Una reflexi¨®n sobre el virus, la vejez y el envejecimiento
La crisis del coronavirus puede servir para volver la vista sobre la situaci¨®n actual de los mayores y el significado de la ancianidad en nuestras sociedades

A diferencia de lo ocurrido con epidemias anteriores, la que padecemos estos d¨ªas, como es sabido, concentra sus efectos m¨¢s negativos sobre las personas mayores y los enfermos cr¨®nicos. Las noticias que transmiten machaconamente los boletines de informaci¨®n insisten en la mayor vulnerabilidad de los colectivos mencionados y recogen la lamentable informaci¨®n de las continuas muertes que se producen de manera especial en las residencias de mayores.
Aun cuando las estad¨ªsticas son poco fiables, los datos ponen de manifiesto un porcentaje de mortalidad muy superior en el caso de la poblaci¨®n mayor de 70 a?os. Los ¨²ltimos datos de contagiados espa?oles indican que el 87% de los fallecidos eran mayores de setenta a?os. Las tasas de mortalidad por rangos de edad que ofrece el Ministerio de Sanidad (a 6 de abril) muestran un salto abrupto a partir de los 70 a?os, elev¨¢ndose al 9,4% para los comprendidos entre 70 y 79 a?os, 18,9% en el rango de 80 a 89 y del 22,9% de los mayores de esa edad. En el caso de Italia, seg¨²n los datos suministrados hace algunos d¨ªas, el virus tendr¨ªa tasas de letalidad sobre la poblaci¨®n mayor de 70 a?os similares a las espa?ola.
Este es, como es bien sabido, un elemento caracter¨ªstico de la actual pandemia. Las epidemias anteriores no afectaban de manera especial a las personas mayores ¡ªpensemos, por ejemplo, en el caso del SIDA, una infecci¨®n que incidi¨® sobre todo entre los j¨®venes¡ª. En este sentido, es probable que el intenso envejecimiento de la poblaci¨®n europea lo convierta en un factor determinante a la hora de explicar el mayor n¨²mero de fallecidos respecto a otros pa¨ªses con pir¨¢mides de poblaci¨®n con un mayor n¨²mero de j¨®venes.
Las altas tasas de contagio y los graves efectos causados sobre un porcentaje relativamente elevado de nuestra poblaci¨®n han llevado al l¨ªmite a nuestro sistema sanitario, que se ha visto en la necesidad de evaluar la situaci¨®n de los individuos que acuden en demanda de ayuda en casos graves y la necesidad de hacer un mayor uso de servicios sanitarios limitados, como las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Ante un caso como el presente, de seria limitaci¨®n de recursos e intensa presi¨®n de la demanda de atenci¨®n, los procesos de selecci¨®n y priorizaci¨®n de los pacientes son claves para facilitar la tarea de los sanitarios e intentar salvar la vida al mayor n¨²mero de personas posible. A ello alude la palabra ¡®triaje¡¯, poco conocida fuera de los ¨¢mbitos sanitarios, donde se utiliza desde hace tiempo para denominar al proceso de selecci¨®n de los heridos graves en casos de emergencias y desastres o, en general, para distribuir a los nuevos enfermos que acuden a un hospital en una situaci¨®n como la actual, y que tanta inquietud genera entre los ciudadanos a la hora de ser atendidos ellos mismos o sus seres queridos.
Con el triaje[1], criba o protocolo de intervenci¨®n, se pretende evaluar la situaci¨®n de los distintos pacientes estableciendo prioridades de atenci¨®n, teniendo en cuenta las posibilidades de supervivencia, calculadas a partir de las necesidades terap¨¦uticas de la poblaci¨®n enferma y de los limitados recursos disponibles. Ante situaciones de demanda masiva como la actual, la atenci¨®n de m¨²ltiples afectados con riesgos serios de fallecimiento hace necesaria una cierta ordenaci¨®n de los pacientes, de tal manera que se priorice a los enfermos con mayores posibilidades de supervivencia.
Ante tal situaci¨®n, la Sociedad Espa?ola de Medicina Intensiva, Cr¨ªtica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) public¨® hace unas semanas una serie de recomendaciones ¨¦ticas para orientar a los m¨¦dicos en la ¡°la toma de decisiones en la situaci¨®n excepcional de crisis por pandemia COVID-19¡±. Se trata de un trabajo interesante y pormenorizado que pretende ofrecer v¨ªas de salida ante la existencia de serios desequilibrios entre necesidades cl¨ªnicas y medios disponibles.
Los dramas en las residencias ante las dificultades de atenci¨®n y la carencia de medios nos invitan a pensar sobre el valor que nuestra sociedad atribuye a los cuidados y la dependencia
La idea esencial es modificar los criterios de admisi¨®n empleados en ¨¦pocas de normalidad, procurando aplicar algunos argumentos de justicia distributiva, como la esperanza de vida, la previsi¨®n de a?os de vida ajustados a la calidad de la misma, el beneficio esperable de la aplicaci¨®n de la terapia disponible, o el concepto m¨¢s complejo de definir de ¡°valor social de la persona enferma¡±, como se se?alaba anteriormente, acaso relacionado con el n¨²mero de personas dependientes del enfermo. Las autoridades sanitarias espa?olas han reconocido el problema, con expresiones que tratan de suavizar su alcance. Como se recoge en los medios de comunicaci¨®n, la sobrecarga en las UCI de algunos hospitales, seg¨²n expresan los representantes pol¨ªticos, est¨¢ obligando a ¡°ser un poco m¨¢s restrictivos¡± a la hora de admitir pacientes.
Dada la trascendencia de las decisiones a tomar, el documento mencionado plantea algunas cautelas expl¨ªcitas, como que ¡°es importante se?alar que la edad cronol¨®gica (en a?os) no deber¨ªa ser el ¨²nico elemento a considerar en las estrategias de asignaci¨®n¡±, o que ¡°estos principios se deber¨ªan aplicar de manera uniforme a todas las personas y no de forma selectiva a los de perfil geri¨¢trico o con patolog¨ªas cr¨®nicas¡±.
Hay que reconocer la extremadamente delicada decisi¨®n que deben tomar los servicios sanitarios ante las dificultades para delimitar las prioridades de asistencia de los enfermos, en gran medida susceptibles de interpretaci¨®n o de compleja medici¨®n (como en el caso del ¡°valor social del enfermo¡±) y en un contexto de presi¨®n y estr¨¦s como el que se est¨¢ viviendo en muchos hospitales del pa¨ªs.
La crisis actual, en todo caso, puede servir para volver la vista sobre la situaci¨®n actual de los mayores y el significado del envejecimiento en nuestras sociedades. Los dramas que se est¨¢n viviendo en muchas residencias del pa¨ªs con motivo de la pandemia ante las dificultades de atenci¨®n y la carencia de medios nos invitan a reflexionar sobre el valor que nuestra sociedad atribuye a los cuidados y la dependencia. A pesar de las proclamaciones sobre la necesidad de atenci¨®n y cuidado de las personas mayores[2], frecuentes en estos d¨ªas, nuestra sociedad no valora tanto la experiencia de los mayores o su aportaci¨®n a la vida social y econ¨®mica como lo hacen otras sociedades o se hac¨ªa en tiempos pasados. La crisis puede ser una oportunidad tambi¨¦n para buscar los equilibrios pertinentes e intentar evitar la frecuente consideraci¨®n de los mayores como una carga y aprovechar su sabidur¨ªa y su experiencia acumulada de forma mucho m¨¢s eficaz que como se ha venido haciendo hasta ahora.
*Jes¨²s Ruiz-Huerta es catedr¨¢tico de Econom¨ªa, director del Laboratorio de la Fundaci¨®n Alternativas y miembro de su Patronato
[1] Seg¨²n se puede leer en Wikipedia, el primero en utilizar este t¨¦rmino fue el bar¨®n Dominique-Jean Larrey, m¨¦dico cirujano militar, jefe de los servicios sanitarios del ej¨¦rcito de Napole¨®n, que comenz¨® a utilizarlo como un sistema de clasificaci¨®n para tratar a los heridos en el campo de batalla.
[2] Las palabras ¡°viejo¡± o ¡°anciano¡± est¨¢n cargadas de connotaciones negativas en la sociedad espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.