¡®Innomatizaci¨®n¡¯: innovar ante la oportunidad de automatizar
Hay que combinar la adopci¨®n de tecnolog¨ªas inteligentes con?la recualificaci¨®n continua del capital humano
Las m¨¢quinas forman parte de nuestras vidas desde hace mucho tiempo. Inicialmente se crearon para ayudarnos en el trabajo f¨ªsico y en el c¨¢lculo aritm¨¦tico b¨¢sico, pero hoy sus posibilidades parecen no tener l¨ªmites, en particular en la automatizaci¨®n del trabajo. Al principio realizaban sobre todo tareas manuales, sistem¨¢ticas y repetitivas, siendo el paradigma los robots industriales que comenzaron a poblar las f¨¢bricas desde el siglo pasado. En las ¨²ltimas d¨¦cadas los chips y el software han ido progresivamente dotando de inteligencia a las m¨¢quinas, de modo que ¨¦stas han ganado en autonom¨ªa de movimientos y en capacidad de decisi¨®n. As¨ª, la automatizaci¨®n ya no s¨®lo alcanza a las tareas m¨¢s rutinarias y manuales, sino que se automatizan tareas menos pautadas y que requieren capacidades y habilidades cognitivas cada vez mayores. Por ejemplo, se automatiza la gesti¨®n de pedidos y facturas, la redacci¨®n de noticias, la conducci¨®n o la atenci¨®n al cliente mediante un chatbot. Hasta ahora, estas tareas estaban reservadas a las personas, y es ah¨ª donde la irrupci¨®n de la m¨¢quina inteligente nos enfrenta a nuevas oportunidades, pero tambi¨¦n a nuevos retos.
Las m¨¢quinas consiguen su inteligencia sint¨¦tica a partir de las tecnolog¨ªas de la inteligencia artificial (IA): el aprendizaje autom¨¢tico, la percepci¨®n artificial, la representaci¨®n del conocimiento y los mecanismos para aplicarlo en la resoluci¨®n de problemas, las tecnolog¨ªas del lenguaje y un largo etc¨¦tera. Estas tecnolog¨ªas inteligentes avanzan a partir del desarrollo de nuevos y mejores algoritmos, del constante crecimiento en la potencia de c¨¢lculo, de almacenamiento y de velocidad de transmisi¨®n de datos, adem¨¢s de su creciente disponibilidad. Su penetraci¨®n e impacto econ¨®mico es ya sustancial, pero ser¨¢ mucho mayor en el futuro inmediato. Un estudio de la consultora McKinsey estima que la IA podr¨ªa incrementar en un 16% la actividad econ¨®mica de la econom¨ªa mundial en la pr¨®xima d¨¦cada. Tanto como la suma de lo que han aportado las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n en lo que va de siglo, la robotizaci¨®n, sobre todo la industrial, en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo pasado y las m¨¢quinas de vapor durante el siglo XIX.
No todo son claros en el horizonte, sin embargo. La automatizaci¨®n del trabajo pone en riesgo el empleo de muchas personas. El Foro Econ¨®mico Mundial recoge en su Informe sobre el futuro del empleo en 2018 que en 2022 el porcentaje de horas de trabajo realizado por m¨¢quinas en empresas grandes de las econom¨ªas m¨¢s avanzadas podr¨ªa alcanzar el 42% del total, con un trasvase de hasta 75 millones de puestos de trabajo de las personas a las m¨¢quinas. El propio informe y muchos otros enfatizan, sin embargo, que el n¨²mero de nuevos empleos creados puede ser a¨²n mayor. Sin embargo, todos coinciden en una cosa, y es que los puestos de trabajo eliminados y los creados se asociar¨¢n a perfiles de trabajadores muy diferentes. Gran parte del nuevo empleo estar¨¢ ligado directa o indirectamente a la econom¨ªa digital, y una parte significativa, a seguir aumentando las posibilidades de la automatizaci¨®n inteligente (es el caso de los especialistas en IA y aprendizaje autom¨¢tico, expertos en automatizaci¨®n de procesos, en interacci¨®n persona-m¨¢quina o en rob¨®tica).
Esta revoluci¨®n inteligente exige cambios sustanciales en las organizaciones, pero tambi¨¦n en la agenda de los Gobiernos, que deber¨ªan anticipar las medidas que permitan paliar los efectos no deseados de la automatizaci¨®n. El reto es complejo y no existen atajos. Destacamos los tres pilares principales sobre los que asentar las medidas a tomar. El primero es la educaci¨®n: se necesita un cambio de modelo que permita, en primer lugar, y en etapas tempranas, desarrollar la inteligencia emocional, el pensamiento cr¨ªtico o la creatividad, pero tambi¨¦n comprender y saber usar las tecnolog¨ªas. En segundo lugar, ya en el ¨¢mbito profesional, debemos asumir la formaci¨®n a lo largo de la vida como algo consustancial en nuestras sociedades, aceptando no solo que debemos formarnos permanentemente, sino que adem¨¢s acometeremos cambios significativos en las tareas e incluso en nuestros empleos. Debemos interiorizar que la formaci¨®n permanente ser¨¢ nuestro mejor aval para la empleabilidad a lo largo de la vida.
El segundo pilar, y que da t¨ªtulo a este art¨ªculo, es la innovaci¨®n ante la automatizaci¨®n, a lo que los autores denominamos innomatizaci¨®n. Ante esta revoluci¨®n, la mera incorporaci¨®n de tecnolog¨ªas inteligentes por parte de las empresas no ser¨¢ suficiente si se busca sobresalir y no solo sobrevivir. Una visi¨®n cortoplacista de las empresas, de hecho, puede pasar por incorporar estas tecnolog¨ªas sin formar e integrar adecuadamente a sus trabajadores, prescindiendo sin m¨¢s de aquellas personas que aparentemente carecen de las competencias digitales necesarias para responder ante los cambios. Llevar a las empresas al punto virtuoso de la innomatizaci¨®n requiere un nuevo tipo de liderazgo empresarial que tiene en cuenta la importancia de la innovaci¨®n permanente en torno a las tecnolog¨ªas inteligentes y que invierte en la cualificaci¨®n y recualificaci¨®n de los trabajadores. La formaci¨®n de los directivos, el correcto dimensionamiento y planificaci¨®n de los primeros pasos y proyectos de automatizaci¨®n inteligente, la apuesta por la innovaci¨®n y el no darse por satisfechos ante una experiencia exitosa ni rendirse ante un fracaso son consejos quiz¨¢s de sentido com¨²n, pero cuya aplicaci¨®n, por desgracia, no est¨¢ suficientemente interiorizada en las organizaciones.
El tercer pilar, las pol¨ªticas p¨²blicas, han de acompa?ar estos procesos de cambio, facilitando la adopci¨®n de tecnolog¨ªas inteligentes especialmente a las peque?as y medianas empresas, pero tambi¨¦n aportando el necesario amparo socioecon¨®mico a quienes inevitablemente se vean excluidos del imparable avance de la automatizaci¨®n.
Las tecnolog¨ªas son sin duda catalizadoras de la innovaci¨®n, pero por muchas tareas que las m¨¢quinas puedan realizar, la verdadera innovaci¨®n la lideran las personas. El acceso a las tecnolog¨ªas se est¨¢ universalizando (por su disponibilidad, coste y facilidad de replicaci¨®n), por lo que automatizar sin m¨¢s no supondr¨¢ en general una ventaja competitiva de largo recorrido. La verdadera ventaja competitiva que puede sostenerse a largo plazo, pues multiplicar¨¢ su productividad, est¨¢ reservada para aquellas empresas que innoven en sus procesos de implantaci¨®n de las tecnolog¨ªas inteligentes. Para ello es imprescindible combinar adecuadamente la adopci¨®n de estas tecnolog¨ªas con la recualificaci¨®n continua del capital humano que tienen en sus empresas, sabiendo gestionar los cambios de las tareas a realizar en funci¨®n de sus competencias.
Sara de la Rica es directora de la Fundaci¨®n ISEAK y Sen¨¦n Barro es director del Centro de Investigaci¨®n en Tecnolog¨ªas Inteligentes de la Universidad de Santiago (CiTIUS).
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