Espa?a, en cabeza de Europa
El nuevo plan de ayudas afianza el liderazgo europeo de Espa?a en el desembolso efectivo de fondos a la econom¨ªa real
Era necesario y urgente. El programa de 11.000 millones destinado a mejorar la solvencia de las empresas en dificultades viene a aumentar el flujo programado de subsidios o equivalentes, que han totalizado unos 40.000 millones de euros (en forma de ERTE). Reequilibra en parte la pata de las llamadas ayudas indirectas (porque no cargan directamente sobre el presupuesto, quiz¨¢ en el futuro) de 120.000 millones en forma de avales y garant¨ªas sobre pr¨¦stamos (los ICO). Y afianza el liderazgo europeo de Espa?a en el desembolso efectivo de ayudas a la econom¨ªa real.
Su tama?o no es menor, aunque dista de los paquetes de esas ayudas arbitradas hasta ahora, y tambi¨¦n de las peticiones, a veces magnificadas, de los sectores demandantes. Pero su mayor importancia seguramente es cualitativa. Lo interesante es que se han arbitrado tres mecanismos nuevos, tres fondos distintos, con sus reglas respectivas, cuya dotaci¨®n ser¨¢ modulable. Probablemente acabar¨¢n revis¨¢ndose al alza, lo que llevar¨¢ al anticuario el pulso por la cuant¨ªa, entre el af¨¢n de autovisibilizaci¨®n de la vicepresidencia de Derechos Sociales de Pablo Iglesias (que ped¨ªa ¡°al menos¡± 8.000 millones de subsidios) y el de compensar las distintas necesidades de la de Asuntos Econ¨®micos, de Nadia Calvi?o (que estimaba unos 5.000) y que al final se ha acercado a lo salom¨®nico (7.000 millones), aunque m¨¢s cerca del vicepresidente segundo. Mientras que la concentraci¨®n en turismo, hosteler¨ªa y restauraci¨®n, que este negaba (las ayudas ¡°no se deben realizar por sectores¡±, proclamaba) se decantan por la vicepresidenta econ¨®mica, de ah¨ª el especial apoyo a Baleares y Canarias. En todo caso, las cifras finales depender¨¢n de que estas iniciales deban revisarse en el futuro en funci¨®n de la velocidad de la recuperaci¨®n; y ¨¦sta, de la contenci¨®n de la pandemia.
La clave de futuro es, pues, la gobernanza. El fondo de subsidios (mal llamado de ayudas directas, pues todas lo son para las empresas) se gestionar¨¢ por las autonom¨ªas, como propugnaban Calvi?o y la ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero (contra la idea del socio minoritario de que ¡°este fondo no debe transferirse¡± a las comunidades), lo que lo har¨¢ m¨¢s d¨²ctil y capilar. Pero bajo condicionalidad y control de Hacienda. Ah¨ª la pretensi¨®n es centrarse ¨²nicamente en salvar a las empresas ¡°viables¡±, confirm¨® ayer la vicepresidenta. Y evitar as¨ª dilapidar dinero p¨²blico manteniendo a las muertas vivientes. Es la obsesi¨®n de la mayor¨ªa gubernamental: invertir con filtros, en vez de gastar sin hormas. Una obsesi¨®n inspirada en el mandato de que las empresas carentes de viabilidad ¡°emprendan cambios dr¨¢sticos de su modelo de negocio o desaparezcan para evitar la creaci¨®n de compa?¨ªas zombis¡±, como propugna el informe del Grupo de los 30 redactado bajo presidencia de Mario Draghi (Reviving and restructuring the Corporate sector post-covid, diciembre 2020). El fondo de recapitalizaci¨®n p¨²blica de pymes (1.000 millones) las redime de una discriminaci¨®n negativa por tama?o, pues solo operaba la de SEPI para las grandes empresas: y es un enorme reto para la mercantil p¨²blica Cofides y el Ministerio de Industria, ya que lo peque?o es hermoso pero m¨¢s arduo de gestionar. Y el de reestructuraci¨®n de deudas (3.000 millones) alcanza un equilibrio practicable entre el rigor en el dispendio p¨²blico y la necesidad de no agravar las presiones sobre la banca, objetivos no f¨¢ciles de cohonestar que han defendido con elegancia Calvi?o y el gobernador del Banco de Espa?a, Pablo Hern¨¢ndez de Cos.
Este paquete completa --insistamos, m¨¢s por las pol¨ªticas que por su estricto tama?o¡ªlo desplegado hasta ahora. Al involucrar a diferentes administraciones y ¨¢mbitos (auton¨®micas y central; Econom¨ªa, Hacienda e Industria; la banca privada, el ICO y otras sociedades p¨²blicas¡) concurren distintos agentes, que debieran asegurar pluralidad y control de eficiencia. Veremos tambi¨¦n si intensidad y velocidad suficientes en el otorgamiento de las ayudas. Que hasta ahora han sido muy superiores a la media europea, a nuestros principales vecinos y a todos los grandes pa¨ªses de la Uni¨®n.
El dramatismo de la crisis, la sonoridad de las reivindicaciones y algunos estudios crearon la opini¨®n de que Espa?a ha sido el peor estado miembro a la hora de dispensar apoyo a las empresas y la econom¨ªa real. Muchos ciudadanos se han quedado con esa copla. En ocasiones porque se ha impuesto la est¨²pida idea de que cr¨¦ditos, avales a pr¨¦stamos y otras garant¨ªas son ayudas de ¨ªnfimo valor comparadas con la inyecci¨®n de dinero cash incondicional. Falso: en el corto plazo de una crisis (digamos un a?o), una empresa en principio solvente prioriza la obtenci¨®n de liquidez para sobrevivir, importa menos si prestada (como se ha enfatizado en Espa?a) o subsidiada, sin obligaci¨®n de reembolso (como en Alemania).
Una confusi¨®n sem¨¢ntica agrava la percepci¨®n. El concepto de ayuda directa aplicado a las inyecciones de dinero solo tiene relevancia inmediata para el presupuesto p¨²blico (pues la ayuda en subsidios sale de ah¨ª), mientras que el flujo indirecto (pr¨¦stamos) solo acabar¨¢ perjudic¨¢ndolo al transcurrir m¨¢s tiempo, en caso de que el prestatario caiga en mora o quiebre. Pero para las empresas, en la trascendental primera fase --o sea, al menos 2020--, la modalidad en que se vehicule esa financiaci¨®n es mucho menos determinante.
Adem¨¢s, hay que distinguir entre el anuncio y el desembolso. Algunas investigaciones contabilizaron solo las primeras ayudas programadas en los borradores de presupuestos, y no las realizadas o ejecutadas. Es lo que ocurri¨® con un estudio del BCE, que adem¨¢s enfatizaba la escasez de ayudas a fondo perdido en Espa?a en relaci¨®n con la amplitud de las crediticias y la colocaba as¨ª en la peor posici¨®n (The initial fiscal policy responses of euro area countries, ECB, 21/1; y EL PAIS, 3/2). Trabajos posteriores destacaron en cambio que los compromisos crediticios de Espa?a ¡°alcanzan el 9%¡± de su PIB, mientras que los de Alemania solo el 1% (Covid-19 credit support programmes, Bruegel, 24/2). O que ¡°la m¨¢s amplia respuesta fiscal se anunci¨® en Espa?a con un esfuerzo global, en emergencia y recuperaci¨®n, equivalente al 11,2% de su PIB¡±, por el 8,4% en Alemania¡± (Fiscals plans in Europe, Vox-EU, 19/2).
As¨ª que sucede lo contrario de lo que se percibe. Espa?a figura entre los mejores, si no es el pa¨ªs que mayor esfuerzo p¨²blico real (no solo anunciado), m¨¢s intenso y m¨¢s r¨¢pido, ha ultimado hasta ahora. Lo acredita la detallada carta de la vicepresidenta de la Comisi¨®n, Margrethe Vestager, al Parlamento Europeo (del 3/3; EL PAIS, 4/3), que contabiliza las ayudas no solo programadas, sino efectivamente ejecutadas (aunque excluyendo los ERTE espa?oles y las exenciones fiscales de otros pa¨ªses). El liderazgo espa?ol en la intensidad de apoyo a empresas y aut¨®nomos en 2020 resulta abrumador: sus ayudas globales reales supusieron el 7,3% del PIB, m¨¢s del doble que en Alemania (3,02%) y que la media de los 27 (3,30%) y superiores a Francia (6,40%) e Italia (6,03%). Adem¨¢s de la intensidad, ante una crisis tan abrupta y voraz importa mucho la rapidez de las medidas que la contrarresten. Tambi¨¦n en eso Espa?a encabeza a la UE. Del anexo de esa carta se concluye que Espa?a ha ejecutado ya el 60% de los apoyos previstos, una velocidad superior en nueve veces a Alemania (6,5%), y tambi¨¦n mayor que Italia (23%) y Francia (35%).
Claro que eso son cifras globales: no excluyen superiores necesidades, cuellos de botella y dramatismos en determinados sectores y en miles de casos individuales. Y no se repetir¨¢n este a?o, porque las mayores ayudas presupuestarias en otros pa¨ªses, de ejecuci¨®n m¨¢s lenta que las crediticias, cambiar¨¢n radicalmente la clasificaci¨®n. Es justo eso lo que, en parte, aunque acotada, matizar¨¢ el paquete aprobado este viernes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.