª recibi¨® de Washington transferencias netas que ascend¨ªan de media a 33.000 d¨®lares por persona. Supusieron el 18,6% del PIB del Estado.
Es verdad que Estados relativamente ricos como Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut probablemente deber¨ªan ayudar a sus vecinos m¨¢s pobres, pero esos vecinos no tienen derecho a quejarse de los ¡°rescates a los Estados dem¨®cratas¡± en una situaci¨®n de desastre nacional. Por supuesto, McConnell tiene sus planes: espera utilizar la pandemia para obligar a los Estados afectados a adelgazar su administraci¨®n p¨²blica. Solo nos queda esperar que esta explotaci¨®n descarada de la tragedia fracase y que McConnell y sus aliados tengan que pagar un alto precio pol¨ªtico.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2020. Traducci¨®n de News Clips.
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