Los chalecos amarillos de Pedro S¨¢nchez

Mientras la preocupaci¨®n principal parece centrarse en la mesa de di¨¢logo con la Generalitat, el presidente del Gobierno tiene otros frentes abiertos. Est¨¢n pendientes muchos temas que, adem¨¢s del catal¨¢n, estaban en la agenda electoral (los Presupuestos y los impuestos; la vivienda y los alquileres; las pensiones y la anunciada, y por ello posible, revisi¨®n de la reforma laboral; las medidas ligadas a la descarbonizaci¨®n; la movilidad¡­), muchos de ellos entrelazados y casi todos de alcance. A ellos se a?ade el sobrevenido problema del coronavirus, que adem¨¢s de impactar en la salud lo hace en el crecimiento econ¨®mico.

Pero antes de que llegara esta amenaza, hab¨ªa estallado, y quiz¨¢ de forma inesperada, el descontento del campo. De la noche a la ma?ana se form¨® una ola de protesta que dispers¨® por distintos puntos de Espa?a a los agricultores que, como s¨ªmbolo reivindicativo, se pusieron chalecos amarillos y salieron a cortar las carreteras, en gran parte montados en tractores.

Cuando todav¨ªa no ha cumplido los 100 d¨ªas de Gobierno y tiene todos los citados temas en cartera, que se llenen los telediarios de imagenes de chalecos amarillos y tractores verdes no es desde luego un plato de buen gusto para Pedro S¨¢nchez. De momento, el Ejecutivo celebra que los movimientos hayan sido pac¨ªficos, pero La Moncloa no quiere que se radicalice y menos que las protestas se contagien a otros sectores, aunque lleven corbata o pajarita.

Quiere evitarlo como sea y que no le pase como a Enmanuel Macron en Francia en 2018 y durante el a?o pasado. A diferencia de aquel conflicto, que surgi¨® por la subida del di¨¦sel y por un bombardeo masivo a trav¨¦s de las redes sociales entre las clases medias descontentas de las zonas urbanas, este afecta directamente al mundo rural, al colectivo de agricultores, y no ha necesitado tantas redes. En este caso, el detonante ha sido la subida del salario m¨ªnimo interprofesional (SMI) pactado entre el Ejecutivo, los sindicatos y la patronal, que adem¨¢s se solapa con el mensaje la Espa?a vaciada.

Pero los problemas vienen de lejos, de hace muchos a?os, y no se derivan del SMI, sino principalmente de los precios de sus productos que, seg¨²n denuncian, est¨¢n al mismo nivel de hace 20 a?os y de la venta a p¨¦rdidas. Eso no impide que se la disputa haya sido esgrimida como arma arrojadiza por los partidos de la derecha, ¨¢vidos de carnaza, para atacar al Gobierno. Incluso el l¨ªder de la ultraderecha, Santiago Abascal, probablemente alentado por algunas arengas de terratenientes, se atrevi¨® a aparecer como padre espiritual en la primera manifestaci¨®n en Madrid y sali¨® escaldado con una sarta de abucheos.

La disputa ha sido esgrimida por los partidos de la derecha para atacar al Gobierno

Las medidas aprobadas el martes por el Consejo de Ministros no llegan a convencer

A estas alturas, m¨¢s all¨¢ de los cortes de carreteras que molestan a los usuarios y de los siempre presentes intereses de los grandes propietarios, las reivindicaciones de los productores agrarios gozan de la compresi¨®n. Por eso, S¨¢nchez convoc¨® a los ministros implicados para estudiar la situaci¨®n y orden¨® a Luis Planas, ministro del ramo, que dirigiera las negociaciones con las organizaciones agrarias, un abanico en el que bajo distintas siglas se agrupan los agricultores de talante conservador y progresista (Asaja, Coag y UPA, principalmente), para frenar la revuelta.

De ah¨ª surgi¨® la Ley de la Cadena Alimentaria que el Consejo de Ministros aprob¨® el martes, pero que no llega a convencer como se ha visto en las ¨²ltimas protestas. Con la ley se pretende mejorar los precios y cubrir gastos. Se trata de evitar que las grandes superficies vendan a p¨¦rdidas y que no utilicen estos productos como reclamo con precios bajos para captar la atenci¨®n de otros. A juicio de Planas, ¡°un refuerzo de la posici¨®n negociadora de los productores y lograr el equilibrio en la cadena alimentaria¡±.

Los productores persiguen que se proh¨ªba y sanciones vender a p¨¦rdidas, lo que atenta a la competencia y ya est¨¢ regulado. No se pueden precios m¨ªnimos a los distribuidores, pero s¨ª recoger los costes de producci¨®n en los contratos y hacer p¨²blica la identidad de las empresas que incumplan. Y, adem¨¢s, elevar las sanciones para los operadores que se salten o no tengan contratos.

La soluci¨®n del problema se puede convertir en un activo de S¨¢nchez en un sector de mayor¨ªa conservadora. Tambi¨¦n lo han entendido as¨ª los representantes de Podemos en el Gobierno. El vicepresidente Pablo Iglesias y la ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, se pusieron en marcha y se reunieron con los sindicatos agrarios incluso antes de que lo hiciera Planas. Entre otras cosas, prometieron rebajar de 35 a 20 las peonadas para gozar de prestaciones sociales.