El poder econ¨®mico atesora miles de obras de arte
Iberdrola, Santander, BBVA, Repsol, CaixaBank, Mapfre, Telef¨®nica, Banco Sabadell, ICO y el Banco de Espa?a albergan un patrimonio de 30.500 piezas, pero desde la crisis financiera sus fondos apenas crecen
Las
colecciones
de arte
Del poder Econ¨®mico
Las maravillas del Museo del Prado solo existen porque Espa?a, hace cinco siglos, defendi¨® las fronteras de un Imperio. Las colecciones de arte son una topograf¨ªa de poder. Militar, econ¨®mico, social, pol¨ªtico. Poder. Al igual que la pinacoteca madrile?a, los fondos del Louvre, el Hermitage (San Petersburgo) o el Kunsthistorisches Museum de Viena representan la voluntad de los soberanos del momento. Suponen, pese a sus miserias morales o pol¨ªticas, la expresi¨®n de lo mejor de s¨ª mismos.
En nuestro tiempo, los nuevos monarcas son las grandes corporaciones. Solo Iberdrola, Santander, BBVA, Repsol, La Caixa, Banco Sabadell, Mapfre, Telef¨®nica, ICO y el Banco de Espa?a custodian unas 30.500 obras de arte. Por darle escala, el Prado alberga 27.500 y el MoMA (el mayor contenedor art¨ªstico contempor¨¢neo del planeta) unas 200.000. Estas colecciones han tenido dos virtudes. Evitar la salida de piezas ¡ªEspa?a ha sido un pa¨ªs que ha sufrido hist¨®ricamente un inmenso expolio¡ª y atesorar obras de artistas contempor¨¢neos con poca, o ninguna, presencia en los museos p¨²blicos. Tambi¨¦n ha contribuido la historia. Los ricos fondos, por ejemplo, de pintura antigua de Santander y BBVA ser¨ªan impensables sin las decenas de integraciones financieras vividas o sin la di¨¢spora que produjeron la guerra napole¨®nica y la desamortizaci¨®n eclesi¨¢stica, que inundaron de lienzos religiosos las colecciones decimon¨®nicas para incredulidad de los viajeros extranjeros de la ¨¦poca.
Otro aliado inesperado fue el tiempo. Telef¨®nica y, sobre todo, La Caixa (hoy CaixaBank) tuvieron la visi¨®n de comprar obras de artistas (Basquiat, Gerhard Richter, Anselm Kiefer, George Baselitz) que hace 30 a?os eran asequibles y que hoy solo pueden permitirse multimillonarios y oligarcas.
Este viaje exterior empez¨®, parad¨®jicamente, mirando hacia dentro. Si pudi¨¦semos comparar en un solo volumen los fondos de estas colecciones ver¨ªamos la gran presencia de los creadores espa?oles de la segunda mitad del siglo XX y la reivindicaci¨®n de los artistas del exilio de la Guerra Civil. En los a?os 80 y 90, las empresas buscaron, sobre todo, proteger el relato del arte nacional. Fue su particular trinchera. Al fin y al cabo, tienen la gran libertad de no dar explicaciones. ¡°Puedes crear colecciones diferentes porque son muy distintas las responsabilidades de La Caixa y la del Reina Sof¨ªa¡±, compara Mar¨ªa de Corral, durante a?os directora de la colecci¨®n de la antigua caja catalana y del museo p¨²blico (1991-1994). Tampoco viven del arte. Las empresas no cobran, como a veces tienen que hacer los museos p¨²blicos, por prestar las piezas. A cambio son fr¨¢giles. Se comban como una rama de sauce a la menor racha de crisis. El crash financiero congel¨® las compras de bastantes corporaciones. Pocas est¨¢n a¨²n activas. La Caixa, Banco de Espa?a, Iberdrola. ¡°Cuando una colecci¨®n deja de comprar, se muere¡±, advierte Mar¨ªa de Corral. Y critica. ¡°Es lamentable, por ejemplo, que Telef¨®nica [una empresa a la que asesor¨® en fotograf¨ªa] ya no coleccione¡±. Es, pensar¨¢n algunos, el peaje del tiempo.
Banco de Espa?a
Jos¨¦ de Toro-Zambrano (1756-1796) fue, adem¨¢s de director del Banco de San Carlos (actual Banco de Espa?a), miembro de la Inquisici¨®n. Goya lo pinta altivo, desafiando al maestro, contra un fondo oscuro, casaca roja de pa?o, chaleco a juego con botones dorados, peluca blanca empolvada y una piel cetrina que avanzan que el genio sabe pintar, incluso, el escaso tiempo que le queda a su retratado.
Yolanda Romero, conservadora jefe de la colecci¨®n del Banco de Espa?a desde 2015, sostiene en su mano un tesoro. Un peque?o grupo de llaves, unidas a unas sencillas fichas de pl¨¢stico azul, que descubren una colecci¨®n de 4.500 obras de arte, escaleras de m¨¢rmol de Carrara y algunas de las vidrieras art dec¨® m¨¢s importantes de Europa. Si en alg¨²n lugar el dinero exhala espiritualidad es dentro de este banco de bancos de 110.000 metros cuadrados creado en 1891 por los arquitectos Eduardo Adaro y Severiano Sainz de la Lastra en la calle Alcal¨¢ de Madrid.
¡ªEs la imagen que utilizaremos para la portada del cat¨¢logo¡ª revela, sonriendo, Yolanda Romero frente al retrato de Jos¨¦ de Toro-Zambrano.
El arte se expande como un oc¨¦ano sin orilla. Desborda los corredores, la biblioteca e incluso, sin molestar, las salidas de emergencia. Cristina Lucas fotograf¨ªa los lingotes de oro de su c¨¢mara acorazada, Sara Ramo reinterpreta con girones del Financial Times el crash financiero y en el despacho del gobernador, Pablo Hern¨¢ndez de Cos, cuelga Yuste II, un bosque entre niebla cacere?a del fot¨®grafo alem¨¢n Axel H¨¹tte.
Todo este tesoro ser¨ªa imposible sin fondos. El ¨®rgano supervisor maneja un presupuesto ¡ªque no revela¡ª con el que adquieren seis piezas al a?o. Compran por todos los caminos posibles. Subastas, galer¨ªas, herencias. Arte contempor¨¢neo pero tambi¨¦n antiguo. Aunque, en este ¨²ltimo caso, siempre que est¨¦ relacionado con la historia de la instituci¨®n. Un ejemplo. En 2018 se incorpor¨® un retrato de Francisco de Cabarr¨²s, fundador del Banco de Espa?a, de Agust¨ªn Esteve. Una tela que refleja un compromiso. ¡°Una colecci¨®n de arte es un organismo vivo que hay que seguir cuidando y alimentando, de lo contrario estar¨ªa abocada a su desaparici¨®n¡±, defiende Romero.
Ese es el problema de las colecciones corporativas de arte en Espa?a, su falta de constancia. Empiezan, pero son muy fr¨¢giles. Si la econom¨ªa empeora o, simplemente, cambia el presidente, la colecci¨®n corre el riesgo de congelarse. ¡°Esto es algo que he vivido incluso con los patrocinadores cuando dirig¨ªa la Tate Modern. Muchas veces los perd¨ªa solo porque llegaba un director nuevo y quer¨ªa hacer algo distinto al anterior¡±, critica Vicente Todol¨ª, antiguo responsable de la instituci¨®n art¨ªstica londinense.
D¨®nde visitar la colecci¨®n
La sede central del Banco en Madrid (Calle Alcal¨¢, 48) y sus 15 sucursales repartidas por Espa?a est¨¢n normalmente abiertas al p¨²blico a trav¨¦s de un calendario de visitas guiadas, pero actualmente est¨¢n suspendidas debido a la covid-19.
Para m¨¢s informaci¨®n: Portaleducativo.bde.es/educa/es.
Telef¨®nica
Telef¨®nica dej¨® de comprar en 2004. Sin embargo, en este tiempo ha tejido varias colecciones (1.378 obras) que son estratigraf¨ªas de memoria y tambi¨¦n la respuesta a una pregunta: ?por qu¨¦ coleccionar? ¡°Hay un sentido de responsabilidad social en que la empresa adquiera obras de arte y recupere piezas que de otra manera estar¨ªan en manos de galer¨ªas, en muchos casos extranjeras¡±, apunta un portavoz de la operadora. La colecci¨®n de la compa?¨ªa procede de ese deseo de ¡°rescate¡±. Lo cuenta su historia.
En 1983 el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez acord¨® que en todos los contratos de obra p¨²blica que se firmaran en Espa?a al menos el 1% deber¨ªa destinarse a un proyecto cultural. Luis Solana era entonces presidente de Telef¨®nica y dudaba. ?Qu¨¦ hacer? Fue a ver a Jorge Sempr¨²n, ministro de Cultura. Estaba indignado, contar¨ªa Solana. Se quej¨® de que era una verg¨¹enza que en Espa?a solo hubiera un cuadro de Juan Gris y ninguno de Luis Fern¨¢ndez, artista esencial de la vanguardia. Solana entendi¨® el mensaje. Reuni¨® 11 obras de Gris e incluso negoci¨® personalmente con el magnate italiano Giovanni Agnelli la compra de 12 piezas de Luis Fern¨¢ndez pertenecientes a sus fondos. De esta forma se inicia en 1983 la colecci¨®n de la operadora. Una cruzada por proteger el trabajo de artistas espa?oles forzados al exilio o el olvido como el propio Juan Gris, Picasso o Fern¨¢ndez. Pero tambi¨¦n una reivindicaci¨®n de los entonces emergentes Chillida y T¨¤pies. El prop¨®sito era ¡°rescatar¡±. ¡°Dese¨¢bamos mantener una parte [de su trabajo] en nuestro suelo¡±, escribe, en 1993, la comisaria Layla Ishi-Kawa en el cat¨¢logo La colecci¨®n de arte Telef¨®nica.
A partir de esos cinco artistas la teleco forma un fondo de 93 obras. Es su primera capa. Luego a?ade estratos. Entre 1997 y 1999 crea una colecci¨®n, con Juan Villalonga como presidente, de lo que llamar¨¢ figuraci¨®n renovadora. Carmen Laff¨®n, Antonio L¨®pez, D¨ªaz Caneja, Ram¨®n Gaya. Destina 250 millones de pesetas a 70 piezas. Adem¨¢s compran tres pinturas de Roberto Matta, Magritte y Paul Delvaux. Durante 2002 y 2005, ya bajo la presidencia de C¨¦sar Alierta, pensando en dar contexto a los fondos de Juan Gris, adquiere 28 obras de cubistas internacionales. Es su colecci¨®n m¨¢s importante. Torres-Garc¨ªa, Mar¨ªa Blanchard, Andr¨¦ Lhote, George Braque. Casi al tiempo Mar¨ªa de Corral pone en marcha una colecci¨®n de fotograf¨ªa contempor¨¢nea ¡ªprocedente sobre todo de subastas y galer¨ªas¡ª con nombres que habitan en el canon. Cindy Sherman, Thomas Struth, Jeff Wall, Andreas Gursky. ¡°Llega un momento en el que la prioridad de la Fundaci¨®n son los proyectos sociales y educativos. Tiene m¨¢s sentido. No hab¨ªa ya esa necesidad de recuperar con la que naci¨® en su d¨ªa la colecci¨®n¡±, justifica Pablo Gonzalo, responsable de Cultura Digital y Espacio Fundaci¨®n Telef¨®nica. Y a?ade. ¡°El empe?o ahora es difundirla, por eso viaja constantemente. S¨®lo el 1% de los fondos decora los despachos¡±.
Algo m¨¢s tarde que Telef¨®nica dejaron de coleccionar Coca-Cola y toda la di¨¢spora de cajas de ahorro que desaparecer¨¢n con la crisis financiera. Una fisura enorme. S¨®lo Caixa Galicia y Caixanova hab¨ªan almacenado 7.000 obras durante los a?os del boom inmobiliario. En medio de estas tensiones econ¨®micas est¨¢n los artistas. Algunos han sufrido m¨¢s por su ausencia; otros, menos. ¡°Las compras corporativas apenas representan el 10% o 15% de las ventas totales de mi estudio¡±, zanja Daniel Canogar.
D¨®nde visitar la colecci¨®n
A los fondos se puede acceder a trav¨¦s de las exposiciones itinerantes que realizan, los pr¨¦stamos en el MACBA, IVAM y Reina Sof¨ªa junto con el buscador online de la Colecci¨®n, en la web institucional: www.fundaciontelefonica.com
La Caixa
El arte es una historia de amor: demanda una atenci¨®n profunda. Las colecciones no sobreviven por inercia. La rutina las mata. ¡°Hoy muchas instituciones p¨²blicas tienen unos fondos muy peque?os, o ninguno en absoluto, para adquisiciones y cada vez dependen m¨¢s de las aportaciones y los pr¨¦stamos privados. En esta situaci¨®n, las empresas tambi¨¦n tienen la responsabilidad de apoyar a los artistas, la creatividad y la cultura en general¡±, observa Loa Haagen Pictet, presidenta del Iaccca, una organizaci¨®n que agrupa a 55 grandes colecciones corporativas, entre ellas seis espa?olas (Berg¨¦, Inelcom, Sorigu¨¦, Fundaci¨®n Banco Santander, Banco de Espa?a y La Caixa).
El t¨ªtulo no hace rehenes. Se cuenta desde el hueso. Espacio de dolor. Es una habitaci¨®n de casi tres metros de altura forrada de planchas de plomo con dos anillos de plata y una peque?a bombilla. La instalaci¨®n de Joseph Beuys (1921-1986) remite al sufrimiento. El dolor es negro y duro como plomo y la Ilustraci¨®n, en forma de peque?a luz, forcejea para no ser absorbida por el metal negro. Una obra compleja y fundacional. Fue la primera que adquiri¨® la Colecci¨®n La Caixa en 1985. Cuando todo era muy distinto.
A mediados de los ochenta, el coleccionismo en Espa?a atravesaba un paisaje de Pedro P¨¢ramo. No exist¨ªa el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba) ni el Museo Reina Sof¨ªa ni apenas hab¨ªa coleccionistas privados. Sobre este silencio, Josep Vilarasau, entonces responsable de La Caixa, defendi¨® la idea de reunir la vanguardia de la creaci¨®n contempor¨¢nea espa?ola e internacional. Dot¨® al proyecto de 100 millones de pesetas anuales (600.000 euros) y arranc¨®. Pronto llegaron trabajos de Agnes Martin, Bruce Nauman, Basquiat, Franz West, Carl Andre, Gerhard Richter o George Baselitz. Nombres imprescindibles en el relato del arte pero que en aquella Espa?a sonaban tan deshabitados como Comala.
Hoy es una de las colecciones corporativas de arte contempor¨¢neo m¨¢s s¨®lidas de Europa. Alberga 1.011 piezas y un compromiso. ¡°Nunca hemos parado de comprar¡±, refrenda Nimfa Bisbe, jefa de las colecciones de arte de La Caixa. La entidad tiene un presupuesto ¡ªque no revela¡ª anual de adquisiciones. Y siguen activos. Un comit¨¦ decide las nuevas obras. Llegan, sobre todo, de galer¨ªas. La ¨²ltima incorporaci¨®n es una pieza (Kouros Descends Stairs, 2008) de la estadounidense Rachel Harrison. Con ella, el banco defiende el sentido de coleccionar. ¡°El arte en una empresa aporta conocimiento y reflexi¨®n¡±, subraya Nimfa Bisbe. Un reflejo de esa idea fue la colecci¨®n Testimoni. Estuvo activa entre 1987 y 2004 y sus fondos conviv¨ªan con los empleados de la entonces caja de ahorros catalana. No continu¨®. Era lo que predicaba: una c¨¢psula de tiempo.
D¨®nde visitar la colecci¨®n
La colecci¨®n se puede ver en las diversas exposiciones temporales que La Caixa organiza tanto en sus centros CaixaForum como en otras salas dentro y fuera de Espa?a.
Algunas se exponen habitualmente en el CaixaForum Madrid (Paseo del Prado, 36). Tel: 91 330 73 00. De lunes a domingo y festivos, de 10 a 20 horas.
BBVA
Precisamente la acumulaci¨®n de los a?os es el origen de la colecci¨®n de BBVA. Desde los Medici, las finanzas han sostenido a las artes. A veces por pasi¨®n y compromiso, a veces por estatus y especulaci¨®n. Otras porque los artistas fueron sombras. Ludovico Sforza, duque de Mil¨¢n, se enorgullec¨ªa por igual de Leonardo da Vinci y de su palafrenero espa?ol, que era capaz de detener un caballo al galope con la mano.
Los fondos de BBVA proceden de la decantaci¨®n de unas 150 operaciones financieras a lo largo de los 163 a?os de vida de la entidad. Banco Hipotecario, Banco Exterior, Argentaria, Banco de Bilbao, Banco de Vizcaya. Con cada fusi¨®n aumentaba el cat¨¢logo. Solo la incorporaci¨®n de Argentaria aport¨® 428 obras. ¡°Es una colecci¨®n de colecciones. La absorci¨®n del Bilbao y el Vizcaya, por ejemplo, a?adieron grandes artistas vascos del siglo XIX y XX¡±, describe Mar¨ªa Luisa Barrios, responsable del departamento de Patrimonio Hist¨®rico Art¨ªstico de BBVA, que depende del ¨¢rea inmobiliaria. Unos fondos de aluvi¨®n pero con piezas maestras que han sedimentado por s¨ª mismas. Existen dos bloques en los extremos de este tiempo. Un conjunto de obras espa?olas, flamencas e italianas de los siglos XV al XIX y un di¨¢logo intenso de pintores y escultores de las ¨²ltimas d¨¦cadas del XX. ¡°Esta ¨²ltima es la parte central¡±, puntualiza la conservadora. Guerrero, Oteiza, Chillida, T¨¤pies, Millares, Feito, Canogar, Mart¨ªn Chirino, Campano. En total, la colecci¨®n re¨²ne 9.000 piezas. ¡°Habr¨¢ unas 3.000¡± ¡ªaclara Mar¨ªa Luisa Barrios¡ª ¡°con calidad de museo¡±.
Algunas son excepcionales, como el Retrato de Don Pantale¨®n P¨¦rez de Nenin pintado en 1808 por Goya. El lienzo, que muestra al personaje de pie, melanc¨®lico, luciendo el uniforme de capit¨¢n de ayudante del regimiento de h¨²sares de Mar¨ªa Luisa, fue adquirido en 1961 por Argentaria a la familia del protagonista del ¨®leo. Una joya. Hace tres a?os, se valor¨® en 15 millones de euros.
Pero lejos del genio tambi¨¦n atesora papel, instalaciones, arte digital. Las piezas est¨¢n repartidas entre las sedes de la entidad financiera, varios palacios del banco y las oficinas centrales en Las Tablas (Madrid). De hecho, en el edificio proyectado por Herzog & de Meuron los empleados conviven con 300 obras pertenecientes a creadores espa?oles de este siglo y el pasado. Todas llevan una cartela explicativa y un c¨®digo QR. ¡°El prop¨®sito es que sea una experiencia muse¨ªstica, que los trabajadores recorran una cartograf¨ªa de la evoluci¨®n del arte espa?ol¡±, incide Mar¨ªa Luisa Barrios.
Desde sus almacenes y estancias, las obras viajan. Es una obsesi¨®n de BBVA. ¡°Prestamos siempre, siempre que se den las condiciones de conservaci¨®n adecuadas¡±, insiste la directora de la colecci¨®n. Tienen 27 piezas cedidas a 17 instituciones y 26 depositadas en museos nacionales. Aunque ya no compran. ¡°Por ahora, 9.000 obras nos parecen suficientes¡±.
D¨®nde visitar la colecci¨®n
Las obras de la Colecci¨®n BBVA est¨¢n repartidas por diferentes espacios de trabajo y sedes de todo el mundo. La entidad colabora en varios eventos en los que el p¨²blico puede ver las piezas, por ejemplo, la Semana de la Arquitectura de Madrid, donde se recorre la Ciudad BBVA, o un programa de visitas a palacios organizado por la Comunidad de Madrid, en el que est¨¢ incluido el Palacio del Marqu¨¦s de Salamanca (Madrid).
Mapfre
N¨²meros, siempre n¨²meros. El arte en nuestros d¨ªas evidencia la obsesi¨®n de un agrimensor. Todo debe estar medido o cuantificado. La colecci¨®n de la Fundaci¨®n Mapfre est¨¢ valorada (es la ¨²nica entidad que aporta el dato) en 21,5 millones de euros. Una cifra modesta para el precio de una mano en esta partida. Solo la soberbia pintura de Richter (St. Bridget, 1988) con la que posa en este reportaje Isidre Fain¨¦, presidente de la Fundaci¨®n Bancaria La Caixa, costar¨ªa algo parecido en subasta. Pero la aseguradora ha optado por coleccionar, sobre todo, dibujo y fotograf¨ªa. Soportes que el mercado valora ¡ªen general¡ª menos que un lienzo. ¡°El nuestro no es el discurso econ¨®mico, es el de la divulgaci¨®n. Tenemos m¨¢s de 2.800 obras y queremos darlas a conocer a la sociedad¡±, apunta Nadia Arroyo, directora de cultura de la Fundaci¨®n Mapfre. El grueso, parad¨®jicamente, es el fino papel. Guardan 1.505 dibujos, grabados y litograf¨ªas y 1.145 fotograf¨ªas. Tienen solo 12 ¨®leos. El resto son piezas de t¨¦cnica mixta y escultura.
Antonio Huertas, presidente de Mapfre, contempla el cuerpo desnudo de Agnes. Agnes, July 2013 III y IV es el t¨ªtulo de dos fotograf¨ªas de gran formato del brit¨¢nico Richard Learoyd. Agnes tendr¨¢ en las im¨¢genes 20 a?os. Frente a ellas, la mirada del ejecutivo transmite esa inquietud que a veces deja el arte contempor¨¢neo y la desnudez.
Desde 2014, las dos Agnes pertenecen a la colecci¨®n de la aseguradora. Pero ya no compran. ¡°La pol¨ªtica de adquisiciones se fren¨® con la crisis y solo incorporamos obra de forma excepcional¡±, aclara Nadia Arroyo. Sin embargo, la colecci¨®n, conservada en parte en Madrid, sigue latiendo. Viaja y se presta todo lo que los criterios de conservaci¨®n permiten a unas obras de este tipo. Los dibujos, por ejemplo, solo pueden exponerse a la luz durante tres meses seguidos a lo largo de un a?o. Luego descansan. Esa fragilidad es parte de su sentido.
La colecci¨®n de la Fundaci¨®n Mapfre tambi¨¦n es una adici¨®n de capas. Comenz¨® por las pinturas de Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana y Daniel V¨¢zquez D¨ªaz. Una d¨¦cada despu¨¦s adquieren, en ferias y galer¨ªas, papeles de Sonia Delaunay, Egon Schiele, Klimt, Picabia. Despu¨¦s se escucha un fuerte clic. Durante 2007 arranca la colecci¨®n de fotograf¨ªa. ¡°Nace con vocaci¨®n internacional. Nos centramos en las ausencias de las colecciones espa?olas¡±, relata Nadia Arroyo. Su listado de ese vac¨ªo recorre los paisajes estadounidenses, f¨ªsicos y mentales, de Walker Evans (atesora dos fotos, que son las m¨¢s caras de la colecci¨®n), Diane Arbus, Lee Friedlander, Harry Callahan o Helen Levitt.
D¨®nde visitar la colecci¨®n
La Colecci¨®n podr¨¢ visitarse a partir de octubre en el nuevo Centro de Fotograf¨ªa KBr Fundaci¨®n MAPFRE, Barcelona que exhibir¨¢ una vez al a?o una exposici¨®n compuesta por parte de los fondos fotogr¨¢ficos de esta instituci¨®n.
Avinguda del Litoral, 30. Tel: 93 272 31 80
ICO
Picasso no necesita rellenar ning¨²n espacio, ¨¦l solo ocupa un siglo de la historia del arte. Pero sufre. La Suite Vollard (1930-1937), de la colecci¨®n ICO, es un diario ¨ªntimo de pasi¨®n y dolor. El genio se est¨¢ divorciando de su primera esposa, la bailarina rusa Olga Khokhlova, y vive la ilusi¨®n y el desgaste de su relaci¨®n con Marie-Th¨¦r¨¨se Walker, la madre de su hija Maya, a quien conoce con 17 a?os. La Suite est¨¢ formada por 100 grabados y solo siete instituciones en el mundo tienen la colecci¨®n completa. La carpeta se compr¨® en una galer¨ªa de Nueva York en 1990 y est¨¢ considerada la obra cumbre del grabado del siglo XX. Vale lo que cuesta. En 2016 se subast¨® en Sotheby¡¯s otra edici¨®n por 2,5 millones de d¨®lares. ¡°Es la pieza central de nuestra colecci¨®n¡±, sostiene Lucinio Mu?oz, director de la Fundaci¨®n ICO. Su presencia encaja en el deseo de modernizaci¨®n del Instituto de Cr¨¦dito Oficial impulsado por Miguel Mu?iz (1986-1996) cuando era presidente de la organizaci¨®n.
Poco a poco, el almac¨¦n creci¨®. En los ochenta se incorpora una colecci¨®n de pintura contempor¨¢nea (Gordillo, Alcolea, Barcel¨®, Sicilia) y entre 1991 y 1996 surge otra de escultura espa?ola moderna y dibujo. Susana Solano, Dal¨ª, Mir¨®, Granell. Este empe?o de coleccionar termin¨® en 1996. ¡°B¨¢sicamente porque cambiaron las circunstancias econ¨®micas¡±, admite Lucinio Mu?oz. Una vez tamizado el tiempo y sus vicisitudes quedan 620 obras. Son generosos. Los dibujos se prestan una vez que han pasado la cuarentena de luz y en el Museo Reina Sof¨ªa tienen depositadas siete obras en comodato (pr¨¦stamos a largo plazo, sin contraprestaci¨®n econ¨®mica).
?Y qu¨¦ fue de Picasso? Es un Minotauro ciego guiado por una ni?a en la noche. El maestro dibuja en esta aguatinta de la Suite Vollard el final de su relaci¨®n con su amante. Se representa como un monstruo mitol¨®gico, abandonado por el deseo sexual, viejo, ciego y conducido por una cr¨ªa rubia: Marie-Th¨¦r¨¨se.
D¨®nde visitar la colecci¨®n
Las obras de esta colecci¨®n pueden verse en el Museo ICO.
C/Zorrilla, 3. Madrid. De martes a s¨¢bado 11:00-20:00 horas. Domingo y festivos 10:00-14:00 horas. Lunes cerrado. Tel: 91 420 12 42.
Santander
Esa gran dama del arte que es Soledad Lorenzo (Santander, 1937) jam¨¢s utiliz¨® ordenador. Todo su mundo estaba apuntado en una agenda marr¨®n, con dos cinchas horizontales, anillas y un ajuste dorado que cerraba la cubierta y la contraportada. Por fuera no parec¨ªa muy valiosa pero era una cosmogon¨ªa del arte y su mercado. Con una letra redonda y clara, y tinta azul, se apretaban nombres y tel¨¦fonos de decenas de coleccionistas nacionales e internacionales. Ten¨ªa dos copias. Una la guardaba ella; otra, a buen recaudo. Esas p¨¢ginas desprend¨ªan polvo de oro al pasarlas. All¨ª estaba, por ejemplo, el contacto de Ana Patricia Bot¨ªn, presidenta de Santander, una de las mujeres m¨¢s poderosas del mundo y cliente de la galerista c¨¢ntabra. Entre otros artistas de su galer¨ªa segu¨ªa a Robert Longo, Tony Oursler o Juan Usl¨¦. Porque los Bot¨ªn aprendieron de ni?os econom¨ªa pero tambi¨¦n arte. Tiene sentido.
La historia de Banco Santander es la historia del arte que alberga. M¨¢s de 1.000 piezas de los siglos XVIII al XXI. ¡°Unas 200 de calidad muse¨ªstica¡±, precisa Borja Baselga, director gerente de la Fundaci¨®n Banco Santander, y un buen pu?ado de obras maestras. Muchas proceden de la integraci¨®n en el Santander Central Hispano (SCH) de la antigua colecci¨®n del Urquijo. Fue el primer banco espa?ol que entendi¨® que el arte iba m¨¢s all¨¢ de la decoraci¨®n de estancias o del capricho de sus ejecutivos. Sab¨ªa mirar. Compr¨®, por ejemplo, por solo dos millones de pesetas el lienzo Busto de caballero III (1967), de Picasso. Y Sotheby¡¯s valor¨® en 1988 ¡ªcomo narr¨® ?ngeles Garc¨ªa en EL PA?S¡ª en m¨¢s de 6.000 millones de pesetas su colecci¨®n. De ah¨ª llegaron joyas. La Anunciaci¨®n y un Cristo agonizante, ambos de El Greco, una Inmaculada de Vicente Macip, el retrato de Michel Ophovius de Rubens, el Desembarco de la Infanta Mariana de Austria, de Mico Spadaro o el retrato del marqu¨¦s de Legan¨¦s firmado por Anton van Dyck. Un juego de matrioskas de arte y finanzas que recorre 160 a?os de banca y coleccionismo. Donde cualquier operaci¨®n sumaba. El Banco de Granada aport¨® la Virgen ni?a dormida de Zurbar¨¢n y del Banco de Jerez lleg¨® una extensa colecci¨®n de 2.218 monedas de todas las ¨¦pocas.
Con este pasado, es l¨®gico que la pintura sea la base de la colecci¨®n. Rubens, El Greco, Van Dyck, Picasso, Zurbar¨¢n, Sorolla, Mir¨®. Tambi¨¦n Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana. El gran pintor de la Espa?a arcaica, de quien custodia, seg¨²n la propia entidad, ¡°la mayor y mejor colecci¨®n privada del mundo¡±. Dos dibujos y 29 lienzos. Una cinta m¨¦trica de toda la trayectoria del artista. Pero junto a las telas se expone el hierro y la madera. Esculturas de, Richard Serra, Juan Mu?oz, Cristina Iglesias, Mart¨ªn Chirino, Gregorio Fern¨¢ndez, Juan Pascual de Mena.
Todo bajo un contabilidad clara. La colecci¨®n es propiedad del banco, no de la Fundaci¨®n. Las obras est¨¢n en su balance. De esta forma, la gesti¨®n de las piezas, pese a pasar por un comit¨¦, es m¨¢s ¨¢gil. ¡°Cada cierto tiempo limpiamos un poco los fondos para hacer m¨¢s coherente la colecci¨®n. Es un ejercicio bastante sano. Hay autores que sabes positivamente que no van a despegar y nosotros no queremos tener nada que no sea de primer nivel¡±, apunta Borja Baselga. Pero ya no compran. ¡°El banco tiene otras prioridades¡±, comenta. La ¨²ltima obra que adquirieron fue una tela (Sutlej-Indo) de 2018 de Juan Usl¨¦ perteneciente a su serie So?¨¦ que revelabas. Un t¨ªtulo premonitorio para una colecci¨®n que se revelar¨¢ en otra ciudad. En principio ¡ªtodav¨ªa no hay una fecha precisa¡ª el grueso de esta colecci¨®n privada dejar¨¢ la Sala de Arte de la Ciudad Financiera que la entidad tiene en la localidad de Boadilla del Monte (Madrid) y viajar¨¢ hasta Santander. Se repartir¨¢ entre el hist¨®rico edificio del Paseo de Pereda (cuya remodelaci¨®n prepara el arquitecto David Chipperfield) y el de la calle Hern¨¢n Cort¨¦s, a cargo de Cruz y Ortiz. Si se trazase una l¨ªnea dibujar¨ªan, junto al Centro Bot¨ªn, un tri¨¢ngulo art¨ªstico producto de una legendaria saga de banqueros y de una pasi¨®n transversal: el arte.
D¨®nde visitar la colecci¨®n
La Colecci¨®n Banco Santander estar¨¢ abierta al p¨²blico a partir del 15 de octubre en la Sala de Arte Santander de la Ciudad Grupo Santander, en Boadilla del Monte (Madrid).
Horario: de lunes a jueves: de 10 a 17 horas. Viernes: de 10 a 15 horas. Grupos: imprescindible concertar visita en el 91 259 67 18/19. M¨¢s informaci¨®n: www.fundacionbancosantander.com
Este es el significado del arte, un relato de la vida y de la dificultad de viajar por ella. Repsol lo cuenta a trav¨¦s de las 41 obras que tiene prestadas en el Macba compradas entre 2001 y 2013, Banco Sabadell aporta al relato 6.000 obras expuestas en sus oficinas y despachos y el Museo Patio Herreriano de Valladolid propone una lectura nueva de la que quiz¨¢ sea la gran colecci¨®n corporativa secreta de Espa?a. Desde 1987 cerca de una quincena de grandes empresas (Inditex, Accenture, Vega Sicilia, ACS¡) han cedido 1.137 obras de sus colecciones particulares a la instituci¨®n vallisoletana. Est¨¢n reunidas en la Asociaci¨®n Colecci¨®n Arte Contempor¨¢neo. ¡°Son unos fondos fant¨¢sticos para contar otras narrativas de la historia del arte en Espa?a, lejos del canon¡±, comenta Javier Hontoria, director del Patio Herreriano. La llegada de obras se par¨® en 2013. Pero queda, por ejemplo, una excelente colecci¨®n de las vanguardias (1916-1956) espa?olas. Quedan 30.500 obras para contar la historia de un pa¨ªs que una vez atesor¨® con la ambici¨®n de un Imperio.
- Cr¨¦ditos
- Coordinaci¨®n y formato: Guiomar del Ser
- Direcci¨®n de arte: Fernando Hern¨¢ndez
- Dise?o: Ana Fern¨¢ndez
- Maquetaci¨®n: Alejandro Gallardo