Un largo camino hacia la generaci¨®n de la igualdad

El 8 de marzo es el d¨ªa en el que recordamos que la igualdad efectiva entre hombres y mujeres es todav¨ªa un reto que tenemos que afrontar. Se trata adem¨¢s de un desaf¨ªo que nos afecta a escala global, pues la situaci¨®n de las mujeres en el mundo est¨¢ relacionada siempre con la injusticia social. Injusticia que tiene que ver, entre otras cosas, con la carga de tareas, la brecha salarial, la violencia de g¨¦nero y los numerosos actos calificados como micromachismos a los que las mujeres se enfrentan a diario.

El informe de seguimiento de ONU Mujeres[1] nos ayuda a entender mejor la situaci¨®n porque pone los datos sobre la mesa. Ahora sabemos que 15 millones de ni?as en el mundo no aprender¨¢n a leer y escribir[2]. Una de cada tres ni?as sufrir¨¢ violencia f¨ªsica o sexual a lo largo de su vida. La brecha salarial que afrontan las mujeres se situa ya en el 23% a nivel mundial. Si seguimos en esta l¨ªnea vamos a necesitar 70 a?os para conseguir la igualdad retributiva. Estamos lejos del lema de la Plataforma de Acci¨®n Beijin que citaba "soy de la generaci¨®n de la igualdad". Ni siquiera nuestros nietos y nietas llegar¨¢n a serlo.

En el mundo, solo el 23,7% de los puestos de representaci¨®n pol¨ªtica son ocupados por mujeres. A pesar de que en Espa?a contamos con cierta paridad en el Gobierno y en las C¨¢maras, aun encontramos resistencias para generar un consenso en materia de pol¨ªticas efectivas que protejan a las mujeres y doten de herramientas adecuadas para avanzar hacia la igualdad en todos los ¨¢mbitos de la vida. Los continuos vaivenes de algunos grupos pol¨ªticos con respecto al 8 de marzo lanzan un mensaje err¨®neo a la sociedad, pues ponen en cuesti¨®n reivindicaciones de justicia social que deber¨ªan derribar fronteras ideol¨®gicas.

El problema es de tal magnitud que se ha llevado a cabo un compromiso global que aparece recogido en la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Adem¨¢s de asumirlo en un objetivo espec¨ªfico, el ODS 5, el documento incorpora la perspectiva de g¨¦nero en todas sus acciones.

La sociedad espa?ola necesita marcos regulatorios que protejan a las mujeres y que garanticen sus derechos en todos los ¨¢mbitos

Pero, evidentemente, no basta con la formulaci¨®n de la Agenda 2030, que es voluntaria, no vinculante; quiz¨¢ por ello no ha tenido una proyecci¨®n pr¨¢ctica en la necesaria gobernanza multinivel (local, nacional, mundial). Hay obst¨¢culos que lo han impedido, como la insuficiente influencia de las pol¨ªticas p¨²blicas, o la debilidad de las alianzas que se requieren para romper los techos de cristal, o la inercia en la brecha de g¨¦nero en el ¨¢mbito empresarial privado, que obliga a plantearse en serio una reforma de la funci¨®n social de la empresa.

El mayor de los obst¨¢culos es el econ¨®mico, la ausencia de recursos p¨²blicos. La estructura tributaria de nuestro pa¨ªs sigue siendo desigual, y la elusi¨®n fiscal demasiado grande, sobre todo en las grandes corporaciones tecnol¨®gicas.

La sociedad espa?ola necesita, en efecto, marcos regulatorios que protejan a las mujeres y que garanticen sus derechos en todos los ¨¢mbitos, pero m¨¢s necesaria es la dotaci¨®n de medios materiales y humanos para la implementaci¨®n, seguimiento y evaluaci¨®n de las estrategias nacionales en este ¨¢mbito. Est¨¢s estrategias deben plantearse en base a alianzas que permitan la incorporaci¨®n de toda la sociedad, asumiendo que el concepto de igualdad nos afecta a todos y a todas, en el ¨¢mbito de lo p¨²blico y lo privado.

Es necesario que el enfoque de las medidas para frenar la desigualdad de g¨¦nero sea transversal. Las pol¨ªticas educativas, econ¨®micas, de empleo, la justicia y la salud deben estar alineadas.

La Agenda 2030 antes citada tiene esa filosof¨ªa vertebradora. Se ha concretado en la agenda internacional para la lucha contra la pobreza y la desigualdad, que afectan esencialmente a las mujeres. La decisi¨®n positiva de llevar a una Vicepresidencia la Agenda 2030 obliga a convertirla tambi¨¦n en agenda nacional.

Sin embrago, las medidas adoptadas desde 2015, a?o en que naci¨® la Agenda 2030, han sido claramente insuficientes o meramente program¨¢ticas. En la d¨¦cada que arranca este a?o 2020 hay que proyectarla en decisiones pol¨ªticas vinculantes jur¨ªdicamente. Esta debe ser la apuesta.

* Diego L¨®pez Garrido e Inma Ballesteros son vicepresidente ejecutivo y directora de Cultura y Comunicaci¨®n de la Fundaci¨®n Alternativas, respectivamente

[1] www.unwomen.org/sdg-report

[2] En el caso de los ni?os ser¨¢n 10 millones