Un tango anticrisis
Los est¨ªmulos fiscales y monetarios pueden acercar la expansi¨®n o provocar nuevas turbulencias
La econom¨ªa inicia el a?o con grandes esperanzas depositadas en los reci¨¦n aprobados presupuestos generales, de corte altamente expansivos, y en los potentes est¨ªmulos monetarios desplegados por el BCE, que convierten la financiaci¨®n de la deuda en un ejercicio cuasi indoloro. En los pr¨®ximos meses, la pol¨ªtica fiscal inyectar¨¢ nada menos que 61.000 millones de gasto adicional en la econom¨ªa, mientras que el banco central seguir¨¢ comprando la mayor¨ªa de los t¨ªtulos emitidos para financiar el d¨¦ficit, a la vez que, con toda probabilidad, garantizar¨¢ el mantenimiento de tipos de inter¨¦s ultra-reducidos.
Lo que se pretende con este arsenal anticrisis es apoyar directamente la demanda de la mano del gasto p¨²blico, e impulsar el sector privado, revirtiendo el clima de incertidumbre que lastra la inversi¨®n y provoca un exceso de ahorro.
Sin embargo, las expectativas no se har¨¢n realidad sin una mayor atenci¨®n a la sostenibilidad del t¨¢ndem fiscal-monetario. Uno, el impacto de la estrategia macroecon¨®mica depende en buena medida de la efectividad de las medidas de contenci¨®n ante la nueva ola de contagios, y sobre todo de la celeridad de la campa?a de vacunaci¨®n. Esta es la clave para proteger la salud, y superar el miedo a desplazarse y a viajar que hunde nuestro sector tur¨ªstico y pesa sobre los intercambios internacionales. De momento, la imposici¨®n de nuevas restricciones tanto en Espa?a como en el resto de Europa empeora las perspectivas a corto plazo.
Dos, y esto es menos obvio, incluso bajo el supuesto (hoy por hoy optimista) de una r¨¢pida administraci¨®n de la vacuna, las expectativas pueden verse frustradas si los objetivos de recuperaci¨®n econ¨®mica y de estabilidad financiera entraran en tensi¨®n. De momento estos objetivos est¨¢n alineados, porque la inflaci¨®n se encuentra en hibernaci¨®n y la prioridad es contener el riesgo de insolvencia que se extiende a medida que se suceden las fases de cierre de la econom¨ªa para hacer frente a la aceleraci¨®n de los contagios. La pol¨ªtica monetaria, por tanto, ayuda a financiar la pol¨ªtica fiscal, que a su vez act¨²a como v¨¢lvula de seguridad (fiscal backstop) para las actuaciones del banco central.
Sin embargo, esta convergencia de objetivos puede desaparecer si los est¨ªmulos solo provocaran un incremento transitorio de actividad, sin elevar el potencial de crecimiento. O, peor a¨²n, si las ayudas no sirvieran para sostener buena parte del aparato productivo que se encuentra al borde de la insolvencia, pese a ser viable. En tal caso, el incremento del gasto ir¨ªa de la mano de una agravaci¨®n del paro de larga duraci¨®n, y de una reducci¨®n permanente de la oferta de bienes y servicios ¡ªun desequilibrio que sin duda pasar¨ªa factura, y que generar¨ªa dudas sobre la credibilidad de la estabilidad monetaria¡ª.
A falta de una senda de s¨®lido crecimiento de la econom¨ªa real, la acumulaci¨®n de deuda facilitada por la acci¨®n conjunta del Estado y del banco central ser¨ªa percibida como insostenible. Especialmente si otros pa¨ªses miembros del euro obtienen mejores resultados. Por otra parte, cuando los m¨¢rgenes de las entidades se reducen por debajo de un cierto umbral, la expansi¨®n monetaria puede provocar un encarecimiento del coste del cr¨¦dito al sector privado.
Este efecto ¡°reversi¨®n¡±, al opuesto del objetivo de abaratamiento del cr¨¦dito, ser¨ªa una tesitura inc¨®moda para el BCE, y dar¨ªa alas al sector m¨¢s ortodoxo que aboga por un severo ajuste fiscal. Tal giro hacia la austeridad solo retrasar¨ªa la recuperaci¨®n, adem¨¢s de provocar fuertes turbulencias en el sistema financiero europeo.
En definitiva, es una buena noticia que los dos principales pilares de la pol¨ªtica macroecon¨®mica act¨²en en concierto para agilizar la salida de la crisis. Pero esta convergencia providencial solo es sostenible por un tiempo limitado, que debemos emplear para reforzar el tejido productivo. El tango anticrisis abre una ventana de oportunidad, pero los desequilibrios econ¨®micos y sociales aflorar¨¢n cuando la m¨²sica deje de sonar.
Tercera ola
Las restricciones a la actividad y a la movilidad ante la nueva ola de contagios por la pandemia del coronavirus prefiguran un deterioro de las perspectivas econ¨®micas para el inicio del a?o. Las incertidumbres ya se evidenciaron en diciembre, tradicionalmente un periodo favorable para las ventas, con un ¨ªndice de actividad en el sector de servicios en terreno contractivo (PMI de 48). La leve expansi¨®n en la industria no compensa ese resultado. Por otra parte, el d¨¦bil comportamiento de la inflaci¨®n apunta en la misma direcci¨®n (el IPC descendi¨® un 0,5% en diciembre respecto a un a?o antes).
Raymond Torres es director de coyuntura en Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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