El miedo y el futuro del trabajo
M¨¢s del 60% de la poblaci¨®n activa mundial pertenece a la econom¨ªa sumergida
El planeta Trabajo se halla en una de sus mutaciones m¨¢s profundas desde el inicio de la revoluci¨®n industrial en el siglo XVIII. La naturaleza misma del trabajo y su relaci¨®n vertebradora de la cohesi¨®n social est¨¢n en cuesti¨®n. La transformaci¨®n est¨¢ siendo tan profunda que genera temor en amplias capas de la sociedad; una de las consecuencias de ello es, posiblemente, la ola de conservadurismo (de derechas, pero tambi¨¦n de izquierdas) que asola al mundo y que disputa, en estos momentos, la hegemon¨ªa al liberalismo y a la socialdemocracia. Muchos ciudadanos tienen miedo a perder su puesto de trabajo en el futuro inmediato, sustituirlo por otro de peor calidad y menor seguridad, o a instalarse en la precariedad permanente.
Para analizar estas tendencias es oportuno recordar la situaci¨®n del mercado de trabajo en su conjunto. Seg¨²n uno de los ¨²ltimos informes de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) ¡ªque este a?o cumple su primer centenario¡ª, se est¨¢ reduciendo el paro en el planeta (173 millones de desempleados, un 5% de la poblaci¨®n activa), pero no mejora la calidad del empleo; todo lo contrario, decenas de millones de personas se ven obligadas a aceptar condiciones muy deficientes. El trabajo decente es muy escaso. Hay 3.300 millones de empleados en el mercado global, de los cuales m¨¢s de 2.000 millones (un 61% del total) pertenecen a la econom¨ªa sumergida, y en su mayor parte no tienen derecho a protecci¨®n social; 1.100 millones trabajan por cuenta propia (aut¨®nomos, verdaderos o falsos), a menudo en actividades de mera subsistencia debido a la falta de oportunidades de empleo en el sector formal y, tambi¨¦n, con problemas graves para beneficiarse de los cap¨ªtulos que componen el Estado de bienestar. Una de cada cinco personas menores de 25 a?os ni trabaja ni estudia ni recibe formaci¨®n alguna.
En este contexto es en el que se expande el capitalismo de plataformas, que abarca, en progresi¨®n geom¨¦trica, a un n¨²mero creciente de sectores productivos. De las plataformas digitales se puede afirmar que, asumida su presencia creciente, la gran tarea es regularlas sabiendo que hay una gran asimetr¨ªa entre unos poderes p¨²blicos lentos en reaccionar y unas empresas tecnol¨®gicas extraordinariamente r¨¢pidas en asentarse. La profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Mar¨ªa Luz Rodr¨ªguez Fern¨¢ndez, que ha estudiado a fondo esta cuesti¨®n, cree que lo novedoso est¨¢ en c¨®mo las plataformas digitales cambian la organizaci¨®n del trabajo y ponen contra las cuerdas las regulaciones pensadas para otros modelos de producci¨®n. Una de las cuestiones m¨¢s urgentes ser¨ªa elaborar un cat¨¢logo de derechos laborales comunes para los asalariados y aut¨®nomos, que habr¨ªan de ser aplicados a los trabajadores de las plataformas. Muchos de ellos trabajan en este tipo de empresas tecnol¨®gicas porque no han encontrado un trabajo convencional, y uno de sus temores principales es ser desactivados de las apps que les notifican los encargos disponibles y, por tanto, perder el acceso al trabajo (despido digital) sin previo aviso ni conocimiento de los motivos. Seg¨²n la profesora Rodr¨ªguez, las plataformas raramente aparecen como empresas con trabajadores bajo su responsabilidad, sino como plataformas tecnol¨®gicas desprovistas de mano de obra, porque a sus presuntos financiadores (sociedades de capital riesgo) no les gusta invertir en trabajo, sino en tecnolog¨ªa.
La experiencia que tenemos de la confrontaci¨®n entre las empresas del capitalismo de plataformas y el que, quiz¨¢ abusivamente, se podr¨ªa denominar capitalismo anal¨®gico es que las primeras apelan a la modernidad y a la tecnolog¨ªa digital, y crean un relato de ruptura con el pasado que no es algo inocente, sino que parece significar que la normativa y las garant¨ªas laborales vigentes no sirven para afrontar esta nueva realidad avasalladora.
En los trabajos de la autora citada hay una recomendaci¨®n gen¨¦rica muy ¨²til para los cada vez m¨¢s numerosos usuarios de las heterog¨¦neas plataformas digitales: cada vez que nos encontremos con un servicio o un producto especialmente barato pensemos en lo poco que tiene que haber ganado el trabajador para que ese servicio o este producto cueste tan poco.
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