¡°A¨²n hay mucho margen para equivocarnos si los est¨ªmulos fiscales se retiran demasiado pronto¡±
El profesor de la Universidad de Berkeley advierte de un rebote en W, y no en V, si hay m¨¢s rebrotes: ¡°La recuperaci¨®n la puede prever mejor un epidemi¨®logo que un economista¡±
Barry Eichengreen (68 a?os) es hijo de supervivientes del Holocausto, profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas en la Universidad de Berkeley y una de las mejores cabezas econ¨®micas de nuestros d¨ªas. Muy cr¨ªtico con la austeridad impuesta por Alemania en la anterior crisis ¡ª¡°?no hemos aprendido nada de los a?os treinta?¡±, se preguntaba entonces¡ª, sus puntos de vista se convirtieron entonces en lo m¨¢s parecido a un manual de lo que se deb¨ªa hacer y no se hizo (o se hizo tarde). Hoy, alerta por escrito del riesgo de salida en falso (o en W) de la crisis si los rebrotes se intensifican o, sobre todo, si los est¨ªmulos se retiran antes de tiempo. Y advierte un cambio de paradigma en la econom¨ªa tras varias d¨¦cadas en las que el discurso dominante ped¨ªa Estados tan peque?os como fuera posible. La pandemia ha movido el p¨¦ndulo.
Pregunta. Su primera impresi¨®n, todav¨ªa durante los confinamientos, fue que la recuperaci¨®n ser¨ªa en forma de V tendida, como el logo de Nike. ?Lo mantiene?
Respuesta. Hemos aprendido que la forma de la recuperaci¨®n depender¨¢ del curso del virus, y lo ¨²ltimo es algo que puede prever mejor un epidemi¨®logo que un economista. Si se mantiene contenido en Europa y Asia, y en EE UU queda bajo control, s¨ª podemos seguir anticipando una recuperaci¨®n en forma de V de Nike. Si hay nuevos rebrotes en el hemisferio norte, ser¨¢ en W. Estamos ante una crisis muy distinta a cualquier otra.
P. En un primer momento se temi¨® por un gran shock de oferta, pero al final esos temores se han ido rebajando.
R. Algunas actividades que tuvieron que cerrar han vuelto a empezar de nuevo despu¨¦s: en Europa porque el virus se ha contenido y en EE UU porque tanto desde la Casa Blanca como desde algunos Estados se decidi¨® que se pod¨ªa ignorar. Pero otras actividades, no tanto¡ Sigo pensando que el da?o sobre la oferta ser¨¢ serio y duradero, sobre todo en aquellos sectores en los que la capacidad se ha vuelto redundante: pensemos en los aviones aparcados, los edificios de oficinas vac¨ªos o en los centros comerciales desiertos. La productividad sufrir¨¢.
P. A diferencia de lo ocurrido tras la crisis financiera, la respuesta fiscal y monetaria ha sido mucho m¨¢s r¨¢pida y contundente. Pr¨¢cticamente desde el minuto cero. ?Hemos aprendido la lecci¨®n?
R. Las lecciones aprendidas en 2008 y 2009, tanto por los pasos satisfactoriamente dados como por los errores cometidos, han ayudado a que la respuesta de pol¨ªticas haya sido constructiva esta vez. A?adir¨ªa, sin embargo, dos observaciones. Primero, que el riesgo moral no ha sido un problema esta vez a diferencia de entonces, cuando hubo una resistencia a intervenir en el sistema financiero con el argumento de que los bancos hab¨ªan provocado la crisis y que la intervenci¨®n p¨²blica solo recompensar¨ªa su mal comportamiento. Ese tipo de consideraciones han sido irrelevantes en esta ocasi¨®n. Segundo, que a¨²n hay mucho margen para equivocarse si la perspectiva de una retirada demasiado temprana de los apoyos fiscales est¨¢ todav¨ªa en el horizonte.
P. La diferencia en la respuesta de los bancos centrales y los Gobiernos es notoria. Particularmente en el caso europeo, donde se ha puesto en marcha un fondo de recuperaci¨®n in¨¦dito que, adem¨¢s, pavimenta el camino para una aut¨¦ntica mutualizaci¨®n de deuda.
R. Mucha gente se preguntaba acertadamente: si Europa no puede responder colectivamente a una crisis de esta magnitud y esta naturaleza, ?qu¨¦ hay de bueno en la Uni¨®n Europea, al fin y al cabo? Pero no deber¨ªamos dar por descontada la suerte en forma de liderazgo previsor: si [Emmanuel] Macron y [Angela] Merkel no hubiesen dado un paso al frente, las cosas bien podr¨ªan haber sido distintas. Es algo que se repite en la historia europea moderna: pensemos, si no, en el papel de [Fran?ois] Mitterrand y de [Helmut] Kohl en el nacimiento de la uni¨®n monetaria...
P. ?C¨®mo valora el papel del FMI y del Banco Mundial en la crisis? Son muchas las voces que apuntan a la coordinaci¨®n internacional como la gran ausente esta vez.
R. Soy particularmente cr¨ªtico con el papel del FMI. Pidieron a los acreedores privados que reestructuraran las deudas de los pa¨ªses de ingresos bajos y medianos afectados por la pandemia, pero subcontrataron el problema de la reestructuraci¨®n de la deuda privada al Instituto de Finanzas Internacionales, el lobby de la industria de servicios financieros. Sus documentos se leen como si hubieran sido escritos por los propios fondos de cobertura y bancos de inversi¨®n: algo que, por supuesto, ha ocurrido.
P. Hay una gran asimetr¨ªa transatl¨¢ntica en la forma c¨®mo se ha afrontado la crisis: mientras la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos ha optado por contener el golpe sobre los trabajadores con ERTE, furloughs y otros esquemas de mantenimiento temporal del empleo, EE UU ha dejado de hacer al mercado.
R. Cuando se comparan las tasas de desempleo [posconfinamiento], es claro que EE UU tiene mucho que aprender. Pero el enfoque europeo tambi¨¦n tiene problemas: lleva a las empresas que van a tener que reducir su tama?o y a los trabajadores que van a tener que formarse para trabajar en otros sectores a retrasar esos procesos. No todos los asistentes de vuelo volver¨¢n a trabajar. Y algunos de ellos deber¨ªan estar capacit¨¢ndose para dedicarse, por ejemplo, a la atenci¨®n m¨¦dica domiciliaria. Este ¨²ltimo proceso parece avanzar m¨¢s r¨¢pido en los EE UU, dada la estructura de nuestros programas de mercado laboral y la ausencia de esos programas [de mantenimiento del empleo].
P. ?Cambiar¨¢ esta crisis el paradigma econ¨®mico? Protecci¨®n del empleo con dinero p¨²blico a mansalva, rescates millonarios...
R. Hemos vivido un largo per¨ªodo, desde [Ronald] Reagan y [Margaret] Thatcher, en el que estaba de moda decir que el Estado deber¨ªa hacer menos en el terreno econ¨®mico. Ahora el p¨¦ndulo seguramente se mover¨¢ en la direcci¨®n opuesta.
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