Energ¨ªas sostenibles |?La econom¨ªa verde
Tenemos m¨¢s recursos renovables (sol y viento) que la mayor¨ªa de los pa¨ªses de nuestro entorno, y adem¨¢s disponemos de terreno suficiente para su desarrollo
En los ¨²ltimos a?os, y con car¨¢cter de urgencia en esta etapa de recuperaci¨®n poscovid que afrontamos, Gobiernos, empresas y expertos han debatido y planteado propuestas sobre hacia d¨®nde dirigir la inversi¨®n para acelerar las econom¨ªas y crear empleo en funci¨®n de un nuevo modelo productivo, que promueva una industria m¨¢s sostenible y m¨¢s resiliente.
En este debate, la Uni¨®n Europea y los Gobiernos nacionales han identificado la transici¨®n verde y la digitalizaci¨®n como los ejes clave del relanzamiento y modernizaci¨®n de nuestras econom¨ªas. Y han hecho m¨¢s, respaldando con mecanismos de est¨ªmulo y recursos la decisi¨®n de alinear, con m¨¢s rotundidad que nunca, el crecimiento de los pa¨ªses con una estrategia para la descarbonizaci¨®n como base para el dise?o de los programas de recuperaci¨®n.
Uno de los impactos m¨¢s importantes en nuestro comportamiento como sociedad, provocado por la situaci¨®n sanitaria actual, ha sido la toma de consciencia de la vulnerabilidad de un mundo globalizado frente a crisis inesperadas, desencadenas por la naturaleza, como, por ejemplo, los recientes incendios devastadores de California y Oreg¨®n, recurrentes cada a?o y m¨¢s dif¨ªciles de controlar.
Lejos de relegar la necesidad de luchar contra la crisis clim¨¢tica, se han puesto en valor cuestiones como la mejora de la calidad del aire en las ciudades ¡ªque atraer¨¢n al 70% de la poblaci¨®n media mundial en 2050¡ª, la necesidad de revertir la frecuencia creciente de fen¨®menos meteorol¨®gicos severos y la oportunidad de promover activamente pol¨ªticas sobre el clima, con el objetivo de transformar la preocupaci¨®n social en comprensi¨®n y esta comprensi¨®n en acci¨®n. Atajar el cambio clim¨¢tico y transformar la econom¨ªa son demandas sociales crecientes y urgentes, y no solo la consecuencia de una revoluci¨®n tecnol¨®gica, y esta es la mejor garant¨ªa de que la transformaci¨®n es inevitable.
Por otra parte, el hecho de que la mitad del PIB mundial se produce en pa¨ªses con compromisos de neutralidad de emisiones en 2050 parece confirmar que las primeras econom¨ªas del planeta conf¨ªan en un crecimiento indisociable a la sostenibilidad. Por tanto, es el momento para sentar las bases de una econom¨ªa descarbonizada y dar respuesta a los desaf¨ªos clim¨¢ticos, productivos y sociales que demandan los ciudadanos, y adem¨¢s es una labor urgente y prioritaria.
La electricidad es la forma de energ¨ªa que m¨¢s renovables ha conseguido incorporar. En Espa?a, por ejemplo, las renovables superan ya en potencia instalada al resto de fuentes de energ¨ªa en la Pen¨ªnsula y su producci¨®n ¡ªseg¨²n datos de Red El¨¦ctrica Espa?ola (REE)¡ª representa en torno a un 40% del mix de generaci¨®n total.
Hoy por hoy somos capaces de producir electricidad renovable y a un coste competitivo. Seg¨²n la Agencia Internacional de Energ¨ªas Renovables (IRENA), el precio del panel fotovoltaico ha ca¨ªdo un 80% desde 2009 y entre un 30%-40% el de las turbinas e¨®licas, y se esperan descensos de costes de hasta un 30% m¨¢s a 2030. Esta circunstancia ha permitido que en los ¨²ltimos 5 a?os se haya instalado en el mundo la misma capacidad renovable ¡ªsolar y e¨®lica¡ª que en los 15 anteriores, y aunque la tendencia se ha estabilizado, lo cierto es que desde 2017 ya se instala m¨¢s capacidad solar que de cualquier otra tecnolog¨ªa en el mundo. Por tanto, la electricidad verde contiene gran parte de la respuesta y es la forma m¨¢s eficiente de reducir las emisiones y mejorar la calidad del aire.
En Europa las emisiones asociadas a la generaci¨®n de electricidad no han parado de disminuir en los ¨²ltimos a?os, un -36% desde 1990 (un -4,3% en 2019 frente a 2018), y a nivel mundial se han estabilizado (el aumento del consumo el¨¦ctrico global se compensa con el auge de las renovables). Sin embargo, las emisiones totales de CO2, con el transporte a la cabeza, parecen no tener freno y, seg¨²n algunos estudios (como el Global Carbon Project), alcanzaron un nuevo r¨¦cord mundial en 2019. Esto es debido a que, en la mayor parte de los pa¨ªses industrializados, el peso de la electricidad en el consumo total de energ¨ªa final es relativamente reducido, en torno al 25%.
Por ello, descarbonizar la econom¨ªa implica actuar sobre la totalidad de nuestras necesidades energ¨¦ticas, y para alcanzar la neutralidad en carbono en 2050 debemos transformar todos y cada uno de los sectores: transporte, industria, climatizaci¨®n¡
Y en este contexto, y por primera vez en siglos, Espa?a se encuentra en una posici¨®n de ventaja.
Tenemos m¨¢s recursos renovables (sol y viento) que la mayor¨ªa de los pa¨ªses de nuestro entorno, y adem¨¢s disponemos de terreno id¨®neo en cantidad suficiente para su desarrollo. As¨ª, en una futura econom¨ªa descarbonizada a trav¨¦s de la electrificaci¨®n, el coste del suministro energ¨¦tico en Espa?a ser¨¢ inferior al de los pa¨ªses de nuestro entorno, mejorando no solo el medio ambiente, sino tambi¨¦n nuestra competitividad econ¨®mica.
Contamos con una industria nacional de referencia mundial, que est¨¢ preparada para descarbonizar el sector energ¨¦tico aceleradamente, y que ver¨¢ reforzada su posici¨®n y solvencia sirviendo de arrastre a la econom¨ªa espa?ola. Destaca por su relevancia la industria e¨®lica y la de fabricaci¨®n de bienes de equipo el¨¦ctrico, que no solo es capaz de proveer las necesidades industriales de este pa¨ªs, sino que ya es exportadora en un 50%. Una aceleraci¨®n de la transici¨®n energ¨¦tica, con el fomento de las energ¨ªas renovables y con un fortalecimiento y digitalizaci¨®n de la red el¨¦ctrica, generar¨¢ empleo, fortalecer¨¢ el desarrollo tecnol¨®gico de estas industrias y las consolidar¨¢ a¨²n m¨¢s en el mercado internacional.
Pero las oportunidades de desarrollo industrial, de trasformaci¨®n econ¨®mica y social que tenemos en estos momentos la obligaci¨®n de aprovechar van m¨¢s all¨¢ de fortalecer las industrias asociadas a la descarbonizaci¨®n ya existentes en Espa?a. Para descarbonizar la econom¨ªa es necesario sustituir los equipamientos actuales de producci¨®n de calor en los edificios (calderas de gas y calderas di¨¦sel) y los medios de transporte terrestre privados y p¨²blicos (coches, taxis y autobuses de combusti¨®n), y esta tarea es tambi¨¦n una oportunidad para transformar el sector de la automoci¨®n existente en Espa?a y para desarrollar la cadena de valor industrial asociada a la calefacci¨®n cero emisiones (aerotermia), al autoconsumo dom¨¦stico, al desarrollo de bater¨ªas y a la producci¨®n de hidr¨®geno verde para uso industrial.
La transici¨®n se har¨¢ en todos los pa¨ªses del mundo. Si la hacemos antes y bien, exportaremos los equipamientos necesarios a dichos pa¨ªses, generando m¨¢s riqueza y empleo en nuestra industria; pero si la hacemos tarde y mal, seremos importadores de los equipos fabricados por aquellos pa¨ªses que hayan realizado la transici¨®n de forma anticipada.
Hacerlo bien no es f¨¢cil y requiere del trabajo de todos. Para atraer la ingente inversi¨®n necesaria se requiere de un marco regulatorio estable y de una aceleraci¨®n de las tramitaciones administrativas, quiz¨¢s desarrollando un nuevo r¨¦gimen transitorio de tramitaciones acorde con el momento extraordinario que vivimos. Adem¨¢s, para provocar la sustituci¨®n de los equipamientos de calefacci¨®n y transporte basados en las energ¨ªas f¨®siles hay que enviar la se?al a los ciudadanos de que lo limpio hoy ya es barato y que lo que contamina es caro mediante una reforma fiscal. Tambi¨¦n es necesario un comportamiento ejemplarizante de la Administraci¨®n p¨²blica, descarbonizando las flotas de mantenimiento, los taxis y autobuses y los edificios p¨²blicos.
Finalmente, para desarrollar nuevas industrias asociadas a la transici¨®n se necesita la implementaci¨®n de proyectos emblem¨¢ticos de I+D, permitiendo la creaci¨®n de un embri¨®n de conocimiento escalable posteriormente al ¨¢mbito industrial. La modernizaci¨®n de la formaci¨®n del capital humano, adapt¨¢ndola a las nuevas necesidades, es otra de las palancas a movilizar para tener ¨¦xito en la creaci¨®n de una industria competitiva y de futuro.
La tarea es ardua, pero el potencial de mejora econ¨®mica, de calidad de vida y de cohesi¨®n social es tambi¨¦n enorme. El Gobierno y la Administraci¨®n p¨²blica deben liderar, pero las empresas tenemos la obligaci¨®n de acompa?ar y de apostar con inversiones por este cambio necesario. Es nuestra responsabilidad con la sociedad.
?ngeles Santamar¨ªa es CEO de Iberdrola Espa?a.
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