La encrucijada verde del BCE o c¨®mo frenar el cambio clim¨¢tico
Monika Piazzesi, profesora de Econom¨ªa en Stanford, califica de ¡°paso acertado¡± el cambio en la pol¨ªtica monetaria
La neutralidad es un objetivo dif¨ªcil de lograr. El Banco Central Europeo (BCE) lleva a?os invoc¨¢ndola para comprar deuda en los mercados secundarios siguiendo el criterio de proporcionalidad: las empresas que tienen m¨¢s obligaciones en circulaci¨®n son tambi¨¦n las que m¨¢s apoyo reciben por las intervenciones de la autoridad monetaria. ?Pero no es eso un agravio para las que piden pr¨¦stamos tradicionales en vez de financiarse con t¨ªtulos negociables? ?O para las que prefieren vender acciones antes que emitir deuda?
Seg¨²n Monika Piazzesi, profesora de Econom¨ªa en la Universidad de Stanford, uno de los efectos secundarios de esa supuesta neutralidad es que las empresas que m¨¢s CO2 emiten son tambi¨¦n las que m¨¢s ayuda financiera reciben por las gigantescas inyecciones de liquidez del BCE (el llamado quantitative easing). Como public¨® en abril en la versi¨®n preliminar de un paper (trabajo de investigaci¨®n) junto a Melina Papoutsi (BCE) y a Martin Schneidaer (Stanford), ¡°las empresas del sector energ¨¦tico y de ciertos sectores manufactureros tienen mayor emisi¨®n relativa de CO2 y tambi¨¦n mayor emisi¨®n relativa de obligaciones negociables¡±, mientras que ¡°en empresas de servicios m¨¢s limpias hay mayor importancia relativa de pr¨¦stamos y acciones¡±.
El resultado es que en la cartera de inversiones del BCE las empresas que m¨¢s emiten est¨¢n sobrerrepresentadas frente a las compa?¨ªas de energ¨ªa limpia, que por su propia naturaleza incipiente dependen del mercado de acciones para crecer. Dicho de otro modo: el organismo que dirige Christine Lagarde est¨¢ dando ventaja, en t¨¦rminos de coste de capital, a las principales responsables del calentamiento.
Piazzesi, que en junio habl¨® sobre este tema en las conferencias JEEA-Fundaci¨®n BBVA, cree que una soluci¨®n posible es ampliar el terreno de juego de la nueva pol¨ªtica monetaria para incluir en las intervenciones del BCE la compra de acciones de empresas de energ¨ªa limpia, ¡°como ya hace el Banco Central de Suiza¡±. ¡°En un mundo ideal, la pol¨ªtica monetaria no tendr¨ªa que preocuparse por el clima y podr¨ªa ce?irse exclusivamente a las fricciones financieras porque los Parlamentos habr¨ªan aprobado impuestos al carbono que de verdad sirviesen para reducir las emisiones¡±, explica desde California durante una entrevista por Skype. ¡°Pero no vivimos en ese mundo ideal¡±.
Lagarde viene hablando del llamado green quantitative easing desde que ocup¨® la presidencia del BCE en 2019, pero ha habido que esperar dos a?os hasta la resoluci¨®n publicada el pasado mes de julio para que el organismo mencionase la posibilidad de ¡°considerar el cambio clim¨¢tico en su marco de pol¨ªtica monetaria¡±, un primer matiz que permitir¨ªa al BCE dejar de subvencionar el capital de empresas que no se pliegan a los objetivos clim¨¢ticos de la Uni¨®n Europea.
Ba?o de realidad
Aunque menos audaz que comprar acciones de empresas limpias, ¡°es un paso en la direcci¨®n adecuada¡±, dice Piazzesi. ¡°Junto al mandato verde anunciado por el Banco de Inglaterra y a la decisi¨®n hace un mes del Banco de Jap¨®n de abrir un programa de cr¨¦ditos a bancos que financien inversiones verdes, da la impresi¨®n de que los bancos centrales est¨¢n d¨¢ndose cuenta poco a poco de que sus acciones de pol¨ªtica monetaria son inversiones directas gigantescas y que eso implica una responsabilidad¡±.
El razonamiento habitual para incluir al cambio clim¨¢tico dentro del mandato de los bancos centrales es el efecto que el calentamiento global tendr¨¢, y tiene, en la econom¨ªa. Pero como argumentaba el semanario The Economist, una pandemia tambi¨¦n afecta a la econom¨ªa y a nadie se le ocurre decir que las autoridades monetarias deban facilitar la financiaci¨®n de empresas m¨¦dicas o farmac¨¦uticas. Piazzesi reconoce la complejidad de la decisi¨®n, pero subraya la coincidencia de todos los expertos en la necesidad de transitar hacia una econom¨ªa con menos emisiones. ¡°Por supuesto, si una se pone a pensar en todos los problemas que enfrenta la econom¨ªa, no puede pedirle al banco central que los resuelva todos, pero lo cierto es que los ciclos electorales hacen que a nuestros Parlamentos les cueste pensar en el largo plazo, mientras que los bancos centrales pueden tener a economistas pensando en estas cosas porque no tienen estas presiones electorales, son tecn¨®cratas¡±.
Esa independencia del ciclo electoral es el atributo que permite a los bancos centrales guiar su pol¨ªtica monetaria por unos criterios relativamente fijos y sin temor a presiones pol¨ªticas. Pero aumentar las competencias de tecn¨®cratas no electos es una decisi¨®n que tambi¨¦n se puede leer como un d¨¦ficit democr¨¢tico. ¡°Eso es cierto¡±, dice Piazzesi. ¡°Mi trabajo es solo sobre la eficiencia econ¨®mica, pero es verdad que todo esto tiene una cuesti¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica que hay que valorar¡±.
Los bancos centrales de Inglaterra, Francia y Pa¨ªses Bajos tambi¨¦n est¨¢n estudiando m¨¦todos para incorporar los riesgos clim¨¢ticos en las pruebas de estr¨¦s que deben pasar los bancos. Una medida imprescindible, seg¨²n Piazzesi, cuando se piensa en las hipotecas de mercados como el de Miami, donde los precios de las propiedades siguen siendo muy altos pese a las dudas que hay sobre las posibilidades de la ciudad si sube el nivel del mar; o cuando se piensa en grandes empresas de hidrocarburos que tal vez no sobrevivan en la nueva econom¨ªa. ¡°Los bancos hacen pr¨¦stamos a estas empresas y eso es un riesgo clim¨¢tico, por eso es tan importante entender sobre qu¨¦ riesgos asociados con el clima est¨¢n sentados nuestros bancos¡±.
?Y si el BCE siguiese el ejemplo de Suiza y a?adiera la compra de acciones de empresas limpias a sus intervenciones? Seg¨²n Piazzesi, aumentar¨ªa su riesgo, pero no ser¨ªa la primera vez que eso ocurre. ¡°Ya aument¨® durante la crisis de deuda soberana cuando compr¨® bonos de Italia y Espa?a. Y ahora tambi¨¦n est¨¢ aumentando cuando compra obligaciones emitidas por Volkswagen, Fiat y otras empresas. Comprar acciones significar¨ªa a¨²n m¨¢s riesgo, pero todo es una cuesti¨®n de grados. Lo que verdaderamente hay que preguntarse es qu¨¦ se quiere hacer. Si de verdad se quiere bajar el coste de capital en la econom¨ªa, tiene que intervenir de forma inteligente. No se puede limitar a comprar obligaciones en los mercados secundarios¡±.
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