Otro modelo es necesario
Se requiere de un replanteamiento profundo, un nuevo modelo econ¨®mico y social, un cambio de las reglas de juego, ese es nuestro reto como pa¨ªs
Este viernes es Primero de Mayo. Desde hace 130 a?os, conmemoramos en este d¨ªa la resistencia de los trabajadores y trabajadoras frente a su explotaci¨®n y exigimos condiciones dignas de vida y trabajo. Los a?os han ido transcurriendo y nuestras reivindicaciones han ido cambiando, resultado de la evoluci¨®n de los problemas de la clase trabajadora. Feminismo, cambio clim¨¢tico, diversidad. Conceptos y ¨¢mbitos que se han sumado con naturalidad a nuestro discurso. Porque la lucha por la emancipaci¨®n de la clase obrera no es sino la lucha por la liberaci¨®n de la propia humanidad.
Este a?o es especialmente singular, protagonizado por la expansi¨®n del coronavirus. Ning¨²n pa¨ªs ha escapado de esta pandemia y las cifras de fallecidos, contagiados y enfermos se acumulan sin descanso. Y, como siempre, los m¨¢s desfavorecidos son los que m¨¢s sufren.
La crisis de la covid-19 nos ha situado ante un espejo. Occidente tambi¨¦n es vulnerable. Un espejo en el cual advertimos nuestras carencias y defectos en cada pa¨ªs y en el propio modelo de construcci¨®n europea. M¨¢s all¨¢ del esfuerzo de sanitarios, cuidadores, y todos los colectivos que, poniendo en peligro su salud y en alg¨²n caso su vida, para protegernos y mantener la econom¨ªa nacional, cualquiera ha podido comprobar que contamos con unos servicios p¨²blicos que requieren de m¨¢s recursos presupuestarios, de personal y materiales frente al cataclismo sanitario que se nos ha venido encima. Nuestra sanidad se ha visto tensada hasta niveles insoportables. Nuestros centros de atenci¨®n a los mayores se han convertido en un foco de la pandemia en vez de un refugio para aquellos. Nuestro tejido industrial ha demostrado su incapacidad para atender ciertas necesidades b¨¢sicas en materia sanitaria.
Centenares de miles de puestos de trabajo se han salvado temporalmente gracias a las soluciones de ajuste temporal, mediante ERTE legislados por el Gobierno, y propuestos antes del estado de alarma por los sindicatos. Sin embargo, otros centenares de miles han desaparecido consecuencia del sistema de relaciones laborales agravado tras la reforma laboral del 2012.
Cientos de miles de familias, algunas dependientes de la econom¨ªa sumergida, siguen sin estar amparadas por la red de protecci¨®n social aprobada y sin medios para sobrevivir. Espa?a est¨¢ protegiendo rentas a m¨¢s de 6 millones de personas (ERTE, nuevas prestaciones, cese de actividad para aut¨®nomos¡). Un 30% de la poblaci¨®n ocupada antes del estado de alarma. Una cifra sin precedente, que, sin embargo, en t¨¦rminos de porcentaje sobre PIB, supone una menor cuant¨ªa de transferencias directas que pa¨ªses como Francia o Alemania.
De la mirada frente a ese espejo tenemos que sacar lecciones como estas: que la desinversi¨®n en sanidad p¨²blica es una mala idea, al igual que la reducci¨®n del personal dedicado al mismo; que la respuesta de nuestros sistemas de atenci¨®n a las personas y la dependencia (residencias, centros de d¨ªa, ayuda domiciliaria¡) deben ser revisados y plantearse con rigor su integraci¨®n en una gran red p¨²blica; que necesitamos pol¨ªticas de reindustrializaci¨®n de este pa¨ªs con inversi¨®n en ciencia, tecnolog¨ªa y que afronte el cambio clim¨¢tico; que nuestros sectores estrat¨¦gicos deben estar bajo el amparo p¨²blico, sea cual sea su modalidad de gesti¨®n; que nuestra legislaci¨®n laboral no es adecuada ni para la normalidad de nuestro pa¨ªs ni para las situaciones de crisis; que requerimos ya una renta m¨ªnima vital que ampare a los que han quedado desprotegidos.
Debemos afrontar un importante cambio de paradigma socio-econ¨®mico, con una relegitimaci¨®n de los servicios p¨²blicos para vertebrar la sociedad, as¨ª como del papel regulador y relevante del Estado en la econom¨ªa. Espa?a debe acometer una reactivaci¨®n econ¨®mica que debiera anclarse en un pacto de Estado, pol¨ªtico, social e interinstitucional.
Y para dar cobertura a esta necesidad, Europa tiene mucho que decir. La crisis ha de salvarse sin que los pa¨ªses m¨¢s afectados se sumerjan en un endeudamiento sin fin que impida su recuperaci¨®n y que haga imposible la asignaci¨®n de recursos econ¨®micos all¨ª donde es necesario. La Uni¨®n Europea tiene que parecerse m¨¢s a un pa¨ªs que a un banco. Un escudo financiero para evitar el encarecimiento de la deuda p¨²blica y una gran palanca inversora para la reactivaci¨®n econ¨®mica son las dos variables que relegitimar¨¢n la UE, o la condenar¨¢n a ser, en el mejor de los casos, un club de conveniencia, y no un espacio sociopol¨ªtico apreciado por la ciudadan¨ªa europea.
Todos estos problemas y sus soluciones requieren un replanteamiento profundo, un nuevo modelo econ¨®mico y social, un cambio de las reglas de juego. Ese es nuestro reto como pa¨ªs.
Un reto que tiene que tener en el centro a las personas. Las personas fallecidas, las personas enfermas, los trabajadores y trabajadoras que afrontan esta situaci¨®n in¨¦dita con valor y responsabilidad. Este Primero de Mayo debe y quiere ser un homenaje a las personas que trabajan en los servicios esenciales y a toda la clase trabajadora.
Pepe ?lvarez es secretario general de UGT y Unai Sordo secretario general de CC OO.
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