Fin del modelo exportador
La reconfiguraci¨®n de la globalizaci¨®n se une a la recesi¨®n en los principales mercados
Una de las principales diferencias entre esta crisis y la que se desat¨® hace una d¨¦cada como consecuencia de los desajustes estriba en el contexto internacional. Tras una contracci¨®n en 2009, el comercio mundial de bienes y servicios se recuper¨® y mantuvo una senda expansiva incluso durante los periodos de tensi¨®n sobre la solvencia de nuestro pa¨ªs, en 2011-2012. Todo ello, junto con la mejora de la posici¨®n competitiva de las empresas, explica que el sector exterior jugara un papel transcendental en la recuperaci¨®n, tanto en Espa?a como en el resto de la eurozona. As¨ª es como la eurozona ha pasado a ostentar el r¨¦cord mundial de excedente externo, superando incluso a China.
Pero las tornas han cambiado con la pandemia. La crisis ha agudizado las tensiones proteccionistas entre EE UU y China, mientras que se intensifica el giro en la globalizaci¨®n, por la relocalizaci¨®n de la producci¨®n de bienes y servicios considerados como estrat¨¦gicos, desde pa¨ªses que no presentan garant¨ªas de seguridad para los suministros. A esas tendencias previas a la crisis se a?aden otras in¨¦ditas como el hundimiento del turismo internacional, uno de los pulmones de nuestra econom¨ªa.
Por otra parte, parece muy improbable que las econom¨ªas que nos garantizaban jugosos excedentes est¨¦n en condiciones de seguir tirando de nuestras exportaciones. Las persistentes incertidumbres en torno al Brexit, junto con la profunda recesi¨®n que golpea a Reino Unido, amenazan con hacer tambalear una de las principales fuentes de ingresos para las empresas internacionalizadas. EE UU, otro pa¨ªs con el que mantenemos importantes excedentes, se enfrenta a perspectivas econ¨®micas ensombrecidas por los rebrotes v¨ªricos. Adem¨¢s, el excedente europeo est¨¢ en el punto de mira de la administraci¨®n americana, dispuesta a imponer nuevas sanciones a los productos europeos en cuanto se presente la ocasi¨®n. Si bien el candidato dem¨®crata muestra una actitud menos beligerante, un fuerte giro en la pol¨ªtica comercial con respecto a los pa¨ªses que m¨¢s han aprovechado la expansi¨®n del mercado americano es poco probable.
Por otra parte, la covid-19 se est¨¢ ensa?ando con la mayor¨ªa de pa¨ªses latinoamericanos, agravando una crisis larvada y que amenaza con desestabilizar a toda la regi¨®n. Solo en abril, las importaciones latinoamericanas se redujeron un 18%, la ca¨ªda m¨¢s intensa entre todas las regiones. ?frica podr¨ªa conocer la misma suerte a medida que la pandemia se extiende por el continente.
Parece, por tanto, que en esta crisis la recuperaci¨®n se tendr¨¢ que asentar en los motores internos de crecimiento. La buena noticia es que, en esta ocasi¨®n, el BCE ejerce un papel muy destacado manteniendo condiciones de financiaci¨®n ventajosas para los Estados, y apoyando el cr¨¦dito al sector privado. Y el reciente acuerdo europeo para la recuperaci¨®n muestra que Bruselas ha pasado de ser un problema, a reconocer la importancia de poner en marcha una pol¨ªtica fiscal europea, que no sea la mera suma de las pol¨ªticas emprendidas por cada pa¨ªs.
La mala noticia para la econom¨ªa es que el consumo, tras un cierto rebote coincidiendo con el final del confinamiento, avanza con lentitud ante el miedo de las familias a un rebrote generalizado y a perder el empleo. Prueba de ello, el indicador europeo de confianza de los consumidores se estanc¨® en julio, manteni¨¦ndose en terreno netamente negativo. En el caso de Espa?a, los ¨ªndices de confianza se sit¨²an incluso ligeramente por debajo de la media europea, algo l¨®gico habida cuenta de los niveles de paro arrastrados con anterioridad a la crisis.
En suma, ante un contexto externo tan deteriorado e incierto, la recuperaci¨®n depender¨¢ de la potencia de los est¨ªmulos monetarios y fiscales, y de la capacidad de los Gobiernos para revertir el pesimismo que se ha extendido entre las familias y las empresas. Aqu¨ª influyen factores psicol¨®gicos y que ata?en a la impredecible evoluci¨®n de la pandemia. Pero la previsibilidad de la pol¨ªtica econ¨®mica, y su adaptaci¨®n a las circunstancias, tambi¨¦n pueden impulsar la confianza de manera determinante.
Confianza
El principal indicador de confianza de los consumidores europeos para el presente mes retrocedi¨® ligeramente con respecto al pasado mes de junio. El ¨ªndice roza m¨ªnimos hist¨®ricos, con un valor negativo del -15, frente a -14,7 en junio y -6,6 en febrero. Los consumidores espa?oles se muestran m¨¢s pesimistas que la media europea (media de -25,6 en junio, a la espera de julio). Estas tendencias son coherentes con los indicadores PMI que reflejan que las empresas, pese a una mejora de su nivel de actividad, anticipan una reducci¨®n de la plantilla, tanto en la industria como en los servicios.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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