Objetivo: salvar la OMC
El pr¨®ximo director general tiene que repensar el modelo de trabajo y promover iniciativas que eliminen el bloqueo actual
Se busca director general para organismo multilateral en crisis. Requisitos: amplia experiencia en puestos similares, y una buena red de contactos que incluya jefes de Estado y presidentes de Gobierno de los principales pa¨ªses del mundo. Los interesados pueden enviar su CV a la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), con sede en Ginebra (Suiza). Puede parecer una broma, pero lo cierto es que el puesto est¨¢ vacante. El diplom¨¢tico brasile?o Roberto Azev¨ºdo abandonar¨¢ la direcci¨®n de la OMC en agosto de 2020, despu¨¦s de siete a?os de mandato que han pasado con m¨¢s penas que glorias. Corea del Sur, Nigeria o M¨¦xico ya han presentado candidatos, mientras que la Uni¨®n Europea aspira a presentar un candidato ¨²nico. El elegido se enfrenta a la mayor ca¨ªda del comercio internacional desde la Gran Recesi¨®n de 2008 y a un contexto sociopol¨ªtico abiertamente hostil, donde organismos como la OMC no siempre son bien recibidos.
El comercio internacional se ha convertido, para muchos, en el chivo expiatorio responsable de gran parte de los males del mundo actual. El cierre de las f¨¢bricas y las grandes p¨¦rdidas de empleo en el sector de la manufactura, el aumento de las desigualdades sociales, la p¨¦rdida de soberan¨ªa nacional, la imposici¨®n de la automatizaci¨®n, la falta de seguridad laboral, la imparable expansi¨®n de China e incluso la propagaci¨®n del coronavirus tienen un culpable com¨²n: las relaciones comerciales.
Como en toda relaci¨®n, muchas de estas cr¨ªticas tienen sentido, pero hay parte de verdad en ambos lados. Lo que los cr¨ªticos del comercio internacional no valoran es el desarrollo que se genera en los pa¨ªses que participan activamente de ¨¦l y la prosperidad que alcanza la mayor¨ªa de sus ciudadanos. Las naciones que se cierran al intercambio de bienes, servicios, ideas y tecnolog¨ªas, por el contrario, se quedan inevitablemente atr¨¢s.
La existencia de criterios claros y estables, que sean respetados y rijan las din¨¢micas del comercio internacional, es positiva para la mayor¨ªa de los pa¨ªses. Para aquellos que, como Espa?a, se encuentran entre los m¨¢s afectados por la emergencia sanitaria y econ¨®mica actual, el comercio internacional es un elemento crucial para salir del agujero econ¨®mico cuanto antes y de la mejor manera posible.
M¨¢s all¨¢ de cr¨ªticas o apoyos, la realidad es que la econom¨ªa espa?ola se ha internacionalizado y las exportaciones son tan importantes para Espa?a como lo son para Suecia o Finlandia, referencias europeas en calidad de vida y estabilidad econ¨®mica. En 2007, las exportaciones representaban un 17% del PIB nacional y ese porcentaje aument¨® hasta el 24% en 2019. Mantener o aumentar esa cifra ser¨¢ una tarea tit¨¢nica en este 2020, pero los beneficios de conseguirlo ser¨¢n tambi¨¦n considerables.
Exportar no s¨®lo depende de una buena red de contactos. Para vender en el mercado internacional, el producto tiene que costar lo que vale, es decir, que las empresas exportadoras deben presentar productos mejores que los de su competencia. Este esfuerzo trae consigo innovaci¨®n, aumento de la productividad y valor a?adido y, como consecuencia, la mejora de la econom¨ªa. Sin embargo, es innegable que una econom¨ªa fuerte en exportaciones tambi¨¦n es m¨¢s vulnerable a los vaivenes de la pol¨ªtica internacional. Desde el Brexit a las tarifas impuestas por el presidente Trump, las empresas ¡ªpeque?as, medianas o grandes y agrarias, industriales o de servicios¡ª tienen que lidiar con la incertidumbre de una pol¨ªtica comercial cada vez m¨¢s alterada y asumir el coste de un sistema multilateral de comercio con el viento de cara y sin nadie al tim¨®n.
Es por ello que el mundo necesita una OMC que funcione. Un organismo internacional respetado que, m¨¢s all¨¢ de ser un foro para diplom¨¢ticos y ministros de finanzas, ejerza de ¨¢rbitro en los conflictos internacionales, de arquitecto para dise?ar las nuevas reglas del comercio y de t¨¦cnico para ponerlas en marcha de la forma m¨¢s eficaz posible. La OMC, sin embargo, no tiene el dise?o adecuado para asumir estos roles. Su principal impedimento es la toma de decisiones, que no es por mayor¨ªa sino por consenso, una palabra que parece inofensiva pero que traducida en la unanimidad de 153 pa¨ªses miembros se transforma en un obst¨¢culo dif¨ªcil de superar. En el pasado, el liderazgo de EE UU y otros pa¨ªses compensaba estas deficiencias, pero en este momento ese liderazgo ha desparecido.
Aun as¨ª, la falta de un gu¨ªa efectivo no es impedimento para seguir avanzando. En 2018, la UE y Jap¨®n firmaron un acuerdo de libre comercio y, en 2019, EE UU y Jap¨®n formalizaron la liberalizaci¨®n de ciertos sectores, dejando abierta la posibilidad de un acuerdo comercial m¨¢s amplio en el futuro. Estas tres potencias comerciales, que juntas representan el 52% del PIB y el 47% del comercio mundial, pueden alcanzar pactos comerciales que, una vez definidos, sean suscritos por otros miembros de la OMC. La UE, Jap¨®n y EE UU podr¨ªan acordar pol¨ªticas comerciales como la eliminaci¨®n de las tarifas a la importaci¨®n de productos que no tengan producci¨®n nacional, ya que liberalizar el comercio cuando los productores locales quedan afectados es dif¨ªcil, pero hacerlo cuando no hay producci¨®n local genera beneficios; la supresi¨®n de los aranceles a las importaciones menores del 2%, puesto que a ese nivel, los aranceles solo encarecen los productos importados sin proteger a los productores locales; o la exclusi¨®n de las tarifas a los productos m¨¦dicos y medioambientales, medida que la UE ha puesto en marcha como respuesta a la covid-19, lo que significa que hay espacio para avanzar en esta direcci¨®n.
Un acuerdo entre estas tres potencias comerciales sobre alguna de estas medidas har¨ªa que otros pa¨ªses se unieran a ellas, bien por los beneficios o por miedo a quedarse fuera. Y es aqu¨ª donde la OMC podr¨ªa tomar el testigo y expandir estos acuerdos a nivel multilateral. Su apoyo permitir¨ªa restablecer una din¨¢mica positiva de las relaciones comerciales y mostrar c¨®mo los acuerdos econ¨®micos entre pa¨ªses pueden favorecer una salida fuerte y r¨¢pida a esta nueva crisis econ¨®mica.
Evitar que la OMC se sume a la larga lista de organismos internacionales ca¨ªdos en el olvido depender¨¢ del nuevo director general. El candidato elegido tiene que repensar el modelo de trabajo, romper con el statu quo y promover iniciativas que eliminen el bloqueo actual. Su mayor reto es demostrar que los acuerdos comerciales no solo son posibles, sino que tienen beneficios tangibles. El plazo para solicitar el puesto a¨²n est¨¢ abierto.
?scar Guinea es economista s¨¦nior en el ¡®think tank¡¯ European Centre for International Political Economy (ECIPE). El art¨ªculo est¨¢ basado en el estudio Learning to Love Trade Again. Time to Think Small, escrito por Guinea y Frank Lavin.
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