La venta ambulante cierra el mercadillo
Las personas que trabajan en la econom¨ªa informal sufren la ca¨ªda de ingresos por el par¨®n sin poder acceder a las ayudas p¨²blicas
Entre 1,5 millones y 2 millones de personas trabajan en Espa?a fuera de los focos de la Administraci¨®n. Son quienes tienen un trabajo en negro, como se conoce popularmente la econom¨ªa informal. Estas personas no podr¨¢n acogerse a un ERTE, ni podr¨¢n solicitar las ayudas que el Gobierno ha puesto sobre la mesa para aut¨®nomos o pymes. Estos trabajadores invisibles, sin contratos, sin horarios, sin cotizaci¨®n, sin apenas derechos laborales, tambi¨¦n est¨¢n sintiendo el azote del coronavirus. La renta m¨ªnima que prepara el Gobierno para las familias m¨¢s vulnerables es el ¨²nico salvavidas al que se aferran muchos de ellos para aliviar su situaci¨®n. Pero ni siquiera esta ayuda llegar¨¢ a todos. Los inmigrantes en situaci¨®n irregular tampoco re¨²nen las condiciones para recibirla.
¡°Se trata de un grupo muy heterog¨¦neo¡±, explica Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas. La econom¨ªa sumergida se encuentra en todos los sectores: agricultura, construcci¨®n, industria¡ Aunque golpea con mayor virulencia entre las empleadas del hogar y cuidadoras de personas dependientes; la venta ambulante, la hosteler¨ªa y, en el rinc¨®n m¨¢s desamparado, a la prostituci¨®n. ¡°Estimar lo que de forma deliberada se trata de ocultar no es tarea f¨¢cil, pero actualmente se considera que la econom¨ªa sumergida puede oscilar entre el 17% y el 22% de nuestra econom¨ªa¡±, afirma Jos¨¦ Ignacio Castilla catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Sevilla.
Mario, nombre ficticio, trabaja en un mercadillo de venta ambulante de Sevilla, est¨¢ dado de alta como aut¨®nomo, pero completa sus ingresos con ¡°otras chapucillas¡±. En febrero empez¨® a montar casetas para la Feria de Abril para ganarse un extra. ¡°Las peque?as se levantan entre tres o cuatro personas, lo que te pagan entre material, pintura, desplazamiento y mano de obra pueden ser unos 5.000 o 6.000 euros¡±, dice. Pese a la cancelaci¨®n del festejo, ¨¦l logr¨® cobrar por ello en negro. Y ese pellizco le est¨¢ permitiendo compensar lo que no ha podido obtener de la venta ambulante en la calle, suspendida desde que se decret¨® el estado de alarma. ¡°Tengo otros compa?eros que ya no tienen ning¨²n tipo de ahorro¡±, asegura.
¡°Para nosotros este par¨®n est¨¢ siendo un drama social¡±, resume Carlos Mart¨ª, coordinador general de la Uni¨®n Nacional del Comercio Ambulante. Los ¨²ltimos datos del INE de 2017 cifran en 35.654 el n¨²mero de profesionales de venta ambulante, un 11% menos que en 2016, y una ca¨ªda del 18% en ingresos ¡ªde 2.100 millones a 1.732 al a?o¡ª. ¡°El 70% de los que trabajan en este sector tiene una econom¨ªa vulnerable y d¨¦bil¡±, advierte Mart¨ª, que recalca que la venta ambulante es una actividad de acogida de colectivos que necesitan una integraci¨®n social y laboral. Muchos se dan de alta como aut¨®nomos justo ahora que empieza la ¨¦poca de ferias. ¡°No se han dado ayudas para aut¨®nomos de temporada y para recibir los otros subsidios es necesario justificar el cese de actividad, unos tr¨¢mites que las mutuas necesitan agilizar¡±, sostiene.
Mart¨ª mira con preocupaci¨®n el futuro y teme que la situaci¨®n de muchos de los vendedores ambulantes, que viven al d¨ªa y que llevan casi un mes sin percibir ingresos, provoque un aumento de la econom¨ªa informal. ¡°Hemos apostado por una cultura de empresa y de calidad, necesitamos un cambio generacional que no llega, pero no queremos dar un paso atr¨¢s¡±, advierte. Mart¨ª reclama a los Ayuntamientos que suspendan las tasas de alquiler de los puestos en los mercadillos.
Rosario, tambi¨¦n nombre ficticio, tiene 60 a?os y es viuda. Lleva toda la vida limpiando casas en la provincia de Sevilla. ¡°Algunas familias me han dado de alta en la Seguridad Social, pero en otras trabajo por horas y me pagan solo por el tiempo que estoy¡±, explica. La cuarentena le ha obligado a parar. ¡°Algunos me han dicho que cuentan conmigo cuando esto termine, pero otros ya me han advertido de que se lo pensar¨¢n porque en sus empresas les han hecho un ERTE¡±, explica.
Esa frontera entre la econom¨ªa formal y la sumergida es muy difusa y son muchos los trabajadores que tienen un pie en ambas. ¡°Ese es el colectivo m¨¢s vulnerable, porque no entran en los ERTE al no tener una relaci¨®n contractual estable y tampoco han cotizado lo suficiente como para obtener una prestaci¨®n por desempleo¡±, advierte Raymond Torres, que cifra en m¨¢s de cuatro millones el n¨²mero de personas con contratos denominados precarios y los falsos aut¨®nomos.
Los ¨²ltimos datos oficiales los sit¨²an en 3,27 millones. En el caso de las empresas que tambi¨¦n viven a caballo de ambas econom¨ªas, las consecuencias pueden ser importantes. ¡°Habr¨¢ trabajadores y empresarios cuyos ingresos se desplomen en mayor medida de lo que diga su contabilidad oficial y no podr¨¢n acceder a las ayudas¡±, se?ala Castillo.
Despedidas una de cada cuatro empleadas del hogar
Las empleadas del hogar y las cuidadoras de dependientes son los colectivos que part¨ªan de una situaci¨®n m¨¢s vulnerable antes de la pandemia, al no tener derecho a cobrar el subsidio de desempleo, y aunque el Gobierno ha habilitado una ayuda espec¨ªfica para ellas, tiene una serie de requisitos que muchas veces son dif¨ªciles de cumplir.
¡°Es un paso importante, pero no es suficiente¡±, se?ala Natalia Slepoy, miembro de la asociaci¨®n Senda de Cuidados. Sobre el futuro tiene una visi¨®n encontrada: ¡°A muchas se les obligar¨¢ a trabajar m¨¢s horas por menos salario, pero estas circunstancias han puesto en evidencia los trabajos que son esenciales para las personas y que no est¨¢n cubiertos por el sistema p¨²blico, por eso es una oportunidad para poder proteger sus derechos¡±. En Espa?a hay entre 180.000 y 200.000 empleadas del hogar. Un tercio vive de la econom¨ªa informal. Slepoy detalla la encuesta que hicieron entre sus socias: el 53% de las empleadas dom¨¦sticas les han suspendido de empleo y sueldo; el 24,5% despedida, y el 32% de las que contin¨²an contratadas han sido obligadas a cogerse vacaciones.
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