La realidad de la covid-19 tiene un sesgo progresista
Miles de estadounidenses pueden estar a punto de morir por el Dow Jones. Trump est¨¢ obsesionado con la Bolsa
Los principales expertos del Gobierno de Estados Unidos advirtieron el pasado martes de que la covid-19 no est¨¢ ni mucho menos bajo control, y que el alivio prematuro del distanciamiento social podr¨ªa tener consecuencias desastrosas. Hasta donde yo s¨¦, su opini¨®n la comparten casi todos los epidemi¨®logos.
Pero predicaban en el desierto. Est¨¢ claro que el Gobierno de Trump y sus aliados ya han decidido que vamos a reabrir la econom¨ªa, independientemente de lo que digan los expertos. Y si los expertos tienen raz¨®n y esto provoca un repunte de los fallecimientos, la respuesta no ser¨¢ replantearse la pol¨ªtica, sino negar la realidad.
De hecho, las teor¨ªas conspiranoicas sobre el virus ¡ªinsistir en que las muertes por covid-19 se han exagerado mucho y puede que trasluzcan una enorme conspiraci¨®n m¨¦dica¡ª ya est¨¢n muy extendidas en la derecha. Y podemos esperar que proliferen m¨¢s en los pr¨®ximos meses. Por un lado, este giro de los acontecimientos no deber¨ªa sorprendernos. Hace tiempo que la derecha estadounidense rechaz¨® la pol¨ªtica basada en las pruebas y se decant¨® por las pruebas basadas en la pol¨ªtica, o sea, negar los datos que puedan interponerse en el camino de un programa pol¨ªtico predeterminado. Hace ya 14 a?os que Stephen Colbert solt¨® su famosa ocurrencia de que ¡°la realidad tiene un conocido sesgo progresista¡±.
Por otro lado, sin embargo, la decisi¨®n de la derecha de hacer caso omiso de los epidemi¨®logos es pol¨ªticamente mucho m¨¢s temeraria que otras negaciones anteriores de la realidad. Como muchos han se?alado, la nueva estrategia de la derecha para afrontar esta pandemia ¡ªo, m¨¢s exactamente, no afrontarla¡ª sigue muy de cerca el planteamiento de siempre del Partido Republicano para abordar el cambio clim¨¢tico: no est¨¢ pasando, es una farsa perpetrada por cient¨ªficos progresistas y, adem¨¢s, hacer cualquier cosa al respecto destruir¨ªa la econom¨ªa.
En efecto, las manifestaciones de las ¨²ltimas semanas contra el confinamiento parecen haber sido organizadas en parte por la misma gente y los mismos grupos que llevan d¨¦cadas negando el cambio clim¨¢tico. La conspiraci¨®n sobre el virus nos recuerda tambi¨¦n las diversas teor¨ªas de complot que proliferaron durante la ¨¦poca de Obama. Los conspiranoicos de la inflaci¨®n insist¨ªan en que el Gobierno ocultaba la verdad acerca de una inflaci¨®n desbocada; los conspiranoicos del desempleo, entre ellos un tipo llamado Donald Trump, insist¨ªan en que la mejora constante de las cifras de empleo era un bulo.
Pero las afirmaciones falsas acerca de la econom¨ªa en la ¨¦poca de Obama no ten¨ªan ning¨²n precio pol¨ªtico. Y, deplorablemente, tampoco lo tiene la negaci¨®n del cambio clim¨¢tico; las consecuencias de esa negaci¨®n avanzan demasiado lentamente como para que los votantes se centren en el inmenso da?o que acabar¨¢ provocando.
En cambio, la negaci¨®n del virus podr¨ªa volverse contra los republicanos en cuesti¨®n de meses. De hecho, en algunos lugares ya ha ocurrido. Gracias al efecto bandera, muchos l¨ªderes mundiales vieron aumentar sus tasas de aprobaci¨®n a medida que la amenaza de la covid-19 se volv¨ªa evidente; la popularidad de Trump, que se pas¨® semanas neg¨¢ndola, solo experiment¨® un ligero repunte, pero ahora ha retrocedido. Dentro de Estados Unidos, los gobernadores que han tomado las medidas m¨¢s duras para controlar la pandemia han sido recompensados con una aprobaci¨®n muy elevada, mientras que a los que restaron importancia a la amenaza y presionan para reabrir la econom¨ªa les va mucho peor.
Imaginemos ahora el rechazo ¡ªen especial, por cierto, entre los ciudadanos de m¨¢s edad¡ª si el intento de reanudar la econom¨ªa conduce a una nueva oleada de infecciones. ?Por qu¨¦, entonces, siguen Trump y compa?¨ªa esta senda? Una respuesta es que miles de estadounidenses pueden estar a punto de morir por culpa del Dow Jones. Sabemos que Trump est¨¢ obsesionado con el mercado burs¨¢til y que su prolongada negativa a tomarse en serio la covid-19 ten¨ªa supuestamente mucho que ver con su creencia en que lo contrario perjudicar¨ªa a las cotizaciones. A lo mejor, ahora cree que pretender que la crisis est¨¢ superada impulsar¨¢ al alza las acciones, y que eso es lo ¨²nico que importa.
Otra respuesta es que tal vez los republicanos crean de verdad que los ciudadanos con gorra roja y armados que se manifiestan contra el confinamiento representan al ¡°Estados Unidos real¡±. Y hay de hecho estadounidenses que montan en c¨®lera cuando se les pide que soporten cualquier incomodidad en nombre del bien p¨²blico. Los sondeos indican que son una peque?a minor¨ªa, pero es posible que el partido republicano considere que esos sondeos son bulos.
Sin embargo, me gustar¨ªa insinuar que tal vez haya otra raz¨®n m¨¢s para la peligrosa campa?a en favor de la reapertura de la econom¨ªa. Concretamente, que los republicanos en general, y Trump en particular, experimentan una profunda sensaci¨®n de incapacidad.
Cuando las autoridades se topan con una crisis, se supone que se remangan y la afrontan: llaman a los expertos y dise?an y aplican una respuesta eficaz. As¨ª respondi¨® Obama al ¨¦bola en 2014. Pero al Partido Republicano no le gustan los expertos, y no tiene ideas pol¨ªticas, aparte de la bajada de impuestos y la liberalizaci¨®n. De modo que no sabe responder a las crisis que no encajan en su programa pol¨ªtico habitual. Trump, en particular, sabe hacer teatro pol¨ªtico ¡ªmandar a Jared Kushner para que hable de c¨®mo solucionar los problemas¡ª pero no tiene ni idea de c¨®mo hacerlo de verdad. Y pienso que, en el fondo, lo sabe.
Dada esta sensaci¨®n de incapacidad, probablemente estaba cantado que Trump y sus aliados, tras un breve periodo aparentando tomarse en serio la covid-19, volver¨ªan a insistir en que todo va bien. Y es posible que, durante un tiempo, incluso consigan convencer a algunos votantes. Pero el coronavirus, al que le dan igual las tergiversaciones pol¨ªticas, tendr¨¢ la ¨²ltima palabra.
Paul Krugman es premio Nobel de Econon¨ªa ? The New York Times, 2020. Traducci¨®n News Clips
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