?Pueden las el¨¦ctricas ganar un pulso a todo un pa¨ªs?
El agua es la tecnolog¨ªa que est¨¢ marcando en la mayor¨ªa de las horas los precios hist¨®ricos de la luz
Lo que est¨¢ pasando con la electricidad en Espa?a hace tiempo que dej¨® de ser razonable. Muchos llevamos a?os advirtiendo de que las reglas actuales de fijaci¨®n de precios en el mercado el¨¦ctrico, establecidas hace m¨¢s de 20 a?os y mantenidas en esencia desde entonces, no sirven en la actualidad. El sistema marginalista, que asigna el precio de la oferta m¨¢s alta recibida a la totalidad de la energ¨ªa a producir, es claramente inadecuado para un mercado en el que conviven tecnolog¨ªas que nada tienen que ver entre s¨ª y en el que las numerosas barreras de entrada existentes lo mantienen alejad¨ªsimo de la competencia perfecta.
Es indiscutible que el precio del gas en Europa cotiza en niveles no vistos hasta la fecha. Tambi¨¦n lo es que los derechos para emitir gases de efecto invernadero est¨¢n en m¨¢ximos hist¨®ricos. Pero no menos cierto es que las centrales el¨¦ctricas de ciclo combinado, aquellas que queman gas para producir electricidad y que deben comprar derechos de emisi¨®n por hacerlo, han aportado menos del 3% de la energ¨ªa subastada durante la ¨²ltima semana. Que el 100% de las centrales est¨¦ cobrando cerca del triple del precio que hace un a?o ¡ªcuando ya obten¨ªan beneficios¡ª mientras que la inmensa mayor¨ªa de las mismas no ha variado sustancialmente sus costes es una aberraci¨®n.
Si sabemos desde hace tiempo que el sistema no es el adecuado, ?por qu¨¦ no se ha modificado? La respuesta es conocida: aproximar los precios de la electricidad a los costes que tiene producirla tendr¨ªa un impacto demoledor sobre la cuenta de resultados de las el¨¦ctricas y ning¨²n Gobierno, hasta la fecha, se ha atrevido siquiera a proponerlo. Con una excepci¨®n: el actual, en su ¨²ltimo Consejo de Ministros, ha aprobado remitir a las Cortes un proyecto de ley que prev¨¦ enmendar una parte minoritaria del problema, la que tiene que ver con el mayor precio del CO? cobrado por las centrales construidas antes siquiera de que se pagara por emitirlo.
El texto ha recibido una fort¨ªsima contestaci¨®n por parte de las empresas afectadas y sus palmeros, que no han dudado en afirmar que atenta contra la confianza leg¨ªtima de sus inversores y que incluso han amenazado abiertamente con el cierre anticipado de las nucleares (lo que llevar¨ªa a un incremento de precios a¨²n mayor).
En realidad, deber¨ªamos dejar de hablar de las el¨¦ctricas y hablar de la el¨¦ctrica, pues una de ellas tiene una posici¨®n muy distinta a la de sus competidoras: produce m¨¢s energ¨ªa de la que vende a sus clientes y, adem¨¢s, goza de la titularidad de muchas m¨¢s centrales hidroel¨¦ctricas que el resto.
Las centrales hidroel¨¦ctricas son claves en momentos como el actual porque almacenan energ¨ªa en forma de agua y pueden decidir cu¨¢ndo desembalsarla. Por esta raz¨®n su coste de producir la electricidad, uno de los m¨¢s bajos si no el que m¨¢s, les es indiferente. Ofertan al denominado coste de oportunidad, esto es, calculan a qu¨¦ precio ofertar¨ªa la central de gas que las reemplazar¨ªa y fijan su precio ligeramente por debajo. Es por ello que es el agua en lugar del gas la tecnolog¨ªa que est¨¢ marcando en la mayor¨ªa de las horas los precios m¨¢ximos hist¨®ricos que estamos padeciendo.
Es hora de anteponer el inter¨¦s general sobre el particular y de reservar los mecanismos de mercado para los segmentos donde el nivel de competencia es razonable. Es inadmisible que una empresa se permita echar un pulso a todo un pa¨ªs, mucho menos que se haya acostumbrado a ganarlo.
Jorge Morales es director de Pr¨®xima Energ¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.